Ser complejo
“De intensas complejidades, emergen intensas simplicidades”.
Winston Churchill, estadista británico.
Hace un tiempo Claudia me lanzó un juicio: “Asu qué complejo eres”. Dado el momento que vivía y cómo se iba dando la conversación por Whatsapp, aquellas palabras me tocaron.
Minutos antes, había cuestionado sus acciones cuando comenzó a salir con una nueva persona. Mi consejo fue que se centrara más en ella, en engreírse, en estar sola en su casa sin hacer nada, en solo mirar el techo por un día. Solo uno. Pensé que aquella actividad que me sirvió mucho para conocerme a mí mismo cuando vivía en Londres, le serviría.
Su respuesta ante cada sugerencia mía: “no te entiendo jaja”, “ay, no te entiendo”, “no entender”. Acto seguido y luego de lanzarme el adjetivo sobre mi complejidad, me dijo que mi suposición era complicada y se despidió con un bye.
¿Por qué me tocó? Porque esas palabras venían de una persona que me conocía muchos años y sabía todos los detalles de mi vida. Si bien, antes me lo había manifestado como algo positivo, aquel momento sentí que lo decía para alejarse, para justificar su decisión y quitarse la responsabilidad. Había encontrado un reemplazo, en cuanto a compañía se refiere, y había tomado esa decisión.
Los días pasaron y esas palabras quedaron en mí. No porque creyera que fueran reales sino porque sentía que eran una excusa para centrarse en su nueva pareja y menos en las amistades. ¿Es justo? No lo sabemos pero sí era claro el comportamiento. Pensé que el tiempo decidiría cómo evolucionaría nuestra amistad.
El tiempo pasó y esta vez fue Laura la que me hizo un comentario parecido. Esta vez, ya estaba más preparado. Sin embargo, hizo que cuestionara mi manera de percibirme.
¿Realmente soy complejo? Claro soy muy práctico ante los demás pero cuando se trata de relaciones, es probable que lo complejice. ¿Por qué? Es que siento que el aprendizaje de cada relación se da sobre el análisis del problema hasta llegar a la raíz.
“Olvídate y sigue, solo hay que ponerle ganas y a seguir”. No pienso así. Si bien soy positivo, cada experiencia que tengo, la analizo al detalle para poder encontrar los errores que cometí, las reflexiono y genero un aprendizaje. Con ese análisis, quedo tranquilo para una nueva experiencia.
De esa manera, evito cometer los mismos errores una y otra vez ,y así puedo cometer unos nuevos. Sin análisis, pues no hay nada. Siento que solo el positivismo y las ganas no bastan. Si bien son vitales, se necesitan más ingredientes.
Por lo menos yo lo veo así, y quizás es por eso que muestro la imagen de complejizar las situaciones o los problemas. Pero por dentro, siento que mi futuro será más simple.
Ser complejo hoy para mañana, o es más, para dentro de unos minutos, vivir de manera simple.
A veces me dicen que soy positivo y que resuelvo rápidamente los problemas. Lo hago simple y avanzo. Es verdad. Pero lo que la mayoría no conoce, es que existe todo un trabajo detrás que he realizado para que — llegado el momento— pueda tomar la decisión que podría ser correcta, aquella que me ofrezca tranquilidad pero también a los demás.
Ese poder para decidir lo que podría ser mejor, se debe a todo un proceso detrás. A años dándole vueltas al mismo pensamiento, a interiorizar mis experiencias, a pensar en diferentes temas durante las noches, a no dormir o quizás a no estar totalmente presente mientras estoy con alguien. Sin embargo, siento que — tarde o temprano — todo suma y cada vez las decisiones se van haciendo más fáciles.
Porque claro, cada decisión que tomamos puede potencialmente impactar de manera positiva o negativa sobre las personas. Entonces debemos analizarlas detenidamente. Sí, la vida es sencilla y hay que disfrutarla al máximo pero también debemos tener cuidado de no impactar negativamente en los demás y en nosotros mismos. Debemos realizar aquello que se sienta bien, aquello que satisfaga nuestras necesidades sin dañar al resto.
Debemos ser honestos con nosotros y con los demás. Es probable que así podamos estar en tranquilidad, que podamos dormir sin preocupaciones o arrepentimientos.
Soy complejo y me encanta. Así soy y siento que es el camino que me permite luego estar tranquilo. Sin embargo, hay que filtrar las decisiones. Y fue la misma Claudia la que hace poco me sugirió que no debía realizar ese análisis con todas las cosas que me pasaran, sino con los temas más importantes.
Es verdad porque si uno termina por sobreanalizar cualquier tipo de problema, entonces este puede llegar al agotamiento. Especialmente con nuevos temas o situaciones. Seleccionar lo que realmente necesite ser analizado y dejar lo demás.
Quizás es una buena manera de continuar viviendo. Veremos cómo me va. Por ahora, sigo construyendo para el futuro pero estando presente ahora mismo. Es necesario tomar decisiones drásticas para que esa llama que tengo por dentro siga creciendo. Es momento de continuar con las experiencias e impactando positivamente en mi alrededor.
“La vida no es compleja. Nosotros somos complejos. La vida es simple, y lo simple es lo correcto”.
― Oscar Wilde, poeta y dramaturgo irlandés.
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¡Que tengas un buen día!