Los viajes

Jonathan Martell
Jonathan Martell
Published in
4 min readJun 30, 2022
Lille, Francia. Diciembre 2017.

“Viajar te da un hogar en mil lugares extraños, luego te deja como un extraño en tu propia tierra”.

Ibn Batuta, erudito y explorador marroquí.

¿Cuándo fue la última vez que saliste de vacaciones?, ¿o que fuiste de viaje a algún lugar especial?, ¿con quién fuiste?, ¿qué recuerdas?

Uno puede hacer memoria y recordar esos grandes momentos que sucedieron al viajar. ¿Acaso recuerdas el dinero gastado? Esperemos que no. Uno recuerda realmente las sensaciones, los placeres, las conversaciones, esas emociones que nos permitieron sentirnos muy bien.

Incluso, el proceso anterior al viaje, armonizado en una serie de actividades que se deben realizar, generan sensaciones positivas. ¿ Las recuerdas? Pensar en la ropa que uno tiene que llevar, en si realmente alcanzará todo y si se necesita una maleta extra. Por el contrario, uno también puede adoptar otras medidas más radicales.

“¿Vas a llevar todo eso? con solo 2 jeans podrás estar sin problemas”, me dijo el año pasado mi hermana Kathy antes de irme a Cajamarca, Piura y Tumbes. Una mentalidad minimalista, que aún estoy en proceso de poder adoptar.

¿Qué otras actividades son necesarias?

A algunas personas les gusta dejar todo en orden en el trabajo, en la oficina. Hablar con la jefa sobre todos los entregables antes de salir de vacaciones. Y pronto concluir esas reuniones interminables y coordinaciones con proveedores. “Me encantaría ayudarte pero salgo de ‘vacas’ la próxima semana. Lo ves con Rodrigo ‘porfa’ ”, frase que imagino muchas personas la repiten con entusiasmo por cerrar aquellas reuniones.

Pero también existen las personas que van de viaje con el celular y con la laptop. Aquellas que, tan pronto reciben un pedido del jefe, comienzan a trabajar. Si es trabajo remoto pues bien, si es durante vacaciones, deberíamos pensarlo dos veces, ¿cierto? La idea es aprovechar el tiempo para estar presentes y disfrutar de lo que el destino al que estamos yendo, nos puede ofrecer.

Porque de otra manera, podríamos perdernos muchas experiencias si nos quedamos mirando nuestra laptop todo el día. Claro, nuestra cuenta bancaria a fin de mes seguirá aumentando pero nuestra lista de ‘qué hubiera pasado si’, también.

Existen otras personas que se la pasan buscando lugares para visitar. Ingresando a Instagram y buscando el top 5 de cafés, bares, restaurantes o lugares para visitar. Los guardan en sus favoritos o arman una larga lista de lugares para recorrer tan pronto llegan a la ciudad. Como Instagram es ‘tan inteligente’, al solo abrir la aplicación, seguirán apareciendo videos y fotos con recomendaciones. “Amor, ¡mira! Este lugar está increíble, quiero una foto ahí”, seguro comentan a sus parejas.

O también algo como: “Wow, mira esa foto. ¿No sería increíble estar las dos ahí abrazadas? Compremos ya mismo los pasajes”. Incluso pueden crear un álbum con todos los lugares a visitar o subir un story preguntando por los points de moda de la ciudad. Información rápida y lista para ser guardada y disfrutada al comenzar el viaje.

Existen otras personas que buscan el mejor lugar para quedarse. Y no hablo del más caro pero si del lugar que mejor se adecúe a sus necesidades. Ya sea un Airbnb, un hotel o hostel. “Tenemos que estar cerca de la plaza. Así solo caminamos y tomamos el metro de la esquina. Estará fenomenal”. “¿Qué tal si nos quedamos en este hotel, así nos quedamos solo a descansar, comer bien, tomar algo y listo”. “Mejor un Airbnb así nos cocinamos nuestra propia comida, full saludable. No nos queda otra”.

Otras personas, van de una tienda a otra para obtener el outift ideal para el viaje. “Es que hace calor y tenemos que usar algo que se vea top”. Incluso navegan por horas en páginas de Instagram, buscando alguna oferta especial. Aquella que sea atractiva en relación al costo/beneficio. Un capítulo aparte, al cual se le pone mucho más empeño, es aquel donde el viaje se produce en una fecha especial: un cumpleaños, aniversario o despedida de soltera/o.

Otras personas, ingresan a todas las aplicaciones disponibles para ver las ofertas de vuelos más baratos. Desde Hopper hasta Despegar. Se activan las alertas, y queda esperar a que lleguen el ansiado mensaje al celular: “Tu vuelo ha bajado de precio, cómpralo ahora”. O también realizan comparaciones diarias desde Google Flights. “Oye, mira este ofertón, con tarjeta de crédito de este banco es más barato aún y en cuotas sin intereses”.

Existen otras personas que lo dejan todo para el final. Quedan dos días y comienzan a correr con todas las actividades: desde ver el hospedaje, la ropa y los boletos de avión. ¿Lugares top? Eso queda para el mismo viaje, se pregunta en el momento. Acá la mentalidad es que todo fluya. ¿Falta algo? Pues se compra. ¿Faltó visitar algo más? Será para el siguiente viaje. Más practicidad pero que puede generar estrés, si uno de los viajeros prefiere una mejor planificación.

Viajes que van y vienen. Viajes que nos marcan, que dejan huella. Aquellos viajes que nos muestran que es posible salir de la rutina unos días, para adentrarnos en un mundo por explorar. Aquel donde las personas, las cosas, los climas, los olores y las palabras, se quedan en nuestra memoria para hacernos recordar lo feliz que es la vida. Vida que tiene mucho por dar y al que nosotros podemos dar aún más.

¿Lista/o para tu siguiente viaje?

“Todavía a la vuelta de la esquina, se puede esperar un nuevo camino o una puerta secreta”.

R. R. Tolkien, escritor, poeta y filólogo inglés.

¡Que tengas un buen día!

--

--