Deberes Bloom

jestebanprofe
Magazine de Sastre
Published in
5 min readJun 21, 2016

Comencemos por el principio: soy un profesor en constante aprendizaje, más si cabe ahora que trabajo en el ámbito de la Formación del Profesorado y confieso que he mantenido inercias arrastradas del pasado en la confianza de que era lo adecuado.

Hoy quiero compartir con vosotros/as una reflexión en torno a los deberes, los siempre cacareados y manidos deberes

Por ir entrando en arenas movedizas, os remito a este vídeo

que considero primordial y con el que estoy en absoluta sintonía. Se trata de una campaña que propone reducir los deberes y que habla bien a las claras de la situación que viven muchos alumnos/as hoy en día.

Es una cuestión en el que profesorado y familias no terminan de ponerse de acuerdo y creo que puedo aportar algo fructífero a la controversia. Allá vamos.

Hace poco, el sin par César Bona aludía a una conversación que había mantenido con Richard Gerver — su poder de comunicación en charlas públicas es absolutamente demoledor — en la que hablaban de ese fabuloso espíritu que aspiraron a crear en su centro, la escuela Grange, que, en palabras de Marina, es una escuela vulgar que se ha convertido en un modelo educativo del que todo el mundo puede aprender. Sostiene Gerver que la escuela, los centros educativos, debe ser como Disneyland, un enclave al que los niños y niñas irían, sí o sí, sin importar el estado de salud en el que se encuentran, incluso con fiebre.

Me temo que andamos algo alejados del horizonte Gerver

Ésa es la clave: conseguir la suficiente motivación para que el alumnado viva los deberes como un quehacer ligado a su crecimiento personal y en el que no importe involucrarse horas y horas.

No soy un insensato: simplemente considero que no somos conscientes de la cantidad y el tipo de deberes que mandamos para casa y que lo hacemos porque siempre se ha hecho y porque es lo que parece pertinente…

Los centros educativos deben ser como Disneyland

Como no pretendo hacer un mero recuento del estado de la cuestión, sino que aspiro a echar mi cuarto a espadas, voy allá con mi reflexión/propuesta.

Bloom es uno de esos imprescindibles con el que me he topado de lleno hasta que no he entrado en la Formación; es realmente inexcusable como referencia para el aula. Creo que, junto con Stenhouse — el profe es parte del currículum, crece y progresa con él — , es uno de esos hermosos pilares sobre los que empezar a construir la casa de la ciencia pedagógica.

Siempre se estudia Bloom como herramienta de conocimiento para el profesorado, sobre los procesos que consolidan el aprendizaje más fructífero y prolongado, que es lo que los profes queremos para nuestros alumnos y alumnas. Su taxonomía nos permite radiografiar aprendizajes y su consolidación.
Hace poco me encontré con esta joyita, cómo no del entorno de la Flipped Classroom:

De este modo, y llegados a esta parte, os planteo, como profes, como familias… ¿Cómo son los deberes que llevan los niños y las niñas a casa? ¿En qué nivel cognitivo se encuentran?

Considero que puede ser pertinente que, durante un tiempo prudencial, reflexionemos sobre dónde encuadrar los deberes que mandamos para casa o que acompañamos en casa. Si pasado un tiempo observamos que no hacemos más que encontrarnos en los primeros niveles, ¡va siendo hora de empezar a hacer cambios!

Si decides dar ese paso, considera que debe hacerse paulatinamente, que los cambios en educación deben hacerse con la lentitud y el reposo adecuados, que necesitamos seguridad ante el cambio. Reconsidera que los deberes deben envolvernos como una referencia inexcusable sobre la que no importa el tiempo que en hacerlos se emplee; deben ser una parte que se identifique plenamente con nuestras necesidades vitales y sobre las que dejemos constancia de nuestro progreso, de nuestra huella de crecimiento personal.

…porque siempre se ha hecho

Reconsidera que debemos partir de preguntas que sirvan a nuestro alumnado para indagar, para investigar y que deben anclarse en el contexto en el que nuestro alumnado se encuentra.

Reconsidera también incluir en ellos el papel protagonista de las TICs, como vehículo indispensable y creativo que aproxima al alumnado a su cercana realidad laboral. En otro post, abordaremos algunas herramientas que te pueden ayudar en ello.

Quizá, se me ocurre, venga otro post sobre las posibles tareas Bloom que en casa podemos desarrollar durante la crianza.

Reconsidera, en definitiva, que si cargamos a nuestro alumnado de deberes para casa hacemos que sea la familia la que se encargue de sacar a flote el barco; que nuestras clases no terminan de convertirse en todo lo fructíferas que debieran y que se perpetúan diferencias sociales que los profes deberíamos intentar combatir en nuestro quehacer diario.

Hace poco, al recoger a los peques a la salida del cole, una chica, un viernes, gritaba a su madre de forma entusiasta:

“¡Mamá, que no tengo deberes!”

Me recordó ese grito de libertad que Galdós refiere en el principio de una de sus novelas, Miau, y pienso — como el acertado escritor — que no ha habido jamás mayor expresión de libertad, ni siquiera en todas las revoluciones políticas que trufaron nuestro siglo XIX, que el que tiene lugar sistemáticamente en la mayoría de los centros cuando los chicos/as salen del centro y se conocen libres por un tiempo de la monotonía de las clases.

Asocié ese grito espontáneo y vivaz a un fin de semana repleto de aprendizaje libre, autónomo, creativo, en el que la propia voluntad impone lo que absolutamente nadie puede arrebatarnos porque es inherente al ser humano: su inmensa capacidad de aprender con arreglo al elemento o elementos con los que venimos a este mundo para ser personas plenas y libres.

Muchas gracias por todo, incluyendo, obviamente a INED21, por su inmensa generosidad a la hora de confiar en mí.

Originally published at ined21.com.

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