Las reacciones (I)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readSep 1, 2022
Londres. Mayo 2018.

“Una vida de reacción es una vida de esclavitud, intelectual y espiritualmente. Uno debe luchar por una vida de acción, no de reacción”.

Rita Mae Brown, escritora estadounidense.

Situación 1

Vas con tu enamorada en taxi. Son más de 40 minutos de recorrido. No usas aplicativo como Uber o Cabify, es el 2012. Es un taxi de la calle. Ya para llegar a tu destino, el taxista se niega a dejarte en el lugar que quieres. Te indica que eso es más lejos. “Baja aquí nomás”, te dice.

Reaccionas, te molestas, gritas, le dices ‘su vida’ al taxista. Te bajas molesto, no sin antes decirle un par de lisuras más. Buscas hacer sentir mal al conductor diciéndole algo sobre su aspecto y sobre su forma de trabajar.

Te vas entre molesto y contento por el acto de superioridad que acabas de demostrar.

Situación 2

Estás en el carro con tu novia. Comienzan a discutir sobre un problema de hace unos días. Ella no entiende tu punto de vista y tú, menos el de ella. Sientes que tienes la razón y que la otra persona está equivocada.

Ya van más de 30 minutos intercambiando ideas. O más bien, intentando convencer a la otra persona por qué te sientes mal. No tienes éxito.

De pronto, ella hace otro comentario, como para ignorarte, como para no dar razón a lo que piensas. Estallas, golpeas el carro. Le dices que no te sientes comprendido, que no entiendes por qué ella no se puede poner en tu lugar. Abres la puerta y te bajas del carro. “No quiero hablar contigo”, le dices mientras te alejas furioso por la avenida, solo y triste.

Situación 3

Te encuentras en una reunión de trabajo. Todas están contentas antes de comenzar la presentación. Hablan de su fin de semana y la última serie popular de Netflix.

Pasan los minutos, la presentación se inicia. Las caras cambian, el desentendimiento se hace evidente.

De pronto, el Vicepresidente interrumpe la presentación levantando la voz. Indica que no es posible ir por ese camino, que debieron revisar mejor el proceso. Realizan unas preguntas, el equipo no es capaz de responder de manera adecuada.

Intentas salvar la situación de tu equipo, sin éxito. Las preguntas siguen formulándose sin darse una solución clara. Ingresa otro departamento para dar su punto de vista. No es una ayuda. Todo lo contrario, todo se acalora. Y mucha de la responsabilidad recae sobre ti.

Reacciones, decides bajar la cabeza y callar. No es el momento adecuado. Es más, decides ir al baño. Tu equipo, te mira extrañado como te alejas lentamente.

Vas al baño y te caen lágrimas. No sabes qué hacer, decides solo lavarte la cara y volver.

Situación 4

Te encuentras en tu casa. Estás cansada. Fue un día largo lleno de diferentes problemas. Estás en tu sillón mirando una serie.

De pronto, entra un familiar tuyo. Tu mamá. Te cuenta su día y luego que debes apoyar con unas tareas extra de la casa. Le dices que lo harás luego. Te indica que debería ser ahora, que realmente no sueles apoyar. Que deberías ser más proactiva.

Reaccionas. Decides decirle que trabajas todo el día, que incluso debes dar dinero para la casa. Que esos requerimientos no deberían ser para ti. Ella te indica que no es suficiente, que debes ayudar más. Decides alzar más la voz. Te paras y vas a tu habitación mientras le gritas que pronto te irás de la casa, que ahí no te sentías cómoda.

¿Sientes que las reacciones anteriores son justificadas?, ¿qué sucede con tus reacciones en el día a día?, ¿estás contenta con tu manera de reaccionar?, ¿qué sucede con las personas que se ven afectadas por tu manera de reaccionar?, ¿has evaluado si puedes hacer un cambio?

Quizás la respuesta se encuentre en ti y no en eventos o personas externas. Tus emociones son algo que puedes controlar. El cómo te tratan, no.

¿Estás lista para realizar un cambio?

“La vida es 10% lo que te sucede y 90% cómo reaccionas ante ello”.

– Charles R. Swindoll, autor y educador norteamericano.

¡Que tengas un buen día!

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