¿Por qué dejé Londres para regresar a Sudamérica?

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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9 min readOct 21, 2019

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La vista desde RCA, mi universidad en Londres.

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“La forma más satisfactoria de libertad no es una vida sin responsabilidades, sino una vida en la que eres libre de elegir tus responsabilidades.” — James Clear

El pasado

Cuatro años atrás, mientras tomaba las manos de mi ex enamorada, le comenté que quería mudarme de Perú a Londres. En un inicio, ella estaba algo sorprendida sobre mi nueva decisión pero luego de una rápida reflexión y con una cálida sonrisa, noté que me comprendía totalmente. Ella sabía lo que yo realmente quería alcanzar en mi vida. Quería ser inspirado por personas provenientes de diferentes países, ir a clases donde mentes brillantes han estudiado, sumergirme en bibliotecas y museos antiguos que guardan la historia mundial, estudiar y vivir rodeado por un ambiente al estilo Harry Potter y pues tan solo ser sorprendido por la vida misma.

Estaba realmente interesado en aprender más sobre cualquier tema. Londres era la ciudad perfecta, por su espectacular entorno para conocer personas de diferentes culturas, edades y maneras de pensar, especialmente si estás tomando una maestría. Quería comprender cómo era el mundo, cuáles eran los problemas que las personas enfrentaban, sus sueños, sus objetivos y cómo percibían la vida. Preguntas como, ¿había una gran diferencia entre alguien del este que del oeste? ¿entre países desarrollados y en desarrollo? ¿su pensamiento acaso era muy diferente? o ¿iba a congeniar con alguien de Europa o Asia? surgieron en mí.

Otra motivación relevante para realizar este cambio, fue el mejorar mi vida personal. Encontrarme conmigo mismo, reconocer qué es lo que quería en la vida, aprender cómo resolver problemas de manera efectiva, entender cómo me comporto y cómo podía tomar el control de mí mismo durante situaciones difíciles. Para ser sincero, no sabía que quería mejorar todos estos aspectos antes de mudarme a esta nueva ciudad, pero lo descubrí claramente cuando finalmente vivía ahí. Comencé a ser más consciente de mis pensamientos y necesidades , cuando fui expuesto a esta nueva forma de vivir.

El pasado reciente

Cinco meses antes de terminar mi maestría de diseño de servicios y un año y medio luego de haberme mudado a Londres, me preguntaba cuál era el camino correcto a seguir que coincida con mi visión de vida. Para ser honesto, aún estaba trabajando en construirlo mientras disfrutaba de cada experiencia en Londres. Hasta que esta nueva pregunta resonó en mi mente: ¿qué es lo que sigue?

“Un sistema que ignora el feedback, eventualmente se hará pedazos por la exposición continua con el entorno que está tratando de ignorar.” — John Gall

Durante ese tiempo, estaba listo para finalizar mi maestría sin tener una idea clara sobre qué hacer luego. Busqué diferentes actividades para obtener una respuesta: asistí a diversas reuniones o conferencias sobre diseño y campos relacionados a los negocios. Buscaba poder entender y resolver, si trabajar como diseñador de servicios o como gestor de productos, era algo que iba a motivarme.

También, conversé con los tutores de mi maestría sobre el ambiente laboral en Londres y las dificultades que — para alguien como yo — enfrentaba ahí: cualquier compañía que quisiera contratarme tendría que pagar un patrocinio para obtener mi visa de trabajo. Además, intercambié opiniones con diferentes empleados de la Unión Europea y fuera de ella, sobre la experiencia de trabajar en una de las ciudades más influyentes del mundo. Complementé todas estas actividades con investigación en distintas páginas web sobre las oportunidades de trabajo relacionadas al campo de mi maestría.

Sin embargo, mi motivación para trabajar en grandes corporaciones se fue diluyendo a medida que los días pasaban, considero que esta situación ocurrió por tres razones.

La primera, por las personas que conocí en mi vida cotidiana: en mi residencia, en mi universidad, en las fiestas, amigos de amigas e incluso personas que conocía aleatoriamente durante eventos en la ciudad. Cada una con una forma especial y distintiva de ver la vida. Era increíble percibir cómo las personas eran diferentes pero, al mismo tiempo, iguales en su enfoque al tratar de resolver problemas similares. Cada una de ellas, con las largas o cortas conversaciones que tuvimos, abrieron mis ojos con su visión única de la vida.

La segunda razón, fue el no trabajar a tiempo completo. Este razonamiento lo tenía claro antes de mudarme a Londres pero mi idea original era ser empleado a tiempo completo — por lo menos dos años — antes de lanzar mi propio negocio. Esta perspectiva cambió luego de haber experimentado el proceso de postulación a un trabajo en un reconocido banco internacional, ya que la manera sobre cómo se desarrolló el proceso, realmente me decepcionó. Me di cuenta que, si quería ser parte de la industria de negocios de Londres, tenía que adaptar mi personalidad y características al mercado para poder ser empleable.

Recuerdo haberle mencionado a una amiga cercana, que conoce toda mi historia, que yo no estaba dispuesto a cambiar drásticamente con el propósito de conseguir un trabajo. Para mí, si una compañía quería contratarme, tenía que 'coquetear' conmigo. Este proceso es una relación de dos sentidos y no de uno solo, como las compañías nos tienen acostumbrados. Mi amiga me dijo que estaba siendo egocéntrico, que debía ser más modesto y adaptarme a esta situación para ganar más experiencia y poder quedarme a vivir por allá.

Fue en ese momento donde me di cuenta que el adaptarme para el beneficio de una empresa, ya no se sentía bien. Menos aún, con contribuir a generar más dinero a alguien, o a un grupo de personas, que ya cuentan con grandes cantidades de dinero. Definitivamente, ya no me encontraba motivado.

La tercera razón, estaba conectada con la anterior ya que el volver a ser estudiante me dio la libertad de elegir cómo pasar el día: nadar antes de estudiar hasta la noche, participar en workshops en la tarde antes de ir al bar, hablar con gente desconocida en el parque por las mañanas o simplemente leer en mi cama luego de una placentera cena con mis amigos de la residencia. Todos estos increíbles momentos sucedieron porque tenía el poder de decidir lo que realmente quería lograr con mi tiempo durante el día y no solo luego del trabajo, como estaba acostumbrado. Como resultado, volver a mi vida antigua simplemente no se sentía bien, especialmente luego de haber experimentado esta libertad.

Entonces, ¿qué hacer ahora? ¿debería encontrar una compañía que siga mi pensamiento sobre una relación de dos sentidos? o ¿debería realizar algo más? Pero, si fuera así, ¿qué era ese algo más? Creo que todo quedó claro luego de hablar con mis amigos de la maestría, sobre el cómo debería seguir adelante. Especialmente cuando hablé con una amiga, mientras comíamos comida peruana, que compartía una visión similar sobre qué hacer con nuestras vidas: hagas lo que hagas, disfruta y sigue el camino que es adecuado para ti y no para los demás.

La idea de construir mi propia consultora siempre estuvo presente y esta brisa de nuevas ideas sobre qué hacer, me estaba ayudando a ir en esa dirección. Sin embargo, ¿volver a Sudamérica era una posibilidad real? Dado que, en ese momento, aparecieron algunas oportunidades para ser diseñador de servicios en Dubai las cuales me sedujeron a ir en la dirección opuesta.

“El riesgo es no hacer algo que se siente arriesgado. El riesgo está en no hacer algo que se siente arriesgado.” — Andy Dunn

La idea que finalmente me impulsó a tomar la decisión final, fue creer verdaderamente en cómo imaginaba mi vida cotidiana. Definitivamente, este escenario era un riesgo pero cualquiera que sea el resultado final, valía la pena. La experiencia me había enseñado que el fracaso en las relaciones, en el trabajo, en los estudios o con la familia, es el maestro perfecto para crecer y tomar mejores y más sabias decisiones. Afortunadamente, dos amigos de mi maestría tenían los mismos deseos y visión, por lo que podríamos apoyarnos remotamente — ya lejos de Londres — en caso que la situación lo amerite. Este nuevo viaje, tan emocionante como parece, también sería difícil de lograr.

El presente reciente

¿Entonces qué debería hacer ahora?, ¿correr el riesgo y regresar a Perú para construir mi consultora?, ¿es esta oportunidad una posibilidad real?, ¿cómo organizar un plan en torno a esta idea? Aquí es donde tiene lugar mi verdadera motivación en la vida y es importante entenderla.

Mi motivación es simple: quiero hacer que las personas, y yo mismo, seamos más felices. Sí, sé que esta afirmación suena demasiado general e idealista, pero es algo que no puedo creer que no sea real. Siempre comento a mis amigos que estamos en el 2019 y ¡no estamos contentos!

En base a mi experiencia, hablando con personas dos años en Londres, identifiqué siete puntos — que aún sigo actualizando — los cuales impiden a las personas ser felices:

  • Personas que se sienten solas en grandes ciudades.
  • Personas que arruinan algunos aspectos de su vida debido a malas relaciones.
  • Personas no conscientes sobre su salud.
  • Personas que no saben qué hacer con su vidas.
  • Personas que tienen diversos trabajos pero no cuentan con dinero o una calidad de vida adecuada.
  • Personas con pequeños negocios que padecen por crecer.
  • Personas que no disfrutan la vida en general.

Diferentes organizaciones han creado múltiples estrategias para abordar estos problemas. Por ejemplo, la ONU estableció diecisiete objetivos de desarrollo sostenible para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad para el 2030.

“Mucha gente quiere que el mundo les dé lo que quieren. Y cuando no sucede, nos decimos ‘no es justo’, ‘simplemente no tengo suerte’ o ‘no pude porque …’ Si bien no controlas el resultado, si puedes controlar el esfuerzo”.

— Shane Parrish.

Sin embargo, en mi vida diaria, aún noto que las personas no se deleitan con los aspectos simples de la vida, como salir con los amigos, estudiar un tema específico por curiosidad, pasar tiempo con los hijos, comer tu plato favorito o simplemente sentarse en un parque sin hacer nada. ¿Por qué? porque no estamos presentes, supongo que estamos más preocupados por resolver nuestros problemas que por disfrutar que estamos vivos, ¡que estamos aquí!

Es difícil creer que a lo largo de millones de años desde que hemos evolucionado, como humanos y como sociedad, todavía no podamos descubrir cómo ser felices en nuestra vida diaria. Creo que existen muchas acciones que debemos realizar para resolver este gran problema, si es que lo percibimos como un problema real. Sin embargo, creo firmemente que si comenzamos cambiando la forma en que vemos la vida, sin los componentes que la sociedad nos impulsa a buscar como: fama, estatus, comparación con los demás, podríamos aumentar nuestras posibilidades de ser más felices, sea cual sea la definición de felicidad.

“Las personas no necesitan saber a dónde van: los mercados sí. Deje a las personas solas bajo una buena estructura y ellos se encargarán”.

— Nassim Taleb

El presente

Entonces, ¿qué estoy planeando para alcanzar este objetivo? Estoy creando un sistema con ciertos componentes para abordar este propósito, lo llamo el CHADT, por sus siglas en inglés: Creando + Ayudando + Analizando + Desarrollando + Enseñando (Creating + Helping + Analyzing + Developing + Teaching). Es así cómo funciona:

Creando nuevas compañías que ayuden a mi familia y amigos a alcanzar mejores formas de vida, tomando como base las ideas de negocios con las que siempre han soñado crear. Este aprendizaje me impulsará a…

Ayudar a otras personas a escalar sus micro o pequeñas empresas, a través de tres oportunidades:

  • Digitalización. En la manera cómo administran sus empresas.
  • Cambiando el modelo de negocio. De productos a servicios que sean sostenibles en el tiempo.
  • Entendiendo a los consumidores. Creando mejores servicios que tengan un valor real para ellos.

¿También podría ayudar a las grandes empresas? Pienso que si ellos están listos para realizar un cambio significativo que impacte en la sociedad, la respuesta es sí.

En paralelo a estas actividades, estaré…

Analizando la naturaleza humana para comprender la razón por la que padecen dificultades, a través de conversaciones con personas de diferentes edades, visiones de vida y problemas, para así poder tratar de ayudarlos a percibir la vida desde otra perspectiva. Como resultado, quisiera…

Desarrollar nuevos servicios que los ayuden a ser más felices, interviniendo de manera sistemática impactando a más personas, mientras difundo el conocimiento…

Enseñando en organizaciones, como una universidad, acerca del valor del diseño como disciplina y cómo desarrollar mejores servicios que beneficien a la sociedad.

No incluí el dinero como objetivo principal porque creo firmemente que, eventualmente, vendrá por sí solo. Sin embargo, mi objetivo es lograr cierta estabilidad financiera con el primer paso, mientras progresivamente avanzo hacia los demás pasos.

“Las novelas duraderas no provienen de los departamentos de literatura. Las empresas exitosas no provienen de escuelas de negocios. Las revoluciones científicas no provienen de universidades de investigación. Obtén tu educación, luego muévete. Encuentra a los solitarios jugando en el borde”.

— Naval

El futuro

Entonces, ¿volví al Perú de manera permanente? la respuesta corta es no, todavía necesito seguir aprendiendo y tener más experiencias alrededor del mundo, pero ese es un tema para otra publicación. Primero, necesito moverme y actuar. Los mantendré informados sobre este nuevo y emocionante viaje; hablaré sobre otros detalles como ‘¿por qué creo que existe una gran oportunidad en sudamérica?’, ‘mis primeros cinco meses en Perú’ o ‘¿cómo estoy lidiando con los problemas que surgen aquí?’. Nos vemos.

Mis más sincero agradecimiento por tomarte el tiempo de leer mis ideas. ¡Que tengas un buen día!

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