Felicitando a los graduados

¿Cuándo me toca disfrutar las metas logradas?

R. Isaac Sitt
Pensamiento Hirschiano
3 min readJun 17, 2021

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Dedicado a mis queridos alumnos graduados de la Maguen

Dedicado a mis alumnos que se merecen disfrutar de los logros que han conseguido

Es fin de año escolar y para los estudiantes, ya sea de prepa o universitarios, es un momento especial, aquel por el que trabajaron durante todo el ciclo, aprobar y poder descansar. Sin embargo, creo que dicho momento debería ser más que simplemente un término.

Finalizar un ciclo escolar, en conjunto con cualquier otra meta que te hayas puesto delante, es algo que merece celebrarse, es un instante para mirar atrás y sentirte orgulloso de lo que has conseguido. Poder verte en el espejo y darte cuenta que, aunque hubo dificultades y obstáculos que se veían infranqueables, lo lograste, te sobrepusiste y por eso, te mereces un aplauso.

Me pregunto si toda la gente que alcanza sus metas se siente realizada. En ocasiones anteriores, ¿recuerdas haberte dado un espacio para reconocer tu esfuerzo?, ¿o simplemente lo ignoraste y seguiste a tu próxima meta? De hecho, es muy probable no solamente que no te hayas sentido satisfecho, sino que lo que más presente esté en tu mente sean los errores que tuviste, lo que no salió como querías, las fallas.

Este tipo de reacciones no son exclusivas de las personas en edad escolar, vivimos en una sociedad que exige perfección y cuyos estándares son tan altos que, comúnmente, son imposibles de conseguir. Hemos sido educados pensando que lamentándonos por los errores es como lograremos el éxito, que solamente si nos amargamos por cada detalle vamos a llegar al ideal deseado.

Es en este esquema donde el celebrar nuestros logros queda fuera de lugar, ¿cómo celebrar algo cuando el logro hubiera podido ser mayor?, ¿qué festejar si en realidad los resultados no son perfectos? Pero sobre todo, existe la sensación de que si me siento contento por algo que no es perfecto, corro el riesgo de volverme mediocre y conformista. Aparentemente, la mejor manera de evitar el fracaso es constantemente exigirme más, de manera que eso me impulse a establecer una meta cada vez más alta y así obtener el éxito.

Sin embargo, la realidad humana no funciona así. Es posible que uno se esfuerce más para alcanzar la perfección, que busque poder superar todos los errores, pero después de varias veces de no lograrlo, el ser humano se frustra y decide que si no va a conseguir su objetivo, si lo único que vale la pena es la perfección, no tiene sentido intentar lograr algo menor. Me parece que mucha de la gente que no consigue sus objetivos no es porque no supieron apreciar el vaso medio vacío, sino porque se cansaron y simplemente se rindieron.

En el judaísmo la satisfacción y la alegría al cumplir con los preceptos y nuestras obligaciones morales es esencial. La razón de esto es porque la única manera de apasionarnos y seguir buscando nuestras metas es disfrutar el proceso, reconocer nuestros logros y darnos palmadas en la espalda, solo así tendremos la voluntad y las fuerzas para salir adelante.

Hoy que es un día de cierre para tantas personas, sin duda es una oportunidad para que identifiques algo de lo que has logrado este año y que puedas reconocértelo y felicitarte. De mi parte, el más sincero reconocimiento para ti lector que sin duda tuviste logros durante este año que son dignos de celebrarse.

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