La fiesta de los deseos

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readApr 14, 2021
Anuncio de una fiesta, Londres 2019.

“La sexualidad es una de las partes más importantes de quienes somos”.

— Carla Gugino, actriz americana.

Era un domingo por la tarde, casi de noche. Iba caminando de regreso a mi residencia luego de haber pasado el día en Regent’s Park. La cantidad de personas en la calle era mayor, se acercaba la primavera y la ciudad se preparaba para los picnics en los parques, para tomar unas cervezas parados fuera del bar o para solo salir a tomar el sol. Tomé mi celular, mientras esperaba el cambio de luz en el semáforo, cuando noté un nuevo mensaje. Era una amiga que me proponía ir a una fiesta.

Entré al link que me había enviado. El fondo era negro, con una imagen sugerente que me llamaba la atención. La fiesta era en unos meses más. Rápidamente noté que era no era una fiesta cualquiera, era una fiesta BDSM.

¿Las conoces? Pues el BDSM es un conjunto de prácticas eróticas: Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo. Es un estilo de vida muy natural en muchas personas, donde siempre existe consenso libre e informado. Es decir, nadie te obliga. Por lo que averigué, para poder entrar, tenías que vestir de una manera específica, no con el típico vestido de cuero. Tienes que ser original y mostrar tu peculiar personalidad. Ya dentro, todo es posible, siempre y cuando te lo permitan, claro.

Mi amiga me comentó que le encantaban este tipo de fiestas pero no había tenido la oportunidad de ir a una así en Londres. Pensaba que sería diferente y excitante a la vez. Tuve dudas sobre si participar o no, pero la idea de probar algo diferente, dejarse llevar por nuestros sentidos mientras escuchas música y compartes con otras personas que piensan igual y sienten igual, me atraía mucho.

Un poco de historia

Charlotta Carlström del Centro de Sexología y sexualidad de la universidad de Malmo en Suecia, hizo un estudio sobre el tema. Ella comenta que el sadomasoquismo cuenta con una historia larga y rica, practicada en civilizaciones orientales y occidentales. Los términos sadismo y masoquismo fueron acuñados por primera vez en el libro ‘Psychopathia Sexualis’, publicado en 1886. Sigmund Freud unió los dos conceptos para formar el sad-omasoquism (inglés). Al notar que una persona puede experimentar tanto placer al recibir como al infligir dolor.

La autora, comenta que el BDSM está organizado en entornos con reglas, valores y normas compartidas que los miembros deben cumplir. Los eventos sociales se realizan en clubes, fiestas privadas, noches de pub o talleres, donde los practicantes se reúnen para socializar, aprender y practicar BDSM. Las personas que tienen estas prácticas, describen la “comunidad” de BDSM como importante para ellos, porque agrega significado y ofrece seguridad y un sentido de pertenencia.

Cabe resaltar que una minoría, no se identifica con una identidad fija. Sino, como algo variable, donde la comunidad puede crear conjuntamente nuevas ideas sobre lo que es y puede ser la identidad en un momento específico.

¿Problemas mentales?

La misma publicación refiere que diferente estudios recientes, demuestran los beneficios de la práctica de BDSM (Richters et al. 2008; Wismeijer and van Assen 2013). En el estudio de Wismeijer y van Assen de los Países Bajos, 902 practicantes de BDSM puntuaron significativamente más alto que 434 personas ―el grupo de control― en varias medidas asociadas con la salud psicológica. Es por ello, que los autores comentaron que el BDSM debe entenderse en términos de actividad recreativa más que como una forma de psicopatología.

La fiesta

¿Entonces logré ir a la fiesta? Como mi amiga me sugirió en su momento, poco antes de que yo regresara a Lima: "Cuando el tiempo y espacio se alinien, sé la persona que destruye ese tiempo y espacio". Ese momento llegará más pronto que tarde.

“La exploración es realmente la esencia del espíritu humano”.

— Frank Borman.

¡Que tengas un buen día!

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