Sé curioso

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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4 min readNov 14, 2021
Jodenbuurt, Ámsterdam — enero 2018.

“La curiosidad mató al gato, pero en lo que respecta a los seres humanos, lo único que puede matar una curiosidad sana es la ignorancia”.

Harry Lorayne, ilusionista y mnemonista estadounidense.

— ¿Qué necesito para ganar?

— Dos triples 20 y una diana.

— Mmm. Sabes, Rupert, los chicos me han subestimado toda mi vida. Y durante años, nunca entendí por qué. Realmente me molestaba. Pero entonces, un día, estaba conduciendo a mi pequeño a la escuela y vi esta cita de Walt Whitman que estaba pintada en la pared.

Decía: “Sea curioso, no crítico”. Me gustó.

Así que vuelvo a mi coche y conduzco hacia el trabajo, y de repente me doy cuenta. Todos esos muchachos que solían menospreciarme, ni uno solo de ellos tenía curiosidad.

Sabes, pensaron que tenían todo resuelto. Así que juzgaron todo y juzgaron a todos. Y me di cuenta de que el que me subestimaran … el quién era yo…no tenía nada que ver con eso.

Porque si hubieran tenido curiosidad, habrían hecho preguntas. ¿Sabes? Preguntas como “¿Has jugado muchos dardos, Ted?”.

A lo que le hubiera respondido: “Sí señor. Todos los domingos por la tarde en un bar de deportes con mi padre, desde los diez años hasta los 16, cuando falleció”.

Buen juego, Rupert.

Ted hizo los puntos necesarios y ganó la apuesta de dardos contra todo pronóstico.

Esta escena es sacada de la serie Ted Lasso donde un entrenador de fútbol americano intenta dirigir a un equipo de fútbol de Inglaterra.

¿Nos ha pasado? ¿Cuántas veces juzgamos alguna situación con lo primero que viene a nuestra mente? ¿Cuántas veces solo hemos dicho lo que sentíamos en el momento, sin parar y analizar si lo que dijimos tenía una reflexión detrás?

¿Cuántas veces hemos creado historias en nuestra cabeza que terminaron siendo falsas? ¿Cuántas veces hicimos algo de daño a otra persona solo por pensar mal? ¿Cuántas veces nos arrepentimos de las palabras que dijimos? ¿Cuántas veces tuvimos que pedir perdón?

Un alto a lo que pensamos, no nos vendría nada mal. Especialmente cuando se trata de juzgar la vida de las demás personas. Vida que no la conocemos, vida que no nos pertenece, vida que puede ser mucho más compleja de lo que pensamos, vida llena de experiencias y aprendizajes.

Tan pronto nos cuentan algo, o vemos algo que es muy diferente a lo que esperamos, comenzamos. Creamos un juicio, intentando posicionar nuestra situación como la mejor, para quizás sentirnos algo mejor. Comienza la interminable sucesión de palabras, una tras otra, para intentar percibir la situación — que no nos gusta- como mala.

¿O es que me equivoco? Recuerda la última vez que hablaste de tu ex enamorado, de aquel que te hizo daño de algún modo. O algún familiar o amigo que te haya decepcionado. Rápidamente buscamos una razón para desacreditar y criticar su accionar.

¿No será que estamos equivocados? Quizás percibimos la vida de otra manera. Lo que es bueno para nosotros, quizás es malo para los demás. Lo que para nosotros podría ser rojo, para otros podría ser marrón. Lo que para nosotros es aceptable, para otros no lo es. ¿Está mal? No lo creo, solo son percepciones distintas de la vida. Y no existe solo una.

¿No sabemos por qué no nos responde los mensajes? ¿No sabemos por qué nuestra hija no quiere estudiar? ¿No sabemos por qué nuestra tía no quiere hablarnos? ¿No sabemos por qué nuestra hermana está triste? ¿No sabemos por qué nuestro amigo del trabajo suele estar molesto durante el día? ¿No sabemos por qué esa persona actúa de una manera muy distinta a la que esperamos?

Quizás la respuesta se encuentra en solo preguntar. En ser curiosos antes de juzgar. Quizás ese mensaje no llega porque la persona se siente mal con ella misma, quizás nuestra hija está experimentando nuevas sensaciones con su cuerpo, quizás nuestra tía no supo cómo no sentimos meses atrás, quizás nuestra hermana perdió a algún amigo cercano, quizás nuestro amigo del trabajo está a punto de quedarse sin trabajo.

¿Por qué no hacer más preguntas? Algunas como: ¿Cómo te sientes? ¿Por qué actúas de esta manera? ¿Por qué reaccionaste de ese modo? ¿Quieres conversar con alguien? ¿Te gustaría ir a caminar y conversar? Tu actitud cambió radicalmente, ¿está todo bien?

Preguntas que nos pueden ayudar, de alguna manera, como punto de partida para comenzar a entender la situación de las otras personas. Intentar interpretar sus mundos, sus experiencias y su manera muy única de vivir. Es complejo pero con una clara comunicación, la exploración se hace mucho más fácil.

¿Cuándo fue la última vez que juzgamos en base a ideas ya establecidas? ¿Cómo nos fue? ¿Qué nos hubiera gustado hacer? ¿Qué podemos hacer para cambiarlas ahora mismo?

Ser curiosos nos abre un sinfín de posibilidades, nos ayuda a encontrar formas de percibir la vida que quizás no sabíamos que existían. Formas que nos sacarán del status quo, ampliarán nuestras experiencias y capacidad para resolver problemas. Y sobre todo, lograrán que estemos más tranquilos con nosotros mismos.

Seamos más curiosos, y menos críticos. Que una sonrisa, en vez de una triste lágrima, puede ser creada por una simple pregunta.

“La capacidad de observar sin evaluar es la forma más elevada de inteligencia”.

- Jiddu Krishnamurti, filósofo indio, orador y escritor.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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