Las relaciones románticas

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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4 min readJan 20, 2022
Buiksloterham, Amsterdam. Enero del 2018.

“El amor no debería seguir las reglas. Todo es cuestión de química”.

Rachel Bilson, actriz estadounidense.

Me miró, la miré. Me sonrió sutilmente, respondí con una sonrisa más grande. Parpadeó, parpadeé más despacio. Miró hacia un lado, miré hacia el otro. Levantó las cejas, yo levanté las mías. Se rió, me reí con ella.

Le di un abrazo, me abrazó con más fuerza. Suspiré, ella también lo hizo. Le di un beso en el cachete, me dio dos más. Le hice pequeñas cosquillas en la espalda, ella respondió con algunas más. La tomé de las manos, ella me cogió con más fuerza. Nos miramos, volvimos a suspirar, volvimos a sonreír. Nos dijimos: “te quiero”.

Ella se fue lentamente, mientras la seguía con la mirada.

¿Cuándo fue la última vez que sentiste alguna sensación diferente por alguien? Aquella donde sientes que el gusto se transforma, sientes enamoramiento, amor, querer o apreciar a la otra persona. Momento donde los dos se pierden por un momento y el tiempo solo pasa, sin mucha prisa, como si se detuviera.

¿Qué es el amor? ¿Por qué nos hace sentir tan bien? Según Fisher (1997) el amor romántico se puede dividir en tres categorías:

  • Lujuria. Impulsada por el deseo de gratificación sexual. Se origina por nuestra necesidad de reproducirnos y el de transmitir nuestros genes. De esta manera, se producen las hormonas sexuales testosterona y estrógeno que aumentan el líbido en las personas. ¿Resultado? Búsqueda recurrente de la gratificación sexual.
  • Atracción. Si bien podemos desear a alguien que nos atrae, y viceversa, uno puede suceder sin el otro. La atracción involucra las vías del cerebro que controlan el comportamiento de “recompensa”, lo que explicaría por qué las primeras semanas o meses de una relación, pueden ser tan estimulantes e incluso absorbentes. La dopamina se libera cuando hacemos actividades que nos hacen sentir bien. Desde pasar tiempo con nuestros seres queridos o tener relaciones sexuales. Durante la atracción se liberan altos niveles de dopamina y norepinefrina. Ambos nos vuelven vertiginosos, enérgicos y eufóricos, lo que incluso provoca una disminución del apetito y aumento del insomnio. Por esta razón, puedes estar tan “enamorado” que no puedes comer ni dormir.
  • Apego. Factor predominante en las relaciones a largo plazo. Si bien la lujuria y la atracción son bastante exclusivas en las relaciones románticas, el apego se manifiesta en las amistades, los vínculos entre padres e hijos y la cordialidad social. Las dos hormonas principales son la oxitocina y la vasopresina. Al igual que la dopamina, la oxitocina es liberada en grandes cantidades durante las relaciones sexuales, la lactancia y el parto. De esta manera, deja bastante claro por qué es importante tener áreas separadas para el apego, la lujuria y la atracción: estamos apegados a nuestra familia inmediata pero las otras emociones no se mezclan.

Más razones

La científica Lisa Barret, en su libro ‘How emotions are made’, nos comenta que el el vestirnos, alimentarnos y saber cuándo ponernos un abrigo para regular nuestra temperatura pero también el lidiar con las exigencias de un trabajo, la falta de sueño y sin tiempo para hacer ejercicio, son actividades que requieren gran esfuerzo. Por lo tanto, necesitamos otras personas a nuestro alrededor para ayudarnos a balancernos y mantenernos saludables.

¿Cuál es el costo de no tener vínculos saludables con otras personas? Barret menciona que de acuerdo a diferentes estudios, la respuesta es clara: un 30% más de riesgo de muerte (cuando las personas reportaron estar solas en el momento del estudio, a las cuales se les hizo seguimiento por siete años). El riesgo es más alto que el de morir de una enfermedad como la obesidad.

Las relaciones saludables nos ayudan a vivir más tiempo. Nosotros y nuestra pareja regulamos inconscientemente los sistemas nerviosos del otro para beneficio mutuo. Nuestras frecuencias cardíacas se sincronizan. Nuestra respiración también. Incluso nuestras hormonas se alinean. En momentos de estrés, un abrazo, una caricia ligera o una palabra amable de nuestra pareja, ayudan a regular el equilibrio corporal.

Por lo tanto, lo mejor para nuestro sistema nervioso es otra persona. Desafortunadamente, lo peor para nuestro sistema nervioso también es otra persona. Una relación poco saludable puede arruinar nuestro equilibrio del cuerpo y, con él, nuestra salud y nuestra vida, concluye Barret.

Sedikides (1994) también sustenta que, en base a diferentes estudios, el compañerismo, la felicidad, y sentirse amado o amar a otro, fueron algunos de los beneficios más importantes de la relación romántica. Las desventajas, sin embargo, incluyeron el estrés, preocupación por la relación, sacrificios sociales y no sociales y mayor dependencia de la pareja.

¿Qué hacer? La comunicación, planteando lo que uno realmente quiere, la mentalidad abierta para explorar posibilidades, la honestidad y las ganas, pueden ser puntos de partida para crear una relación sólida y saludable. O quizás podemos seguir el camino que Laura me comentó: “Déjate llevar por lo que sientes y vive el presente”.

“Nos amábamos con un amor que era más que amor”, Edgar Allan Poe escritor y poeta norteamericano.

Referencias

Fisher H. E. (1998). Lust, attraction, and attachment in mammalian reproduction. Human nature (Hawthorne, N.Y.), 9(1), 23–52. https://doi.org/10.1007/s12110-998-1010-5

Sedikides, C., Oliver, M.B., & Campbell, W.K. (1994). Perceived benefits and costs of romantic relationships for women and men: Implications for exchange theory. Personal Relationships, 1, 5–21.

¡Que tengas un buen día!

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