Viaje a Nueva York (2ª Parte)

Segunda parte de uno de los viajes más apasionantes de mi vida

Joan Romero
joanromero
10 min readSep 16, 2017

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Quiero plasmar este viaje, esta experiencia de la mejor forma posible, transmitiendo cada sentimiento, y esto llevará tiempo.

Voy a intentar plasmar todas las emociones y sentimientos desencadenados con mi viaje al lugar donde durante tantos años había soñado: Nueva York.

En esta segunda parte de mi viaje a Estados Unidos, voy a intentar expresar lo que sentí durante las primeras horas después de aterrizar en el aeropuerto JFK de Nueva York. Aunque los sentimientos y las experiencias no puedan jamás traducirse en un texto preciso, si que te hará sentir más cerca de Nueva York, y del significado de un viaje así.

12 de abril

Primeros minutos en Estados Unidos

Una vez el avión tomó tierra, y empezó a dirigirse a la puerta de embarque, mi felicidad era absolutamente plena, estaba con la persona que más quería en el lugar donde más quería, por fin, después de superar tantos miedos y horas de vuelo mi sueño se empezaba a convertir en realidad. Recuerdo esos últimos minutos en el avión como un enorme suspiro motivado por dos razones: Mi miedo a volar y la superación por ello.

Ya era real, estaba en Nueva York, tenía los pies en el JFK, en suelo americano.

Después de caminar durante unos minutos recorriendo un largo pasillo de la terminal, nos hicieron entregar el pasaporte para hacer las comprobaciones oportunas (me llamó la atención que ningún agente del aeropuerto sabia español). Mi novia ya tenia el ESTA ya que pocos meses atrás había estado en San Francisco, así que ella la dirigieron para una cola y a mi por otra. Después de comprobar y sellarnos el pasaporte y el ESTA, fuimos a recoger nuestras maletas. La logística allí no tiene nada que ver con la española, antes de llegar a la cinta transportadora, ya tienes tus maletas dando vueltas por allí, en España eso es impensable.

Primeras sensaciones

Metro que nos llevó desde el JFK hasta Harlem

No me lo creía, era libre y estaba pisando suelo americano. Jamás en la vida olvidaré mi primer sentimiento al salir del aeropuerto, estaba emocionado . ¿Sabéis que me provocó ese estado? El paso de un taxi de Nueva York. Sí, el taxi de color amarillo que tantísimas veces había podido ver en multitud de series y películas, era real, lo estaba viendo con mis propios ojos, y eso provocó una serie de sentimientos que sin yo esperarlo, me aparecieron de repente. Es curioso como un simple taxi es capaz de provocarte tanto, supongo que será el resultado después de años y años de imaginártelo.

Mientras mi novia se tomaba un café, yo no paraba de observar mi alrededor, todo lo que te envuelve es tan diferente al estilo europeo… todo lo que llevas años observando en películas es real al milímetro, al detalle.

Nos teníamos que dirigir a nuestra residencia que estaba situada en UpTown, concretamente en el barrio negro (Harlem), un lugar humilde pero lleno de vida con personas increíblemente excelentes, así que en lugar de cogernos un taxi, decidimos comprar una Metrocard (abono de transporte público) y coger el Metro.

En ese momento estaba muy cansado, ya que durante el vuelo no había dormido nada, y llevaba más de un día sin pegar ojo, más bien, ambos estábamos reventados.

Llegando a casa, Harlem

Llegamos a la parada 135 St, era hora de bajarse. Salimos de la boca del Metro y me volví a quedar asombrado con el panorama. La gente hablando con el móvil, los coches y furgonetas al más puro americano pasando delante de mis narices y como no, el puesto de comida rápida enfrente mío. No es fácil describirlo, pero si imaginarlo, y en mi caso recordarlo.

Harlem, llegando a casa.

En la foto no puede apreciarse, pero era como en las películas. Toda la gente de color del barrio sentada en las escaleras de los portales escuchando música y hablando entre ellos, no daba crédito.

Una vez en casa, la idea era deshacernos de todo e ir a Time Square para poder verlo en primera persona y contagiarme de la magia neoyorkina. La realidad fué que estábamos tan cansados que caímos rendidos en la cama. Este fué mi primer y corto día en Nueva York.

Primer día en Nueva York

Os voy a contar una anécdota. Era el primer día, justo después de desayunar mi novia se bajó su café a la calle y me pidió que le acompañara. Así lo hice, con mi Réflex colgada del cuello. En ese momento, un barrendero estaba haciendo sus labores al lado nuestro y llegó un vecino subido en bicicleta y se paró a saludarlo, al verme con mi Réflex me pidió una foto para después pasársela por Facebook. Gente muy simpática en definitiva.Estos pequeños detalles o anécdotas te marcan y quedan en tu memoria para siempre.

Si me ves, escríbeme.

Pues bien, una de las grandes ventajas de que tu chica se conozca la ciudad o gran parte de ella, es que sabes donde ir a cada momento y sin perderte ni pérdidas de tiempo.

El primer lugar que visitamos fué Time Sq, era la primera parada obligatoria del viaje.

Recuerdo cuando salimos de la boca del Metro, doblé la esquina y lo sentí por primera vez, se me pusieron los pelos de punta, estaba realmente emocionado. En ese momento volví a reafirmarme que Nueva York no es un viaje más, no es un destino más de vacaciones, es el lugar donde tienes que ir.

Nos subimos a las famosas escaleras situadas en uno de los extremos y pedimos a un amable señor que nos hiciera una foto a los dos juntos.

No podía creerme donde estaba, me sentía en el corazón del mundo con la mejor persona a mi lado. Estuvimos un rato observando el entorno y aprovechando para hacer multitud de fotos y videos entre los cuales el que muestro a continuación:

De Time Sq a la 5ª Avenue

Después de haber estado en Time Sq, nos tocaba caminar un poquito por el corazón de Nueva York hasta llegar a la famosísima 5ª Avenida, multitud de tiendas, personas, vida recorre la ciudad entera, y en especial la 5 avenida de principio a fin.

No te cansas de ver tiendas y más tiendas. Es una avenida llena de diversidades y de vida.

Como no, acabamos en la mítica Apple Store de la 5ª Avenida, la número uno a nivel personal por lo menos. Era parada buscada además de obligatoria para mi. Mi novia no tuvo remedio que acompañarme.

El Apple Watch llevaba menos de una semana en las Apple Store físicas del país, todavía no estaba ni siquiera a la venta, así que aprovechamos para entrar y poder verlo y probarlo en persona.

Recuerdo como la gran mayoría de la gente se aglomeraba en las mesas de prueba tanto del Apple Watch como del nuevo MacBook, que es precioso.

Apple Watch. Apple Store 5ª Av.

Salimos de la Apple Store y nos dirigimos a la tienda de juguetes número uno por excelencia situada justamente detrás, la conocidísima Fao Schwarz. Sinceramente, la desconocía pero mi novia me habló de ella.

Guardo muy buenos recuerdos de esta famosa tienda situada en la 5ª Avenida. En la planta superior de la tienda encontramos en Big Piano utilizado en la película “Big” de Tom Hanks y Robert Loggia.

Esta juguetería con más de 150 años de historia es un icono en la ciudad de la gran manzana.

Tristemente, y mientras redacto estas líneas me entero que Fao Schwarz cerrará sus puertas en cuatro días. El alto alquiler sumado a las ventas Online de otros comercios van a hacer que desde el 15 de julio esta tienda cierre físicamente, aunque se conservará su nombre en la venta por internet.

Así que doy gracias por haberme dado tiempo de visitarla en persona, una parte de su historia habrá sido en mi presencia allí.

Dejaba atrás esa parte de niño que siempre deseó estar en Nueva York, abandonaba la casa de juguetes icónica de la ciudad. Pero sin problema, ya había estado allí, ya formaba parte de mi vida.

Un primer vistazo a Central Park

Después de visitar Fao Schwarz nos dirigimos a una de las entradas norte de Central Park situada justo enfrente de la Apple Store. Yo iba haciendo fotos a todo, me sentía ese guiri que tantas veces había odiado en Barcelona. Me veían con la Réflex y nos avasallaban, que si vuelta a caballo por Central Park, que si alquiler de bicis, etc, etc. Asfixiante la verdad.

Recorrimos durante unos 15 minutos la parte más norte del parque y nos fuimos (ya que a Central Park volveríamos para recorrerlo entero otro día más adelante), así que cogimos el metro y pusimos rumbo a la Zona Cero.

Zona cero

Era ya mediodía cuando decidimos ir a la Zona Cero. Así que al llegar, mi novia se compró una bandejita de Sushi para llevar para comérselo después de hacer la visita.

Cuando llegué se me pusieron los pelos de punta, si, una vez más. Es imposible evitar pensar en todo lo que allí había sucedido el 11 de septiembre de 2001.

El nuevo edificio ya estaba terminado en abril, aunque no pudimos subir al mirador ya que hasta este pasado mes de junio no se ha abierto al público.

Una vez te asomas a los dos enormes huecos donde antes estaban situadas las Torres Gemelas te quedas sin palabras. Lo recuerdo de nuevo y me emociona.

Ver los nombres grabados de las miles de personas que perdieron su vida para salvar otras o porque les tocó trabajar aquel día o simplemente porque cogieron esos fatídicos vuelos. Te asomas al hueco y además ves como todo es agua que desaparece en un agujero central… te quedas totalmente mudo. Un minuto de silencio.

Después de visitar los dos huecos, recuerdo que nos sentamos en un banco, y mientras ella comía yo aprovechaba para hacer un repaso a la Réflex y ver como me estaban quedando las fotos. Al acabar de comer, cogimos el metro rumbo a los distritos de Broadway y Wall Street, antes eso sí, grabé el siguiente video rumbo a la parada de metro más cercana.

Wall St y Broadway

Una de las paradas obligatorias para todo aquel que va a Nueva York es la famosa calle de finanzas Wall Street. Nos paseamos por la mítica calle donde tantos empresarios de la bolsa se juegan el futuro de muchos otros.

La mayoría iba trajeada con un café para llevar en la mano, como en las películas, si. En ese momento me quité el antojo que tenía de comerme el mítico perrito caliente de 1$ en la calle y bueno, me lo esperaba mejor, pero objetivo conseguido. Ya me había comido mi primer perrito caliente, típico de Nueva York.

Después de recorrer durante un buen rato el distrito de Wall Street, cogimos el metro y nos dirigimos hasta Time Sq, para recorrer el distrito de Broadway (donde días más tarde volveríamos para ver el Musical: Matilda).

Esas calles llenas de magia, ilusión y profesionalidad te enamoran. Los mejores bailarines del mundo están actuando allí, los enormes carteles luminosos anunciando los mejores musicales del mundo. La magia del lugar te envuelve por completo.

A Broadway íbamos a volver en numerosas ocasiones así que después de un paseo por ambos distritos, nos dirigimos al famoso puente de Brooklyn.

Puente de Brooklyn

El famoso puente de Brooklyn, es una parada que has de hacer por obligación si tienes la posibilidad de hacerlo. Antes de empezar el puente ya puedes observar la dimensión de la estructura y ya te conmociona.

Justo en mitad del puente hay como un espacio para tomar fotos con increíbles vistas. Dependiendo donde mires puedes observar los rascacielos del centro, Brooklyn o incluso la Estatua de la Libertad.

Justo en ese momento tuvimos la oportunidad de ver como un chico japonés le pedía matrimonio a su chica en ese mágico lugar. Por supuesto, ella aceptó. Yo capté el momento como demuestra la siguiente fotografía. Ohhhh… que bonito…

Seguimos recorriendo el puente hasta llegar al final, situado ya en el enorme barrio de Brooklyn, estilo totalmente distinto al de Manhattan. Recuerdo que en ese momento yo estaba reventado, no podía más. Llevábamos un día de locos, sin parar a descansar prácticamente. Estaba mereciendo la pena, ya que en el primer día estábamos viendo lugares que no teníamos planeado visitarlos hasta más adelante, pero, yo no podía más. Ya era media tarde y nos dirigimos para casa. Habíamos aprovechado el día al 100%.

Sensaciones y sentimientos

El primer día lo supimos aprovechar al máximo, y estuvimos en tantos lugares que no sabía por donde subirme. Estaba emocionado, contento, feliz, alegre, satisfecho, enamorado, en definitiva sentía lo que es VIVIR.

Tenía una mezcla de sensaciones tan grande que no sabía ni como expresarlos con mi novia, simplemente disfrutaba con ella en cada lugar visitado.

A pesar de llegar reventados a casa, fué uno de los días más completos de mi vida. ¿Por qué? Pues porque estaba en Nueva York, primer día, había visitado multitud de sitios, con la persona que quiero, así que mejor imposible.

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