¿Tienen los terroristas trastornos mentales?

Perfil psicológico y desarrollo mental de un terrorista.

Cuando escuchamos en las noticias la palabra terrorista es muy probable que todos pensemos que se trata de una persona “que está loca” o que tiene algún trastorno mental, pues, al fin y al cabo, una persona mentalmente estable no pondría, por ejemplo, una bomba en un metro por considerar a otros como sus enemigos ideológicos. Sin embargo, por sorprendente que parezca, este planteamiento carece de cualquier clase de verificación empírica.

Se ha estudiado a muchos individuos que pertenecen o han pertenecido a diferentes grupos armados de diferentes partes del mundo, y la conclusión general que se ha obtenido es clara, la inmensa mayoría de los sujetos no ha tenido ningún trastorno psicopatológico serio, y la prevalencia de las diferentes psicopatologías entre ellos no es diferente de la que existe entre el resto de la población. No obstante, es obvio que hay terroristas que podrían ser perfectamente psicópatas de tipo integrado y, en tal caso, la crueldad propia de estos individuos les haría candidatos perfectos para ejecutar matanzas, torturas…

Esta información es algo que resulta chocante, pues en que cabeza cabe que personas que al parecer son mentalmente sanas, realicen estos escalofriantes actos. Para entenderlo de una forma más clara, veamos la comparación de estos individuos con aquellos que padecen Trastorno Antisocial de Personalidad (TAP), un trastorno mental en el cual la persona no demuestra discernimiento entre bien y mal e ignora los derechos y sentimientos de los demás. Sabiendo esto, es fácil comprender que los terroristas no podrían ser psicópatas de manual, pues forman parte de estructuras en las que la subordinación a un fin superior se valora por encima de cualquier otra consideración personal, y se mantienen relaciones sociales prolongadas y positivas hacia otros componentes del grupo de referencia, tareas que no podrían realizar con normalidad los antisociales, cuyos principales rasgos de personalidad son el egocentrismo, el narcicismo y la incapacidad para mantener relacionadas sociales duraderas.

Por tanto, no se puede decir que hay un tipo de personalidad terrorista, pero sí que se puede referir a una serie de rasgos psicológicos que son frecuentes entre ellos. Se trata de transgresores que viven en continuo conflicto con la norma social a causa de haber pasado la mayor parte de su vida en un ambiente emocional amoral frente a ciertos factores vinculados a colectivos e idearios que aceptan cualquier medio para conseguir sus propios fines. Estos se formalizan en torno a ideologías o religiones extremas, por lo que son capaces de pasar grandes pruebas de lealtad para quienes consideran como los suyos, y odian de forma extrema a los que consideran como contrarios; ello implica que no suelen presentar desviaciones claras de personalidad con excepción de las que puedan asociarse a la asunción irracional de la ideología, fe o propósito del grupo al que pertenece.

Para adentrarnos más en es este tema de una forma un poco más visual y entretenida, Movistar Plus ha sacado La línea invisible, la primera serie que habla sobre los inicios del grupo terrorista vasco ETA, y cómo y por qué se organizaban sus jóvenes integrantes con actos vandálicos hasta que se traspasó la línea con las dos primeras muertes.

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REFERENCIAS

Fernández, F. (1986). Psicología del terrorismo. Madrid: Editorial Salvat SA.

Rojas, E. A. (2008). La personalidad terrorista. Psicoanálisis: Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, 20(1), 95–100.

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