El último día (II)
“Hoy es el primero y el último día de siempre”.
Stephenie Meyer, novelista estadounidense.
Lee la primera parte aquí.
Es tu último día de vida. Sí, todo se acabó. No hay más tiempo. No hay un “lo haré luego”.
Te levantas de la cama y sabes que todo acabará al final del día. Sí, acéptalo. No es un sueño, no es un pensamiento, no es una película. Simplemente tu tiempo físico en la tierra se acabó.
¿Por qué? No importa. Solo sabes que se acabó, o bueno, se acabará al final del día. ¿Para qué cuestionar la razón si todo ya se acaba pronto?
¿Ahora sí lo aceptaste?, ¿tienes más preguntas? Corre, haz lo que tengas de hacer y deja de cuestionarte.
Yo sí puedo cuestionarme. Tú, no. ¿O sí?, ¿tienes algo más que decir?
Es más, tengo una interesante pregunta para ti, ¿qué harás ahora?, ¿no lo sabes?, ¿pensaste que llegarías a este momento?
Okay, déjate guiar por mis preguntas.
¿Cómo sientes tus emociones ahora mismo?, ¿sientes felicidad?, ¿tristeza?, ¿es difícil de expresar?
Date una pausa. Respira, cierra los ojos y vuelve.
¿Qué es lo primero que cruza por tu mente al saber que no tendrás vida mañana?, ¿de qué te arrepientes?, ¿de qué no?, ¿qué hubieras cambiado de tu vida?
Vamos, piénsalo y ¡rápido que te vas a morir! No hay tiempo para más. Dale, recuerda aquello que te gustó y lo que no te agradó. ¿Qué te hubiera gustado hacer?
¿Quizás te hubiera gustado disculparte con alguien?, ¿hablarle a alguna persona?, ¿viajado a alguna ciudad?, ¿decirle a la persona que te gusta lo que sientes?, ¿abrazar más a tus hijos?, ¿tomar más tiempo de la mano a tu pareja?, ¿mirar más tiempo a los ojos a tu familia?, ¿salir más?, ¿dormir más?, ¿tomar más? , ¿gritar más?, ¿gozar más?, ¿liberarte más?, ¿llorar más?
Más y más y más y más y más y más. Explotas, no pudes más. Es imposible seguir así.
Dale, llora. Suelta todo lo que tienes guardado. Grita, que salgan esas lágrimas.
Se acabó, lo siento. Ya es tarde.
Realmente lo siento, te veo y pienso que las cosas pudieron ser diferentes. Siento que pudiste hacer tantas cosas con tu vida, por todo lo que me dices. Pero es tarde. Ya es tarde.
¿Qué lindo sería tener más días no? ¿Qué lindo sería tener más opciones para salir, para caminar, para aprovechar, para vivir?
Qué lindo pensar que tienes tiempo para todo pero ya no. Esa esperanza se acabó. Esa luz, simplemente se va apagando.
Te quedan solo unas horas para disfrutar, ¿qué harías? ¿Ahora sí lo tienes claro?
Míralo desde otra perspectiva, aprovecha esas horas para hacer lo que tenías que hacer.
Disfruta cada segundo, cada minuto, cada hora.
Verás que lo comenzarás a experimentar todo de otra manera. Todo. Tu cuerpo y mente lo sentirán.
Hazlo por unos minutos y mira cómo te sientes. Experimenta esa tranquilidad.
Ahora te pregunto, ¿por qué esperar a morir para tomarte este momento? Para experimentar esta liberación.
¿No es posible hacerlo sin estar al límite? Ahí te lo dejo.
¿Realmente se acabará todo al final del día? Sinceramente es posible. No necesariamente físicamente pero sí emocionalmente.
Muchas personas solo dejan pasar los segundos, los minutos, las horas, el tiempo. Como si fueran ilimitados, como si no se fueran a acabar. Saber que tu vida termina tan pronto, podría ayudarte a cambiar tu presente y, sobre todo, a no morir lentamente. ¿Estás de acuerdo?
Continuará…
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¡Que tengas un buen día!