Terminar una relación

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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5 min readJul 18, 2021
Baño de un resturante en New Oxford St, octubre 2018.

“¿Qué es lo que te hace llorar? Son tus apegos. ¿Qué es lo que extrañas cuando lo pierdes? Es el objeto de tu apego. Reflexiona sobre esto.”

-Osho Rajneesh, líder de un movimiento espiritual indio.

Recibo un mensaje en el celular. Era una amiga a la que le acaban de terminar la relación. Me llamó para contarme lo sucedido pero preferimos acudir a un restaurante para que me contara los detalles. Minutos más tarde, nos encontramos y caminamos al lugar. Sentados y luego de ordenar los platos, sus ojos comenzaron a brilar mientras me contaba su historia. Acto seguido, las lágrimas caían, los lamentos aparecían y hasta la rabia se hizo presente en sus relatos. Ella sentía que había invertido varios años en una relación que ya no tenía historia. Se había imaginado un futuro juntos, había dejado pasar muchas oportunidades y sentía que la situación no era justa. Principalmente porque seguía creyendo en la relación a pesar de su natural resignación.

Semanas después, ya con un grupo de amigos, ella apareció y volvió a narrar lo sucedido. La historia se repitió: el llorar, el lamento y la rabia. Incluso nos comentó que se había sentido fatal los últimos días, sin ganas de comer, arreglarse o salir.

¿Cuánto tiempo nos toma recuperarnos de una ruptura de pareja? ¿Qué emociones solemos sentir? ¿Por qué las sentimos? ¿A quién acudimos? ¿Qué hacemos para sentirnos mejor? ¿Es que realmente podemos estar bien? ¿Qué sucede si súbitamente nuestra pareja fallece?

Sbarra y Hazaz (2008) buscaron responder estas preguntas al comprender primero cómo los aspectos biológicos y psicológicos regulan las relaciones de apego en una pareja pero también como dejar de estar regulados al momento de una separación o pérdida. Incluso, cómo se vuelven a regularse a través del esfuerzo individual.

La regulación de una relación

El repetido contacto social con una persona en particular (por encima de muchas otras), genera un estado de seguridad psicológica y calma fisiológica. Por ello, el contacto social y la cercanía, son las primeras en desarrollar el vínculo de la pareja, al generar efectos gratificantes que podrían producir ‘adicción’, apego social y sensación de seguridad.

Los comportamientos sexuales y otros comportamientos íntimos (el abrazar, el acariciar), activan los sistemas de oxitocina y opioides los cuales proporcionan la base fisiológica para que los lazos de apego en la pareja sean placenteros y capaces de reducir la angustia.

El tener una pareja romántica entonces, nos genera diferentes aspectos positivos en el organismo. Pero ¿qué sucede al terminar la relación?

Inestabilidad

Por el contrario, en una experiencia de separación o pérdida, los sistemas fisiológicos funcionan libremente y pueden conducir a la desorganización biológica. Sbarra y Hazas propoponen dos etapas bien definidas al terminar una relación.

La primera etapa, el estado de desorganización, es similar a un reacción de abstinencia. ¿Cómo se manifiesta? en inquietud, agitación, insomnio, cambios en el apetito y cambio de temperatura.

Diagrama para comprender el efecto de una ruptura
en las personas, Sbarra y Hazaz (2008).

En la segunda etapa, como se aprecia en el diagrama anterior, las personas pasan de un estado de desorganización hacia una respuesta al estrés más organizada, donde las amenazas al sentido de seguridad se incrementan y la reacción de las personas se convierten en una respuesta clásica de estrés. Aquí, la manifestación de protesta se caracteriza por un comportamiento de búsqueda, aprensión y un alto nivel de querer volver con la persona con la que se ha terminado. Cuando la protesta falla, entonces la retirada y la desesperación comienza. En esta subetapa, la depresión y tristeza son las características más relevantes.

Sin embargo, no todas las personas pasamos por estas etapas. Por ejemplo, los autores mencionan el caso donde una persona se entera que su pareja acaba de morir en un accidente automovilístico. Probablemente sería una gran amenaza para la regulación de la sensación de seguridad, e inmediatamente provocaría una respuesta de estrés organizada, saltándose la etapa de desorganización.

En otro caso, el estado de desorganización puede tomar más tiempo cuando la pareja está ausente de manera frecuente: viajes por trabajo, vida militar o separaciones matrimoniales. En estas situaciones, la sensación de seguridad sería menor por lo que se esperaría que manifiesten respuestas desorganizadas.

Autoregulación

Entonces ¿cómo es que algunas personas terminan depremidas por meses y otras se recuperan relativamente rápido?

Sbarra y Hazan propoponen que para lograr una recuperación exitosa es necesario adoptar una estrategia conductual, emocional o cognitiva que reduzca las consecuencias negativas de la ruptura de una relación. Considerándolas por encima de las acciones, pensamientos o sentimientos que uno pueda tener.

¿Qué significa esto?

En una ruptura, nuestra pareja ya no está disponible para aliviar la angustia, inducir placer y generar seguridad. Por lo tanto, si bien recurrir a nuestra ex pareja puede funcionar en el corto plazo, es importante establecer una nueva manera de volver a generar la sensación de seguridad perdida.

Esta reorganización puede ocurrir de diversas maneras. Una de ellas, mencionan los autores, es por ejemplo, restaurar la seguridad buscando apoyo en otras personas. De esta manera, uno se podría sentir psicológicamente tranquilo, seguro y restablecer la homeostasis fisiológica. El apoyo social juega un papel muy importante en la disminución del estrés tanto psicológico como fisiológico.

En otros casos, las personas ‘superan’ el dolor del duelo,encontrando significado y apoyo a través del contar sus sentimientos más íntimos o evitando por completo las emociones negativas. Otras personas afrontan el problema centrándose en el problema o involucrándose en estrategias más centradas en las emociones.

Por ejemplo, después del divorcio, un período prolongado de duelo emocional puede ayudar a reorganizar los pensamientos y sentimientos sobre la separación ocurrida. También se podriá decir: “Se acabó y se acabó; déjame seguir con mi vida y olvidarme de este lío”. Siempre y cuando no se repriman las reacciones emocionales fuertes.

Finalmente, las personas solemos crear significado y coherencia a partir de una experiencia difícil, generando inevitablemente tranquilidad o calma, mencionan Sabarra y Hazan.

En conclusión, busquemos a alguien (o varias personas) con quien pasar esos momentos de dolor y angustia. Nos ayudará a sentirnos mejor, recuperar la sensación de seguridad y, sobre todo, a regular nuestro cuerpo y mente. ¿Pasas por esta situación? ¿Tienes a alguien en mente? Quizás es momento de enviarle un mensaje y hablar al respecto sin esperar más tiempo. Finalmente, todo pasa y mejora ¿no es así?

“A veces me pregunto si los hombres y las mujeres realmente encajan entre sí. Quizás deberían vivir en la casa de al lado y visitarse de vez en cuando”. Katharine Houghton, actriz estadounidense.

¡Que tengas un buen día!

Referencia

  • Sbarra, D. A., & Hazan, C. (2008). Coregulation, dysregulation, self-regulation: an integrative analysis and empirical agenda for understanding adult attachment, separation, loss, and recovery. Personality and social psychology review : an official journal of the Society for Personality and Social Psychology, Inc, 12(2), 141–167. https://doi.org/10.1177/1088868308315702

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