Sueños pausados
“Los árboles tienen una vida secreta que sólo les es dado conocer a los que se trepan a ellos”.
Reinaldo Arenas, novelista cubano.
Imagina esta situación: te levantas de la cama, miras alrededor, tienes las manos sudadas, la respiración acelerada, te sientes un poco desorientado y no sabes qué hacer. A los dos segundos, recuerdas que tuviste una pesadilla.
Esta pesadilla trataba sobre ti mismo. Soñaste que tu vida transcurría de manera muy rápida, donde hacías lo mismo una y otra vez. Siguiendo el camino que otras personas habían decidido por ti. Siguiendo lo que los demás te alentaban a seguir pero no tomando decisiones propias sino las de tus amigos, tus padres o la de tu pareja. Todos los demás te alentaban a seguir un camino y lo que tú hiciste fue esforzarte al máximo, sacrificar tu tiempo y tu dinero para lograr esos objetivos.
Sacrificaste muchos sueños, dejaste de hacer lo que tu corazón te decía, creíste que era importante seguir ese camino, que debías hacerlo por otras personas. Pero en tu sueño todo transcurría muy rápido, envejecías bastante rápido. Cuando satisfacías lo que los demás esperaban de ti, creías sentirte contento pero conforme pasaba el tiempo y se acercaba la vejez, te sentías cada vez más frustrado, más irritable, más cansado, más desolado, más triste.
En ese sueño, todo transcurría muy rápido y repetías las mismas acciones, una y otra vez. Lamentablemente, nadie te paró, nadie te dijo que fueras por otro camino, nadie te dijo que siguieras tu corazón, que hicieras lo que sentías que era correcto para ti. Pero no lo hiciste porque tomaste la decisión que era mejor para los demás, nunca para ti.
Ya era tarde en ese sueño, te quedaba poco tiempo. Te lamentabas, gritabas desesperado. No entendías por qué ocurrió todo eso, aunque realmente lo sabías. Intentabas sentirte mejor diciendo que no sabías, pero la realidad es que sí lo sabías. Tú tomaste cada una de las decisiones, cada uno de los pasos para alegrar a los demás, para recibir palmas, para lograr metas, para recibir reconocimientos, para recibir un “estoy orgulloso de ti”.
Te diste cuenta, tarde, de que realmente tú no estabas orgulloso de ti mismo y eso es lo que en este sueño te frustraba, que todos estaban felices menos tú. Y ya estabas a punto de que todo acabara.
Sales corriendo, miras al cielo, abres los brazos, te arrodillas y das un grito desgarrador, que te deja sin energías.
Te despiertas. Sientes las manos húmedas, tu respiración se agita, te sientes triste y te pones a llorar. Te tocas la cara y a los 15 segundos tocas la realidad y te das cuenta de que todo fue un sueño.
Gritas, pero esta vez de felicidad al saber que el tiempo no ha pasado tan rápido, al saber que hoy es 2024 y tienes muchos años aún por recorrer. Muchos sueños por cumplir. Toca seguir tu corazón sin esperar al resto.
Si no quieres que ese sueño sea una realidad, haz un cambio hoy mismo y no esperes más. ¿No lo crees?
“Feliz significa poder percibirse a sí mismo sin temor”.
Walter Benjamin, filósofo y crítico cultural alemán.
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¡Que tengas un buen día!
