Un celebración crema
“La vida está hecha de días que no significan nada y de momentos que significan todo”.
Cristina Peri Rossi, novelista y poeta uruguaya.
Llegué temprano para no perderme ni un segundo de la fiesta. El sol estaba fuerte, pero ahí estábamos todos, una marea de camisetas crema, con la ‘U’ tatuada en el pecho y la ilusión a flor de piel. Era el día, nuestro día, el momento que habíamos esperado durante todo el año y el Monumental se veía imponente, como un gigante de concreto esperando por nosotros.
Minutos antes me encontraba cantando y alentando con el conductor de Uber. Casualmente, él también era de la “U”. No dudó en activar su Bluetooth para conectarme y poner cánticos que acompañaran nuestro camino.
Al llegar a mi destino, nos dimos un abrazo. Me dijo que celebre con moderación. Sonreí y le dije que no se preocupara. Acto seguido le envié un mensaje de voz a Nico, contándole mi felicidad.
Segundos después, me encontré con Andrés cerca al óvalo. Fuimos juntos por unos sánguches, mientras conversamos sobre los momentos memorables del equipo durante el año y sobre los nuevos fichajes. Claro, todo acompañado con unas cervezas que aligeraban el calor que hacía. Mientras, a nuestro alrededor, la gente vibraba, con los cánticos ya calentando motores y las banderas ondeando al viento.
Nos abrimos paso entre la multitud, sumergidos en ese ambiente eléctrico que solo se siente en las previas. Cada paso que dábamos hacia el estadio era un paso más cerca del sueño, de esa celebración por el campeonato 27 que ya casi podíamos tocar.
Solo extrañaba a mi papá que no pudo acompañarme para la celebración pero estuvo en todos los partidos conmigo durante el año. Estaba en mi corazón.
Entramos al estadio y era un espectáculo: un mar de hinchas con sus celulares en alto, capturando el momento, queriendo congelar el instante antes de la gran celebración. La tribuna occidente era un lienzo de colores, crema y granate, con el mensaje claro: “Somos campeones”, que nos recordaba por qué estábamos aquí.
Mujeres, niños, hombres, personas mayores. Todas con su camiseta de la “U”, felices. Era un domingo para ser recordado por siempre.
En ese momento pasó por mi cabeza la última vez que salimos campeones. Aquel 2013 en Huancayo. Inolvidable recuerdo cuando mi jefe me dio permiso para faltar al trabajo. Aquel día fui en bus, conseguí entrada el mismo día, celebré y luego volví a Lima.
Qué grandes experiencias te regala el ser hincha. Aún me asombro de la cantidad de nuevas experiencias y personas que uno puede conocer, y, sobre todo, de las sensaciones que dejan huella para toda la vida.
Los jugadores salieron al campo y el estadio explotó en un rugido que seguro se oyó a kilómetros de distancia. Ahí estábamos, con el corazón a mil, viendo no solo a los jugadores sino a todas las personas que hicieron realidad ese sueño: utileros, preparadores, analistas. Los cánticos, el aliento y el bullicio, no paraban.
La fiesta estaba por comenzar mientras veía a la Trinchera Norte. Lo demás es historia.
“Y dale U”. Muchas gracias por tanto.
PD: Gracias al crema que me prestó dinero para poder comprar cerveza cuando más lo necesitaba y al otro crema que me regaló un par de soles.
“Nada importa mucho, ¿no? Me refiero a importar de verdad. Sin embargo, a veces de pronto, durante apenas un segundo, se te concede la gracia de creer que sí, que importa muchísimo”.
Lucia Berlin, escritora de cuentos americanos.
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¡Que tengas un buen día!