Jugando contigo

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readDec 7, 2023
Bar de Royal College of Art, Londres. Octubre 2018.

“No hay nada que desespere tanto como ver mal interpretados nuestros sentimientos”.

Jacinto Benavente, dramaturgo español.

Hace poco, una amiga me contó que se sintió burlada o, como decimos en Perú, “hueveada”. Esto le causó varias emociones negativas durante días: desconcierto, tristeza y molestia.

Vamos por el inicio. ¿Qué pasa cuando te “huevean”? Cuando alguien nos gusta, lo normal es empezar a salir con esa persona. El objetivo es conocerse mejor y ver si puede surgir algo más, lo cual dependerá del contexto, la personalidad y la cultura. Puede ser desde un beso, un abrazo, coqueteo, un encuentro físico completo o incluso sentimientos románticos que lleven a una relación.

Suena genial, ¿verdad? Piensa en la última vez que viviste algo así, ¿cómo te sentiste? Probablemente, con muchas emociones positivas, desde felicidad hasta un fuego interno al recordar ciertas sensaciones.

Entonces, ¿dónde está el problema? Como en cualquier relación, ya sea de amistad, familiar o romántica, las expectativas son clave.

Si ambas personas tienen expectativas diferentes, pueden surgir problemas. Una puede querer algo romántico y la otra algo casual. Una podría querer conocer a varias personas antes de decidirse, mientras que la otra prefiere centrarse en una sola.

¿Es eso un problema? No necesariamente. El verdadero problema es no comunicar esas expectativas. Esto puede deberse a deshonestidad, miedo, falta de experiencia o simplemente no importarle la otra persona.

Ahí es donde ocurre el “hueveo”: la otra persona no es honesta contigo sobre sus expectativas. Y el problema empeora si comienza a mentir para lograr su objetivo, que no siempre es sexual.

Al final, uno sale herido porque tenía expectativas muy distintas. Esa falta de claridad no beneficia a nadie y termina afectando a ambos, incluso al que “hueveó” o mintió. Tarde o temprano, todo repercute.

La situación de mi amiga me hizo reflexionar sobre si yo había hecho algo similar. Pienso que sí. Hace años, salí con alguien sin ser totalmente claro. Aunque disfrutaba su compañía, no era suficiente para iniciar una relación formal. Se lo había comentado indirectamente pero no lo llegamos a conversar.

Meses después mientras salía con ella, conocí a quien sería mi futura novia por aquel entonces. Tuvimos que dejar de salir. Aunque no teníamos nada formal, ella no me perdonó que me haya ido por una nueva chica. Sus expectativas probablemente eran distintas a las mías y no fui suficientemente claro. Incluso le pedí que no le dijera a mi nueva novia que habíamos salido. Fue un grave error.

Desde entonces, trato de ser sincero y no generar falsas expectativas. O por lo menos, lo corto desde el inicio para evitar confusiones y todos podamos estar tranquilos y felices.

¿Y tú, cómo te comunicas cuando sales con alguien? ¿Expresas claramente tus expectativas? ¿Eres honesta? Incluso si lo eres, ¿cómo logras que la otra persona también sea honesta? Y si no lo es, ¿cómo manejas esa decepción?

“Cuando alguien empieza por decirme: “Te voy a ser franco…” los pelos se me ponen de punta — dice Luder — . Adivino que me va a tirar a la cara alguna verdad brutal. Con lo agradable que es vivir en un delicado engaño”.

Julio Ramón Ribeyro, escritor peruano.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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