El Perú es súper

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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5 min readJun 2, 2021
Monumento al Inca, Plaza de Armas de Cusco, 2019.

“El Perú es un problema, pero también es una posibilidad”. Jorge Basadre, historiador peruano.

El presente

En las últimas semanas he recibido, directamente y a través de diferentes grupos de Whatsapp, imágenes que llevaban oculto un solo objetivo: votar por un candidato en específico. Ingreso a Facebook, e inmediatamente, me topo con larguísimos intercambio de opiniones políticas entre mis contactos. Me aparecen posts indicándome diversas razones por las que debo votar por un partido. Leo el mensaje de un CEO indicando que lo fundamental es defender el modelo económico. Por Messenger, me llegan videos alertándome sobre los peligros del comunismo, o me reenvían información sobre cómo la corrupción es el elemento común en un partido.

— “Tengo miedo, estoy pensando en irme del país”, me dijo alguien semanas atrás.

Entonces, sobre lo que actualmente sucede, me pregunto: ¿Es que no hay un poco de esperanza para lo que se viene? ¿Es que todo es realmente malo? ¿Por qué no recibo un mensaje ‘Pronto estaremos bien’ al celular? ¿Es que realmente eso no va a ocurrir o es que acaso algo sucede con nosotros? ¿Quién tiene la razón? ¿Se trata de un tema de inteligencia? ¿O de lo analítico que uno puede ser ? ¿O quizás es la experiencia y años vividos los que nos hace ver el futuro con claridad?

Sinceramente, me llama la atención la falta de perspectiva positiva por nuestro futuro. Ya sea por uno u otro candidato, pienso que podemos ver el lado positivo, ver el vaso medio lleno. ¿Llegaremos a un acuerdo? es muy difícil. Somos seres humanos, cada uno con necesidades y perspectivas diferentes sobre la vida. Si bien buscamos llegar a un punto en común como sociedad, es muy difícil llegar a un acuerdo cuando vivimos en la inequidad.

¿Por qué? simplemente porque tenemos diferentes incentivos. Mi realidad, el enseñar, el escribir y trabajar desde mi sala, no es la misma que una persona que tiene que trabajar a diez pisos de altura para terminar de construir una nueva vivienda. O de una persona que busca un trabajo diferente cada quince días. O el de alguien que depende de las inversiones en bienes raíces en el Perú y en el extranjero. Si bien compartimos necesidades básicas, tendremos otras que no, las cuales se manifestarán en incentivos totalmente diferentes.

Una realidad

Entonces la pregunta es, ¿acaso podremos ponernos de acuerdo en algún momento?

La respuesta la podría tener Humberto Maturana, biólogo y filósofo chileno, en una conversación con Ximena Dávila, epistemóloga chilena. Aquí un extracto de una entrevista realizada hace un año y medio:

— Humberto Maturana (HM): Por eso nosotros insistimos en que la democracia no es una teoría política, es un modo de convivir. Las teorías se fundan en premisas aceptadas a priori y cuando uno no las quiere mirar, pasan a ser fundamentalismo. Si nos encontramos en la argumentación, desde una teoría, y estamos en un convivir democrático, nos detenemos a reflexionar los fundamentos de la teoría la cual estoy diciendo y otro está diciendo. La democracia siempre podemos preguntarnos por los fundamentos desde lo que yo pienso.

— Ximena Dávila (XD): Un convivir democrático se puede hacer, pero no de la noche a la mañana. O sea, un convivir democrático lo pueden hacer los jóvenes, pero ya las personas mayores que han estado por años siendo senadores, diputados, que ya llevan a cuestas no sé cuántos años, el cambiar de psiquis es más difícil. Los jóvenes van más por esa senda, el recuperar el convivir democrático.

— HM: Pienso que siempre se puede cambiar desde el entendimiento. Hay que entender qué es lo que uno quiere, desde el convivir democrático.

— XD: Nosotros hemos tenido la oportunidad de conversar con políticos y cuando uno le presenta estas cosas, la ven como algo ‘naive’ (ingenuo) o ilusiorio, lo ven como algo que es poco concreto.

— HM: Tienes razón en eso, pero si tenemos confianza en que se puede cambiar a través del entendimiento…

— XD: Lo que pasa es que yo siento que el cambio, o la transformación, va por cada uno de nosotros. No parte tratando de cambiarle la cabeza a A, B, C de tal partido. Sino que empezar por cada uno a cambiar el modo de pensar.

— HM: Este no es un tema de triunfos, no se trata de eso. Se trata de configurar un espacio de convivencia en el mutuo respeto. El mutuo respeto no es una cosa de triunfo, no es una competencia, no es una lucha. Es una concordia que hace referencia a que coincidimos en el propósito, en el corazón, en la intención de una convivencia en el mutuo respeto que, por supuesto, va a omitir la equidad, porque no somos iguales, somos distintos. De esa diferencia que tenemos que ser capaces de convivir si queremos convivir.

— XD: Creo que no se entiende el mutuo respeto. Creo que las personas que no entienden lo que es y el mutuo respeto es tan fácil como conversar, escuchar, dejarlo aparecer, actuar desde nuestras diferencias sin agredir, estar dispuesto a cambiar de opinión.

— HM: El mutuo respeto es, justamente, el vivir democrático que queremos.

— XD: …Conversar significa estar dispuesto a encontrarse con el otro. Por lo tanto, aprender a conversar en la diversas y en la diferencia es el gran reto. Se logra cuando vivimos en democracia, nosotros decimos ‘hemos recuperado la democracia’ pero no hemos vivido en democracia, porque democracia implica respeto, honestidad, reflexión, escucharse, respeto de los unos con los otros.

…Es cosa de mirar y tomarle el pulso alrededor de uno, mientras no conversemos, mientras los adultos que tiene el poder de decisión no aprendan a escuchar, a soltar el poder, a soltar ideologías, fundamentalismos, no nos vamos a encontrar. El arte democrático es un modo de vivir en el mutuo respeto de la reflexión, la conversación y, en el fondo, en el amor. O sea, en el dejar aparecer.

El futuro

¿Entonces qué pasará luego de las elecciones? Si me preguntan, respondo confiado en que estaremos bien. ¿Por qué? Porque tengo optimismo en que tarde o temprano viviremos en una sociedad más equitativa.

¿Qué pasará si nos dejamos llevar por la corrupción? ¿Qué pasará si llega el comunismo? ¿Qué pasará con el avance económico del país? Pregunto entonces, ¿es que acaso nuestra vida solo gira en torno al nivel de ingresos que tenemos? ¿A los bienes materiales con los que contamos? Si la respuesta es sí, quizás podamos cuestionar nuestras perspectivas y ver qué sucede. Pienso que pase lo que pase, estaremos bien por el simple hecho de que siempre saldremos adelante. Si por el contrario, me equivoco y acabamos muy mal, pienso que — en ese caso extremo — un poco de caos en nuestras vidas, no nos caería nada mal.

De todas maneras, tarde o temprano, como dijo nuestro presidente Sagasti hace unas semanas, citando a Andrés A. Cáceres: “El Perú será grande, el Perú será lo que debe ser si todos los peruanos nos resolvemos a engrandecerlo”. O como el spot de una radio local — me parece que radio Miraflores — en mi adolescencia decía:

“El Perú es súper y tú también”. No lo olvidemos.

“La fuerza de una nación no se encuentra en el número de sus leyes, sino en el carácter de su gente”

— James Montgomery.

¡Que tengas un buen día!

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