Por alguna extraña razón

Jonathan Martell
Jonathan Martell
Published in
3 min readOct 2, 2023
Lima, Septiembre 2023.
Escucha aquí la historia completa.

“El amor no se piensa: se siente o no se siente”.

Laura Esquivel,escritora y política mexicana.

Entramos cogidos de la mano mientras sosteníamos nuestras cervezas. Ella abrió camino con confianza y yo la seguí de cerca, hasta que encontramos un lugar perfecto. “Acá está bien, así miramos al artista y tenemos la pantalla cerca”, me comentó. A lo que le respondí con un “me parece bien linda”.

Nuestras miradas se encontraron, la tomé de las manos, nos dimos un beso mientras nos quedamos mirándonos a los ojos fijamente por varios segundos. Su mirada me transmitía una sensación de serenidad, contrastaba maravillosamente con las luces que acariciaban su rostro, realzando su sonrisa radiante.

Parecíamos dos jóvenes experimentando un primer amor, inmersos en nuestro propio mundo. No había motivo para despegar nuestras miradas. Se sentía bien, ¿para qué terminarlo?

La música de fondo nos invitaba a bailar, reír y saltar. Cuando una vendedora se acercó con más cervezas, ella me apuró para que terminara la mía: “¡Tómate lo que te queda! Quiero más y ahí viene”. Sin dudarlo, lo hice de un trago. “Listo”, le dije con una sonrisa.

Minutos más tarde, las luces se apagaron y el sonido irrumpió con fuerza en el escenario. Las luces volvieron a impactar nuestro alrededor. El artista, estaba listo para comenzar su show.

A medida que el sonido de la música me envolvía, las sensaciones se intensificaban. La letra de la canción me transportó a otra instancia. Fue ahí cuando volteé, la vi y atiné a juntar nuestras cabezas mientras nos dejábamos llevar por las emociones del momento.

La emoción se apoderó de mí. El sonido, la letra, la canción que me remontaba al pasado, la cercanía que tenía con ella, lo bien que la estábamos pasando, el alcohol, el sentirme bien, el pensar en lo que podría venir y el solo hecho de disfrutar el momento causaron que liberara unas lágrimas en medio de esa avalancha de emociones. Al verla, solo intensificó lo que sentía.

Fue inevitable pensar que la última vez que sentí algo similar fue hace casi siete años. Desde entonces, creí difícil que volviera a pasar. Pero pasó. Así de inesperada es la vida, a veces te enfrenta a circunstancias complejas pero luego te lleva a momentos que te llenan de energía, que sacan lo mejor de ti y te llenan de esperanza. Las energías fluyen y todo está bien.

Le comenté que ese momento había sido muy especial para mí pero no compartí detalles. Aún estaba procesando la intensidad de lo vivido. Si bien suelo ser una persona racional, esa noche me dejé llevar por mis emociones. Lo que sentía que era correcto y me hacía bien.

La abracé fuertemente. Poco después, ella admitió que también había sentido la magia del momento. ¿Mágico?, ¿qué entendemos por mágico?

Pienso que son esos momentos que nos desconectan del pasado o del futuro. Nos sitúan en el presente, nos hacen vibrar en una frecuencia de energía que nos hace sentir bien y conectar con la persona con la que lo estamos viviendo. Son esos momentos donde las emociones nos desbordan, nos sobrepasan. Y está bien, se siente bien.

Verla sonreír, gritar, saltar, beber y mirarme a los ojos, por alguna extraña razón, me llenaba de energía.

Siento que esa noche se confirmó la conexión que habíamos tenido antes. Quizás el momento había llegado, quizás el contexto era el adecuado. Quizás era el inicio.

¿Cuándo sucedió? Por ahora no es relevante, a veces solo debemos dejarnos llevar por las emociones y dejar el lado racional para realmente vivir.

“La vida siempre nos ofrece dos posibilidades: el día y la noche; el águila o la serpiente, la construcción o la destrucción, el castigo o el perdón, pero siempre hay una tercera posibilidad oculta que unifica a las dos: descúbrela. Después”.

Laura Esquivel, escritora y política mexicana.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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