¿Por qué nos comparamos con los demás?

Compararnos con las personas que vamos encontrando en nuestro entorno es algo muy habitual y que hacemos casi sin darnos cuenta, pero, ¿sabemos qué lo provoca, y qué significa? A continuación procederemos a analizar:

Es de gran importancia destacar que, a veces, compararnos con los demás puede servirnos para motivarnos más, animarnos a ser mejores personas y a proponernos metas. El problema está en que, esas metas, casi nunca suelen ser asequibles, lo que provoca que el individuo persiga día a día un objetivo muy lejano, haciendo que pierda la motivación, la energía, y ligado a ello la autoestima, sintiendo una gran tristeza y un sentimiento profundo de inferioridad.

De entre las distintas causas, hallamos el caso de ser una persona con poco amor propio, la cual extrae fallos de su persona, observando las cualidades de los demás. Se deduce que esta comparación puede hacer que infravaloremos y tiremos por tierra nuestros objetivos, viendo siempre como mejores a los demás.

Otro caso es el caso perfeccionista, el de aquellas personas que necesitan hacerlo todo correcto en su totalidad. Cuando una persona perfeccionista se compare con otra, siempre va a haber alguien que destace más que él en alguna modalidad, ya que evidentemente no podemos ser los mejores en todo. No obstante, esto provoca gran insatisfacción e inconformismo, porque nunca llegaremos a lograr nuestro objetivo.

En resumen, la comparación es finalmente perjudicial para uno mismo. Siempre se toman las cualidades más destacables de los demás, para oponerlo a una cualidad en la que notablemente fracasamos, a veces simplemente para ser como ellos y obtener validación social. Cuando estas comparaciones surgen en nuestra cabeza, es curioso como siempre son en algo en lo que no destacamos. Además, no podemos suponer ni afirmar cualidades de otra persona sólo por lo que observamos, pues tú te conoces a ti mismo, pero de la otra persona extraes únicamente lo que ves.

Para evitar compararnos continuamente con los demás, lo ideal sería aceptarse a uno mismo, y saber hacer autocrítica para saber en qué queremos mejorar y qué estamos haciendo bien. Debemos enfocarnos en lo que tenemos, cuidarlo para así hacerlo crecer, y alegrarnos por los éxitos y fortunas de los demás.

Bibliografía:

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