Caminando en Bangkok (I)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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5 min readFeb 27, 2023

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Bangkok, enero 2023.

“Un buen viajero no tiene planes fijos, y no tiene la intención de llegar”.

— Lao Tse, filósofo chino.

Abro los ojos. Todo a mi alrededor es blanco. Me quedo pensando en lo que ocurrió ayer. Sonrío satisfecho.

Habitación, Bangkok.

Transcurren los minutos. Finalmente, mi alarma suena. Muy tarde. Ya estoy despierto y listo para dirigirme al baño a lavarme la cara.

Cinco minutos más tarde, bajo hacia el primer piso. Me encuentro en un edificio de 4 pisos. No hay nadie más. Soy el único ahí. Gracias Puff.

Cocina, Bangkok.

Preparo unos huevos revueltos con champiñones. Caliento dos panes de molde. Saco un vaso de vidrio y coloco mi pastilla de vitaminas. Una combinación necesaria para comenzar bien el día. Lo hago mientras veo mi serie de Netflix. Esta vez ‘Alice in Borderland’ temporada 2.

Desayuno, Bangkok.

Pasan las horas y decido salir. Luego de una ducha y con el cabello aún mojado, cojo las llaves de la casa, me pongo las zapatillas, lentes de sol y coloco una botella con agua bien helada en un bolso negro. Apago el aire acondicionado. Cierro la puerta con llave. Luego retiro el candado, salgo y lo cierro para finalmente salir.

Me coloco los AirPod y le doy play a la música de moda de Tailandia. Aquella que había creado nuevas sensaciones en mí las últimas semanas. Comienzo a caminar.

Calle de Bangkok, febrero 2023.

A mi derecha pasan los carros particulares, motos, varios taxis y uno que otro bus. Avanzan en mi sentido. Sí, es diferente. La dirección de manejo de los carros es opuesta a la que estamos acostumbrados en América: es por la izquierda. Lo mismo ocurre con el volante del carro, no está a la izquierda, está a la derecha. Hay que tener cuidado. Me hace recordar a Londres.

Camino al ritmo de la música que escucho mientras algunas motos pasan por mi costado en la acera. Sí, asumo que quieren evitarse el dar todo una vuelta, especialmente en lugares como grandes avenidas donde es difícil cruzar.

El sol cae más fuerte pero lo suficientemente bien como para seguir caminando sin tener que empaparme por el calor.

Bangkok. Enero, 2023.

Decido cruzar el puente. Ahora, veo con más claridad los ‘condos’ como les llaman por acá. Edificios de entre 20 y 40 pisos, y varios de mucho más, que se encuentran por toda la ciudad. Cada una con un diseño específico pero voy notando patrones de algunas constructoras. Creando un contraste de estilos arquitectónicos con las casas antiguas.

Bajo el puente y sigo caminando.

Esta vez, encuentro más personas, todas con mascarilla, pasan por mi costado. A mi derecha uno de los tantos 7-Eleven que se encuentran por donde vivo. Literalmente los encuentras en todos lados. ¿Lo mejor? Están abiertas las 24 horas por lo que no hay excusa para comprar lo que necesitas en cualquier momento.

Al pasar un nuevo edificio, me encuentro con un pequeño santuario en el medio de la calle. El que he visto a lo largo de toda la ciudad. El santuario, con el Buda, está adornado con guirnaldas de flores y a veces con velas encendidas. Las personas hacen ofrendas y oran por la buena suerte y la prosperidad.

Continuo mi camino.

Pasan dos minutos y me encuentro en la estación de Ramkhamhaeng para tomar el tren, o el ‘Airport Link’ como le llaman. Varias motos se encuentran en la entrada. Personas vestidas con chalecos rojos, ¿o serán naranjas? (recuerden que tengo un cierto nivel de daltonismo) se encuentran paradas esperando a las personas que por ahí se aproximen para subirse y llegar a sus casas más rápido que en taxi o en bus.

Bangkok. Enero 2023.

Entro a la estación y, en el primer piso, venden de todo. Lo que más abunda es el ‘street food’ con más de 15 puestos vendiendo algún tipo de comida. Perfecto comer ahí o llevar la cena a la casa. Te lo dan en solo 5 minutos o menos. También venden ropa, hay un spa, una tienda de bubble tea, otro 7-Eleven y un Starbucks. Diseñado para tener todo lo que necesitas en un solo lugar.

Yo sigo mi camino, y subo por las escaleras. Paso dos escaleras mecánicas que comienzan a funcionar cuando registran mi cercanía.

Bangkok, febrero 2023.

Ya cerca de pasar por las barras de acceso, me coloco la mascarilla. Esta vez de color blanco. Si bien es opcional usarla en toda la ciudad, recomiendan usarla durante el transporte público. Saco mi tarjeta, la paso por el lector y avanzo. Noto en el monitor que quedan 3 minutos para que llegue el tren. Hay tiempo para avanzar lento.

Subo unas escaleras más y me recuesto sobre las barras de seguridad. Espero a que llegue el tren. La mayoría de personas a mi alrededor, miran sus celulares casi encogidos. Solo las mayores, miran a su alrededor. Noto a los lejos, los rascacielos que decoran la ciudad. El personal de seguridad, firmemente parado esperando a la llegada del tren para luego disponerse a saludar con gentileza.

Bangkok, Febrero 2023.

Mi tren ha llegado. Me coloco a la izquierda. Para que las personas del tren, salgan por el centro.

Ingreso. El momento de vivir nuevas experiencias ha llegado. Que comience el viaje.

Continuará…

Bangkok, enero 2023.

“Dondequiera que vayas se convierte en parte de ti de alguna manera”.

– Anita Desai, novelista india.

¡Que tengas un buen día!

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