Comunicando lo que pensamos
“En fin, ya vendrá la calma, sólo se está muriendo un algo, aquí, donde me comienza el alma”.
Chavela Vargas, cantante costarricense-mexicana.
Si no comunicamos lo que pensamos, entonces estamos perdidos. La posibilidad de lograr lo que queremos o de ser entendidos es nula.
Tan simple y claro como eso. No hay más.
Andar con indirectas o esperar que nos lean la mente realmente no funciona. ¿Puede suceder? Claro que sí, a veces por suerte, pero si queremos que sea sostenible en el tiempo, lo más seguro es expresar lo que pensamos.
¿Te sientes mal? Es tu responsabilidad comunicarlo a las personas que crees que puedan verse afectadas: pareja, familia, amigos cercanos, incluso tu jefe.
Todos tenemos días malos. Sucede y está bien. No comunicarlo puede causar que la otra persona no tenga empatía por lo que estás pasando y tenga una visión o interpretación errónea de tu comportamiento.
Es más fácil comunicarlo que guardártelo y esperar a estar bien o que todos te entiendan. A veces, podrías no comunicar nada y luego efectivamente no pasa nada. Pero las probabilidades de que la próxima vez sí ocurra algo podrían aumentar.
Recuerda alguna vez que, por temor, preferiste callar y dejar que todo fluyera, pero el resultado fue lo contrario y todo empeoró. ¿Fue culpa tuya? ¿De la otra persona? ¿Circunstancial?
Recuerda alguna vez donde, por temor, preferiste callar y dejar que todo fluyera pero el resultado fue lo contrario y se empeoró todo. ¿Fue culpa tuya? ¿De la otra persona? ¿Cirscunstancial?
¿Qué hubieras hecho diferente? ¿O qué hubieras esperado que la otra persona hiciera? Seguramente se crean expectativas tanto en ti como en la otra persona. Si esas expectativas no son claras, entonces se genera el conflicto. La comunicación es esencial para alinear expectativas.
Si aún dudas sobre contar algo o no, hazlo. Ganarás mucho más de lo que crees. Incluso si es un pensamiento que puede generar incomodidad en el presente, tu yo futuro te lo agradecerá.
Las personas somos muy diferentes entre sí, y si añadimos que cada una tiene su propia manera de resolver problemas, sentir emociones y comunicarse, se añade una capa adicional de complejidad.
¿La solución? Buscar la manera que funcione no solo para ti sino también para la otra persona. Esto puede ser desde enviar un mensaje de texto, hablar por teléfono, verse en persona, enviar una imagen o nota de voz, o incluso buscar un abrazo y llorar. La solución adecuada dependerá del contexto y de la personalidad de cada uno.
¿Y tú cómo eres? ¿Comunicas lo que piensas para ser entendido, o esperas que todo salga bien estando en silencio? ¿Cuál método te funciona mejor? Mi opción es siempre comunicar y disfrutar de los beneficios.
“Pero el tiempo es terco y pasa y todo vuelve”.
Augusto Monterroso, escritor hondureño.
Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.
- Conversemos, o entérate de mi día a día en Instagram: @jonathanmartellr aquí.
¡Que tengas un buen día!