Verdadero liderazgo judío

Emor

R. Isaac Sitt
Pensamiento Hirschiano
3 min readApr 25, 2021

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Referencia: Chorev. Cap. 18

Leiluy Nishmat Jaim Ben Dessy Zt”l

¿La sociedad sirve al líder o el líder a la sociedad?

Todos queremos ser líderes, hay un cierto empuje de la sociedad occidental que nos lleva a desear esos puestos, a querer llevar el timón de las cosas y poder guiar a otros. Constantemente escucho de personas que no quieren ser empleados, sino sus propios jefes y una de las cosas que más me impresiona es que están dispuestos a arriesgar su estabilidad económica, con tal de dirigir su propia empresa; eso habla de qué tan valorada está la posición de liderazgo en nuestra cultura.

Ante este escenario, creo que es importante detenernos y evaluar la relación entre el líder y la gente que lo sigue. Es decir, me pregunto si esta posición existe para satisfacer las necesidades de quien la ostenta y darle sentido de realización y satisfacción, de manera que toda la organización tenga que estar dedicada a lograr ese objetivo. Viéndolo desde esta perspectiva, el líder y sus intereses son lo principal, mientras que el resto de la gente son solo medios para lograr sus propósitos. A pesar de que en las empresas este escenario es común, cuando hablamos de sociedades o de países, circunstancias como estas son las que han dado paso a tiranos que utilizan todos los recursos a su disposición -ya sean económicos, naturales o humanos- para lograr sus metas personales.

Otra posibilidad a considerar, es que el líder no es lo más importante, sino la gente que lo rodea. En esta perspectiva, los objetivos son comunes al grupo y el líder es el instrumento para lograrlos. Este es el ideal que perseguimos en las democracias, no creemos que un presidente esté ahí para sentirse bien o para conseguir sus propias metas, ocupa ese lugar para darle a la nación lo que necesita: bienestar, seguridad, crecimiento económico, entre otros.

Viéndolo de esta manera, es muy claro que el líder está para servir a quienes lo eligen. Parece evidente que atender las necesidades de uno a costa de millones de personas es egoísta, egocéntrico e incluso cruel. Sin embargo, retomando lo que decía en un principio, en nuestra cultura se motiva a alguien a ser líder pensando en el bienestar personal y no en el colectivo.

En el judaísmo la posición de liderazgo está claramente enfocada en las necesidades del pueblo; profetas, reyes o guías espirituales se enmarcan en su servicio al pueblo. Todo su sentido de existir es para servir al pueblo, para llevarlos a lograr sus metas. En este contexto, los Cohanim o sacerdotes representan este mensaje con toda su claridad. En muchas culturas el sacerdote era la figura a la que había que servir y honrar, al ser los representantes de D-os en la tierra. En el judaísmo, los Cohanim son los representantes del pueblo, son quienes traen los sacrificios enviados por el pueblo; sin este, ellos no tienen necesidad de existir:

Todos en algún momento hemos estado en espacios de liderazgo: en las familias, escuelas, organizaciones o comunidades. Ante esto, me parece que hay una reflexión interior que nos toca realizar: ¿Qué necesidades sirvo?, ¿las mías o las de las personas que me eligieron o que dependen de mi cuidado? Es difícil no enfocarse en las necesidades propias, después de todo son las que sentimos y con las que vivimos en todo momento. Se requiere un gran esfuerzo para colocar los intereses de otros antes que los propios, y esa es la grandeza del líder. El líder es excepcional porque puede ignorar sus necesidades individuales para concentrarse en las del colectivo, puede superar su instinto natural de enfocarse en lo que él quiere para enfocarse en lo que los demás están buscando.

La pregunta obligada para nosotros es: ¿Qué tipo de líder quiero ser?

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