Un beso

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readMay 25, 2023
Exposición de arte en Barranco, Lima. Abril 2023.

“La decisión del primer beso es la más crucial en cualquier historia de amor, porque contiene dentro de sí la rendición”.

Emil Ludwig, Autor alemán-suizo.

Te regala una sonrisa, esa que te desarma por completo. Su mirada es intensa. El tiempo se detiene. Lentamente, se acercan dejándose llevar por sus deseos. Sus ojos, comienzan a cerrarse para entregarse al evidente contacto. ¡Pum! Una explosión de sensaciones irrumpe, desatando emociones que te desbordan por cada rincón de tu cuerpo. Vibras. El éxtasis es indescriptible y comienzas a consumirte por el momento.

¿Se siente bien?

Recuerda la última vez que tuviste un beso apasionado. Ese beso que te hizo perder la noción de todo lo que estaba sucediendo a tu alrededor, un beso tan intenso que te hizo olvidar tus preocupaciones y centrarte únicamente en el presente. Un beso que, al final, te generó una sonrisa, pura felicidad y satisfacción. Un beso tan intenso que te dejó sin aliento y te marcó. ¿O es que acaso estás a la espera de esa experiencia única, de ese gran beso que aún no ha llegado?

¿Cómo fue?, ¿tomas la iniciativa?, ¿o decides esperar? Esperar está bien mientras sientas que la otra persona lo realizará. Si no es así, quizás es mejor que uno mismo se atreva a actuar.

¿Qué podría salir mal?, ¿un rechazo?, ¿y cuál es el problema? Las ventajas y posibles nuevas experiencias valen el riesgo de un rechazo.

¿No lo crees? inténtalo.

Un beso produce una explosición de hormonas — oxitocina, dopamina y serotonina — que pueden crear sentimientos de placer, felicidad y apego. Un beso aumenta el ritmo cardíaco. Esto se debe a la liberación de adrenalina, una hormona que prepara a tu cuerpo para la “acción”, sostiene la científica Sheril Kirshenbaum en su libro “The Science of Kissing: What Our Lips Are Telling Us”.

Tú y esa persona a la que tanto buscas acercarte. Cerca, cada vez más cerca. Lo tomas, te acercas, te retiras un poco, miras a un lado. Coquetean con la mirada. Sientes su aliento. Pruebas delicadamente el sabor de sus labios. Sientes su rostro rozar el tuyo. Ahora su olor. Sí, ese olor que despierta más sensaciones en ti. Cierras los ojos.

Entre susurros y miradas, un juego de lenguas se desencadena. Comienzas a explorar un territorio desconocido. Un territorio que a medida que lo conoces, te atrae más, juega contigo y te seduce a continuar.

Paras. Suspiras profundamente, muerdes tus labios. Una sonrisa juguetona se dibuja en tu rostro con una mezcla de coquetería y deseo. Y entonces, con una confianza única, continúas, esperando explorar lo desconocido.

¿Sabías que el beso nos da varias señales sobre la otra persona? Kirshenbaum en su libro nos cuenta que los besos, al permitir esta proximidad íntima, nos dan la oportunidad de detectar estas señales olfativas y determinar nuestra compatibilidad genética con posibles parejas.

Pero no solo eso, los besos nos permiten probar las hormonas de los demás. Por ejemplo, la saliva de los hombres está cargada de testosterona, lo que aumenta la libido de una mujer, “preparándola para el sexo”​​. Este intercambio de hormonas puede proporcionar pistas sobre el nivel de atracción y excitación sexual de la pareja.

¿Algo más? Los besos nos brindan una gran cantidad de información sensorial. Este intercambio de sabores, olores y sensaciones físicas puede proporcionar pistas sobre la salud general, la higiene y el atractivo de la pareja, sostiene la autora.

Los besos son más que besos. Son oportunidades para explorar sensaciones, para conocernos, para conocer a los demás y para generar vínculos que puedan generar experiencias involvidables.

¿Lo intentas?

“Con sólo eso, vida mía;

con sólo eso:

con mi verso, con tu beso,

lo demás nos sobraría”.

Alfredo Espino, poeta salvadoreño.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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