Camas separadas

Jonathan Martell
Jonathan Martell
Published in
3 min readApr 4, 2024
Barranco, Lima. Enero 2024.

“El silencio es la conversación de las personas que se quieren. Lo que cuenta no es lo que se dice, sino lo que no es necesario decir”.

Albert Camus, filósofo y autor francés.

¿Alguna vez has considerado dormir en cuartos separados con tu pareja? La sociedad ha moldeado nuestra percepción sobre cómo deberían ser las relaciones, incluyendo esta norma de compartir la cama todas las noches. ¿No lo ves raro? Las necesidades de sueño varían entre las personas, ¿no lo crees? Por lo que podría generar conflictos donde se supone que todo debería ser placentero.

La tendencia conocida como “sleep divorce” ha empezado a cobrar fuerza, cuestionando la práctica tradicional de dormir juntos. Este concepto puede parecer contraintuitivo al principio. Después de todo, compartir la cama se ha visto tradicionalmente como un elemento básico de la intimidad en la pareja. Pero, ¿es realmente la mejor opción para todos?

Cada persona tiene sus propios rituales antes de dormir, sus horarios y, por supuesto, sus hábitos durante el sueño. Algunos son madrugadores, mientras que otros son noctámbulos. Hay quienes prefieren total oscuridad y silencio, mientras que otros necesitan un poco de luz o ruido blanco. Y no nos olvidemos de los ronquidos, los movimientos constantes y las diferencias en la preferencia de temperatura. Todos estos factores pueden interferir en la calidad del sueño del otro.

Además, la importancia del sueño para nuestra salud física y mental es indiscutible. Un descanso inadecuado podría llevar a la irritabilidad, disminución del rendimiento cognitivo, problemas de salud a largo plazo e incluso afectar la calidad de nuestra relación. Entonces, si dormir separados puede contribuir a un mejor descanso para ambos, ¿por qué no lo podríamos considerar?

Sin embargo, optar por “sleep divorce” no significa falta de amor o problemas en la relación. Al contrario, puede ser una decisión tomada desde el entendimiento y la empatía hacia las necesidades de la otra persona. Es una manera de reconocer que el bienestar individual contribuye al bienestar de la pareja.

Es momento de cuestionarnos: ¿Dormimos en la misma cama con nuestra pareja porque realmente nos beneficia y nos hace felices? ¿O lo hacemos simplemente porque es lo que se espera de nosotros? La respuesta variará de pareja en pareja. Lo importante es conversar sobre nuestras necesidades y encontrar soluciones que beneficien a ambos. Esto podría significar dormir separados, tener habitaciones propias con la opción de “visitas nocturnas”, o simplemente establecer ciertas noches a la semana para dormir aparte.

¿Lo he practicado? Claro que sí. Lo aprendí el año pasado y desde entonces lo aplico con grandes resultados. No hay manera de volver atrás, por lo menos en el corto plazo. Es genial poder tener nuestro propio espacio al dormir y hacer lo que nos plazca. Por mucho tiempo me costó mucho compartir la cama. Ahora, duermo de la mejor manera y todos felices. Inténtalo.

Esta reflexión sobre el dormir juntos no busca desalentar la intimidad ni la cercanía entre las parejas. De hecho, podría ayudar a mejorar la relación al reducir las tensiones y resentimientos que surgen de noches de sueño interrumpido. La intimidad se puede crear de muchas otras maneras, y el tiempo que pasamos despiertos juntos puede ser de mayor calidad cuando ambos estamos bien descansados.

Al final, es posible que la clave esté en la comunicación y en mantener una mente abierta. La decisión de compartir o no la cama debería basarse en lo que es mejor para ambos, no en lo que se supone que es correcto. Cada pareja es única, y lo que funciona para una puede no funcionar para otra. La flexibilidad y el entendimiento mutuo pueden ser la mejor manera en la búsqueda de un equilibrio que satisfaga las necesidades individuales sin sacrificar la conexión y el amor que nos une.

Quizás sea tiempo de repensar nuestros hábitos de sueño y considerar si la tradición de dormir juntos está realmente sirviendo a nuestra relación o si estamos simplemente siguiendo un modelo sin cuestionarlo. Quizás es la decisión que necesitamos para lograr una mayor satisfacción, tanto juntos como individualmente.

“Si me preguntas para qué vine a este mundo, te responderé: para vivir en voz alta”.

Émile Zola, novelista y periodista francés.

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¡Que tengas un buen día!

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