Ella

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readJun 19, 2023
Arequipa, Perú. Mayo 2023.

“Ella: solo cuatro letras y un abismo”. Rodolfo Usigli, dramaturgo mexicano.

Ella, se aproxima lentamente hacia mí con elegancia, encendiendo mis sentidos y manteniéndome en alerta ante su presencia. Cada sutil movimiento de su cuerpo captura mi atención y despierta mi curiosidad.

Ella, cuando me mira, se desata un juego mágico de miradas, una danza que nos conecta en una sintonía única y cautivadora. En ese instante, el mundo se desvanece y solo existimos nosotros dos.

Ella, con su sonrisa encantadora que ilumina la habitación como un gran faro, genera un impulso poderoso de querer acercarme y perderme en sus labios. Cada vez que sonríe, solo alimenta el deseo de adentrarnos en un beso apasionado.

Ella, que con su perfume me envuelve, provocándome un frenesí incontrolable por acercarme más y sentir su piel rozando la mía. Es un olor que despierta mis sentidos, me atrapa y me transporta a un mundo de pasión desenfrenada.

Ella, que con su personalidad, me incita a descubrirla en profundidad. Anhelo indagar sobre su vida, sus deseos, su preocupaciones y sus sueños. Cada pregunta que me hace es una invitación a adentrarme en su mundo y a perderme con ella.

Ella, que con su vestuario me atrae hacia ella con fuerza. No puedo resistir la tentación de tomar su mano y caminar juntos sin rumbo, desafiando las miradas de los demás y dejando atrás lo usual.

Ella, que con sus preguntas sinceras y su preocupación por mí, me cautivan cada vez más. Me siento acorralado por su interés, pero es un acorralamiento que deseo. Con ella, siento que puedo ser auténtico y vulnerable, sin temor a juicios.

Ella, con su combinación de sensualidad y belleza, me tiene enamorado. Me desborda de tal manera que el futuro pierde todo sentido. Es esa sensualidad que enciende una chispa en mi interior, un latido que solo ella puede despertar.

Ella, que al mostrar su lado tierno, logra traerme una paz interior. Es una cualidad que me impulsa a abrazarla, tomarla de la mano, acariciar su suave piel y conectarnos con un abrazo.

Ella, que con esa picardía, enciende instantáneamente el deseo entre nosotros. Ese deseo compartido que se genera cada vez que nos encontramos, invitándonos a explorar todos los rincones prohibidos del placer.

Ella, que con sus acciones, desatan en mí una locura indomable, una explosión de energía y emociones que no tienen lógica. Es una locura guiada por el instinto, por la atracción de energías, por esas sensaciones que se sienten correctas.

Ella. Sí, ella. Una y otra vez, sin explicaciones ni razones claras. Sin consecuencias.

Solo ella, es suficiente.

“Yo te enseñé a besar con besos míos inventados por mí, para tu boca”.

Gabriela Mistral, poeta chilena.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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