Fallar
“Fracasar es un evento, no una persona. No define quién eres. Si fracasas, no significa que eres un fracasado… significa que has encontrado un camino que no funciona”.
Oprah Winfrey, presentadora de programas de entrevistas estadounidense.
¿Cuándo fue la última vez que fallaste? Si fue hace mucho tiempo, quizás debas cuestionar si estás fallando lo suficiente.
Desde niño, siempre he tenido miedo a equivocarme. Quería ser perfecto en todo lo que hacía, sobre todo en mis tareas y notas en el colegio. Pero a medida que pasó el tiempo, aprendí que el fallar, es una parte inevitable de la vida y que, de hecho, es una de las cosas más valiosas que nos pueden pasar.
Cuando ya me encontraba en la universidad, fallé mucho. Jalé varios cursos en Generales Ciencias en la PUCP. No por un tema de desgano, no motivación o porque no le ponía esfuerzo, como pensaban mis papás. No. Mi estrategia de aprendizaje no había sido la correcta pero había algo más.
Lo que me había funcionado en el colegio, al terminar 2do puesto, no me funcionaba más en la universidad. Pasé de pasearme con las notas en el colegio, a simplemente fallar estrepitosamente en la universidad.
Claro, existía una dosis de enfoque que luego entendería. Jalaba los cursos de física con 7 pero aprobaba los cursos de Filosofía y Teología con 19. ¿Debí darme cuenta antes que algo estaba pasando no?
Incluso cuestioné si debía ser ingeniero informático, pasarme a la U. de Lima o cambiarme a otras carreras más creativas. Finalmente, me quedé porque realmente me gustaba la tecnología y era parte de mi vida. Se demostró cuando saqué la nota más alta, o la 2da, en mi curso de tesis al final de la carrera. Simplemente fue satisfactorio comparar al Jonathan del inicio con el Jonathan del final.
Realmente la pasé muy mal al inicio cuando pensaba que yo era el problema. Que seguro que sí lo era pero también tenía que ver con una elección. Si esa carrera era lo mejor para mi personalidad, si sacaba lo mejor de mí, si me sentía cómodo, si hacía que todo fluyera.
Que en cierto sentido lo hacía cuando me dedicaba a crear, desde cero, nuevo software. Utilizar la tecnología para agilizar nuestra vida me parece alucinante. Y poder crear uno mismo, más aún.
Pero las cosas no fluían cuando se trataba de elegir entre blanco y negro como los ingenieros. No. Ahí padecía, ahí jalaba. El solo tener que decidir por dos caminos — sin tener más alternativas — me agobiaba, me generaba presión y sobre todo, no compatibilizaba con mi manera de pensar donde todo es posible.
Por tal motivo, ahora en la especialidad de Diseño, todo es mágico. Miles de oportunidades y caminos existen, y el hecho de ayudar a las personas a seguir mejorando sus vidas, se mantiene.
Fallar o fracasar también puede ser una fuente de motivación y de inspiración. De hecho, en su libro “Outliers: The Story of Success”, Malcolm Gladwell sostiene que el éxito a menudo depende más del número de intentos fallidos que de la genética o la suerte.
También, el psicólogo Carol Dweck en su libro “Mindset: The New Psychology of Success”, menciona que tener una mentalidad de crecimiento significa aceptar que el fracaso es una parte natural del proceso de aprendizaje. En lugar de temer el fracaso, debemos abrazarlo y aprender de él.
¿Cuánto fallas?, ¿cuentas esas historias a las demás personas?, ¿o te las guardas para ti sola? Reflexionar sobre los fracasos contigo misma pueda ayudarte a seguir aprendiendo y a, finalmente, lograr tus objetivos. Compartirlo, puede ayudar a otras personas a inspirarse y a seguir intentándolo.
“El fracaso es simplemente la oportunidad de comenzar de nuevo, esta vez con más inteligencia”. Henry Ford, empresario americano.
- Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí
- ¿Quieres conocer cómo percibo la vida? Visita: https://www.jonathanmartell.co
- Conversemos, o entérate de mi día a día en Instagram: @jonathanmartellr aquí.
¡Que tengas un buen día!