Más allá de un sueño… una pesadilla detrás de una mente perversa

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¡Atención! Si eres sensible a imágenes o lecturas acerca de suicidio, es recomendable que no leas esta historia.

¿Qué contestarías si alguien te pregunta acerca de un lugar perfecto? Un lugar sin odio, sin hambre, sin conflictos entre familias, ni por grupos sociales ni por raza… Esa fue la idea de Jim (James) Warren Jones, hombre nacido en Indiana el 13 de mayo de 1931, predicador, líder de la secta Templo del Pueblo y uno de los mayores asesinos de la historia criminal de Estados Unidos, culpable del suicidio colectivo de casi mil personas. Pero, ¿qué había detrás de esta mente tan perversa? ¿Cuáles eran las motivaciones, las preocupaciones de un hombre que induce a un pueblo entero al suicidio? Con esta historia podréis reflexionar e investigar acerca del caso y sobre todo estudiar el tipo de mente que os mostraré a continuación, una mente compleja y objeto de estudio de muchos psicólogos del mundo.

Nacido en una comunidad rural, Jim crece en una familia formada por su padre, con una enfermedad terminal por la inhalación de gas tóxico de las armas de la primera guerra mundial, y su madre, ama de casa. Ya a comienzos de su vida crece con la presente imagen de una madre que no lo quiere y que además se lo hace saber. Por ello, no era raro encontrarse al joven Jim, siendo un niño muy pequeño, vagando por las calles estando desnudo o en condiciones pésimas. Aún así, Jim encontró el apoyo en una familia de la comunidad, cuyo padre lo introduce en el mundo del cristianismo. Siendo una persona obsesiva y que siente intensamente, Jim era capaz de recitar pasajes enteros de la biblia. Pero, detrás de esta faceta religiosa, también se escondía un niño de bromas pesadas, de jugarretas que iban más allá de lo inimaginable.

En el estallido de la segunda guerra mundial, Jim encuentra en el nazismo una gran ilusión, una figura a seguir. Esa autoridad que movía a millones de personas por aquella época le fascinaba y fue algo que influyó mucho en los actos que cometió en los años de secta. Sin embargo, más allá de los ideales nazis, lo que le fascinaba era la autoridad que proyectaba, ya que años más tarde se entregó totalmente al comunismo y a las ideas de Marx, algo que lo llevó a la locura extrema. Pasaba días seguidos leyendo sobre las ideas socialistas y comunistas. Odiaba la discriminación, especialmente de los blancos hacia los negros. Con estos ideales y esta forma de pensar tan peculiar, Jim se casa y tiene varios hijos, algunos adoptados. Decide abandonar sus estudios en los que era muy bueno para predicar la palabra del evangelio. La idea de la figura dictatorial nunca lo abandonó, y en el año 54 decide crear la congregación sectaria Templo del Pueblo.

Aquí comienza la pesadilla y la pura perversión de Jones; cientos de seguidores fieles y ciegos hacia él. Una persona muy inteligente, carismática, que sabía las palabras perfectas para que sus fieles lo adoraran, creando en ellos una dependencia irracional hacia él. Viendo que sus fieles disminuían, Jim, inteligentemente, se une con una congregación más oficial y mayor, creando así el Templo del Pueblo de los Discípulos de Cristo. La fama llega y llama la atención de las autoridades, que ven que en un instante crece y atrae a miles de personas y donde además se rumoreaba abusos de poder, fraudes y actos de diferente índole.

Pero Jim nunca deja su paranoia, que crece cada vez más potente y más irracional, con la idea de que el mundo perfecto no está todavía en forma. Necesitaba ser la voz cantante, liberar sus deseos más enfermizos de ser el líder, controlar masas de personas. Esa defensa hacia los grupos marginados, hacia los más débiles y desamparados solo era una excusa para crear su propia utopía y poder ejercer el poder que quería, formando el pueblo Jonestown en Guyana. Allí prometió la salvación, el mundo perfecto, el paraíso para aquellos que fueran y lo siguieran. Sin embargo, y como podéis imaginar, esto no fue así. Tierras pobres, temperaturas extremas… las personas que vivieron en Jonestown sufrieron un completo desastre; pobreza, hambre, falta de higiene…

Pero ¿cómo consiguió atraer, y sobre todo, mantener esta burbuja? A través de la manipulación, la propaganda extrema de sus ideas y de sus charlas, el aislamiento del exterior y la adoctrinación. Los niños eran criados en sus ideales, solo existía una opinión y siempre estaba él detrás de esto. Existían castigos extremos para crear en ellos miedos hacia lo exterior y para que Jones fuese aún más aquella figura a la que no había que retar. Lo mismo ocurría con los mayores.

Las paranoias de Jones aumentaban; un enemigo “externo” quería acabar con ellos; el capitalismo, aquellos que no seguían a Dios, el racismo… Debido a que gran parte de la comunidad era afroamericana (carecían de muchos derechos y sufrían racismo), estos veían en él un revolucionario, la imagen viva de sus derechos y de un futuro más igualitario. Por ello, Jim jugaba con sus sentimientos y con sus deseos de llegar a un mundo mejor. Se decía que en su pueblo, nadie era obligado a estar, pero aquellos que intentaban huir de las macabrosidades de Jones eran abducidos y drogados para que siguiesen en la fantasía creada por su predicador.

Una pareja que consigue salir de allí crea un grupo para conseguir ayuda del gobierno americano y que estos actuasen en el infierno que se estaba creando en Guyana. Llega Leo Ryans, un congresista que decide investigar lo que estaba ocurriendo y se presenta en Jonestown para terminar de atar cabos y terminar con la locura de Jim. Aun así este, más allá de querer parecer un sectario, contacta con este político y sin aparentes problemas lo invita al pueblo. Fiestas, comida, bailes… todo estaba extrañamente bien. A media noche, llegaron dos personas al hospedaje de Ryans y le entregan un papel: “sacadnos de aquí”.

Día después deciden reclutar un grupo de personas para ayudar a aquellas que quisieran salir de allí. Al llegar al aeropuerto, llega un tractor con ocho personas y matan a todos aquellos que decidieron irse, además de atizar al congresista con más de veinte tiros.

Comienza aquí el apogeo máximo de Jones; llevaba meses planeándolo dentro de su paranoia; el suicidio colectivo. Dentro de su enfermedad física, de su paranoia mental, de sus enfermedades psicológicas y de una personalidad compleja, narcisista y exacerbada, convence a todos de que la única forma de vivir en paz y de llegar a la vida eterna es el suicidio en masa. Era mejor morir antes que tener que soportar el duro y sucio mundo del exterior, del capitalismo, el racismo, el consumismo…

La gente aplaude. Y así, empiezan con los bebés. La muerte con cianuro no es agradable; corroe por dentro el cuerpo y es lenta y dolorosa. Solo una persona se atrevió a mostrar sus quejas, pero Jones no quiso escuchar. El fin de Jonestown estaba cerca, pronto llegarían las autoridades y acabarían con ellos, con él. Por tanto, ellos debían morir y nadie saldría de allí sin probar ese mejunje mortífero.

Y así termina la historia de Jim Jones, un auténtico sociópata, enfermo mental, narcisista, de personalidad macabra en donde nace la auténtica locura. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Qué fue lo que impulsó verdaderamente a este hombre a cometer este acto atroz? ¿Qué ocurría en su mente? ¿A qué nivel de maldad, de paranoia y de enfermedad puede llegar el ser humano?

Bibliografía:

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