Una tormenta en nuestras vidas

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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5 min readApr 13, 2022

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Greenwich Park, Londres. Agosto 2018.

“Es extraño pero cierto, que los puntos de inflexión más importantes de la vida, a menudo, se presentan en los momentos más inesperados y de las maneras más inesperadas”.

— Napoleon Hill, escritor estadounidense.

¿Cuándo fue la última vez que estuviste con alguien que tenía objetivos muy diferentes a los tuyos? Aquellos que podían ser profesionales, de vida o de negocios.

¿Cómo te sentiste?, ¿todo era mágico?, ¿o es que era todo lo contrario? ¿Te llenaba de energías extra para seguir?, ¿con quién compartiste esos sueños o frustraciones?

Hace unos años una amiga me comentaba que su novio quería vivir en Sudamérica. Por el contrario, ella quería quedarse en Europa. O por lo menos, probar un tiempo más por allá sin la necesidad de volver y quedarse con las ganas de no haberlo intentado. Tener una relación a distancia se les estaba complicando y buscaban maneras de llegar a un punto en común. ¿Lo solucionaron? Tengo entendido que aún buscan una manera de alinear sus visiones de vida.

Si sigo retrocediendo en el tiempo, un ex jefe también me comentó que tuvo una relación a distancia. Él se fue a hacer su maestría a Inglaterra y ella se quedó en el Perú. Al regresar, ella terminó la relación y cada uno tomó caminos diferentes. Probablemente, también tuvieron el problema de visiones distintas.

Hace unos meses, otra amiga en el extranjero me comentaba que terminaba su relación porque apuntaban a objetivos diferentes. No recuerdo bien pero creo que él quería cierta estabilidad en un solo lugar y ella quería continuar con los viajes y seguir explorando. Él era mayor, por lo que el tiempo era un factor determinante. Visiones distintas.

¿Casos positivos con objetivos distintos? No se me viene uno a la mente de inmediato. Pero si he visto parejas con personalidades muy diferentes que quizás también se trasladen a objetivos diferentes. ¿Funciona? No lo sé, he visto casos de parejas con varios años de relación pero pienso que no garantiza lo que sucederá en el futuro.

Incluso, conozco parejas de más de 45 años que ahora se encuentran divorciadas porque evolucionaron su manera de ver el mundo y ya no la comparten más. Incluso, hace poco una amiga me dijo: “El porcentaje de separados/divorciados solo sube pero el ser humano solo aprende cuando la vive”. Sentía que el matrimonio no era el camino.

Incluso, me reenvió el artículo de Marco Aurelio Denegri, donde menciona la siguiente reflexión:

“Las grandes historias de amor se refieren al amor no-conyugal; ninguna historia, entre las famosas, canta el amor que se profesa una pareja de casados, aún cuando la pareja llegue a casarse, como ocurrió con Romeo y Julieta, que se casaron en secreto. Pero el amor descrito y encomiado no es el conyugal, sino el anterior al casamiento, cuando la pareja, en soltería, se amó”, concluye.

Mi amiga, cerró sus comentarios con un: “​​no pasará de moda esa ilusión de casarse aunque debe haber caído drásticamente el número de individuos que apuestan por las nupcias”.

Ahora me pregunto, esas grandes historias de amor, las que plantean que sucederán antes del matrimonio, ¿cómo suceden?, ¿con personas con los mismos objetivos?, ¿con maneras totalmente distintas de percibir la vida?

Podemos hacer el ejercicio: ¿Cuándo fue la última locura que hiciste con otra persona?

Tomando la locura con la definición particular de cada persona. Desde un acto diferente en una fiesta, un encuentro sexual inesperado en un lugar público, el dejarse llevar por el alcohol, el tomar decisiones solo con las emociones del momento, un viaje no planeado, un baile en la madrugada, una conversación por muchas horas, una reflexión cuestionándonos nuestra visión de vida, la creación de arte o el llevarnos a reflexionar si lo que hacemos está siendo lo correcto.

¿Aquellas situaciones se dieron con personas parecidas o diferentes a nosotros? Particularmente, me ha pasado con personas diferentes. ¿Será que es un sesgo porque buscamos y estamos expuestos a lo diferente?, ¿o es que realmente vivimos situaciones más intensas al estar con alguien opuesto?

Tampoco es que sienta que he conocido a muchas personas parecidas a mí pero cuando hay puntos en común, solo quedan en esos puntos en común. Es bueno pero no llega a explotar. Quizás una tarea pendiente, es aprovechar al máximo esos puntos en común y ver qué sucede.

Pero, en la práctica, uno suele explotar más los puntos de diferencia. Aquellos que nos ayudan a salir del día a día, aquellos que nos hacen crecer, aquellos que nos generan recuerdos para toda la vida, aquellos que son muy positivos pero que también podrían ser muy negativos.

“He llegado para ser una tormenta en tu vida”, me dijeron hace poco. Una tormenta, que la imagino como un tornado: que descuadra, que impide pisar tierra, que genera inestabilidad, donde la seguridad queda de lado y no se sabe hacia dónde se va. Donde la costumbre se acabó y lo nuevo se produce cada día.

Pero también, es una tormenta que eleva, que hace flotar, donde uno gira a toda velocidad. No sabes cuál es el piso y cuál es el cielo. Solo vas y vienes. Al pasar los minutos iniciales de incertidumbre, ese giro a toda velocidad genera adrenalina, genera sonrisas, genera gritos de alegría. Aquellos giros que llevan a lugares inhóspitos que no fueron planeados. Aquel viento que recorre todo el cuerpo, que proporciona esa frescura que uno necesita para romper lo cotidiano. Esos giros violentos e inesperados, pronto se convierten en un impulso para continuar.

Claro, la ropa se rompe, se desgarra, se producen mareos hasta quizás un ligero sangrado por la nariz pero ¿acaso no vale la pena por todas las sensaciones vividas? ¿Es que acaso la vida no se trata de experimentar una variedad de emociones?

Si bien buscamos la tranquilidad diaria, son esos momentos picos en nuestras vidas los que siempre recordaremos, aquellos momentos de intensidad donde nuestras pulsaciones estuvieron en su máximo.

Aquellos giros, finalmente, ocasionan que paremos de cuestionar si la otra persona comparte los mismos objetivos y visión de vida — que si bien son importantes — en ese momento nada más importa. Solo interesan las emociones, los giros, el fuerte viento, el mareo y la adrenalina. ¿Cuánto tiempo tomará? no lo sabemos. ¿En dónde nos dejará? tampoco.

Pero quizás es esa pizca de incertidumbre la que justamente necesitamos en nuestras vidas. ¿Estás de acuerdo?

“Y una vez que termine la tormenta, no recordarás cómo lo lograste, cómo pudiste sobrevivir. Ni siquiera estarás seguro de si la tormenta realmente ha terminado. Pero una cosa es segura. Cuando salgas de la tormenta, no serás la misma persona que entró”.

~ Haruki Murakami, escritor japonés.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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