Una vida bien vivida
“El sentido de la vida es que debe ser vivida”. Bruce Lee, actor, director y filósofo estadounidense.
De pronto, un niño se despierta en su cama. Llega su mamá y le pregunta qué sucedió. El niño manifiesta que tuvo una pesadilla. Su mamá le dice que no se preocupe, que todo estará bien. Que descanse, que no puede perderse la escuela al día siguiente.
Ya en la escuela, el profesor le comenta a los estudiantes que miren a su alrededor y que piensen en el futuro, que es el tiempo donde todo es posible. El niño observa a otros niños jugar afuera del salón, sonríe.
El tiempo pasa y el niño crece. Forma parte de un equipo de fútbol americano en la universidad. Ahí conoce a su futura esposa.
El tiempo pasa, el niño que ahora es adulto. Está casado y tiene un hijo. Esta vez, se le nota triste y extenuado. La esposa le sugiere ser realista y que piense en trabajar en el negocio de alfombras de su papá.
Pasa el tiempo, el niño que ahora es mucho mayor, se encontraba trabajando en la tienda de alfombras cuando recibe una llamada del médico. Tiene cáncer. Llega el momento de pasar por diferentes tratamientos para buscar una mejora. Le dice a su esposa que no está listo para morir. Ella lo apoya.
Pasa el tiempo, y él vuelve a casa . Superó la enfermedad y la familia y amigos están felices.
Pasa el tiempo, ahora regresa a la tienda de alfombras. Esta vez, mira con orgullo, el trofeo del campeonato de fútbol americano que ganó. Recibe un pedido. Toma una escalera y decide sacar una alfombra. De pronto, pierde el equilibrio y cae aparatosamente.
Muere. Game over.
Morty se saca el casco y no puede creer que haya estado en un juego, en una simulación. Rick le comenta que pudo avanzar 55 años, que no está mal pero que perdió el tiempo en sus 30s. Además, le recriminaba el hecho de haber vuelto a trabajar para la tienda de alfombras luego de haber vencido el cáncer.
Esta vez, Rick se pone el casco de simulación para iniciar el juego, mientras le dice que la diferencia entre ambos, es que él nunca volvería a trabajar en la tienda de alfombras.
Esta situación es parte de uno de los capítulos de la exitosa serie ‘Rick & Morty’. ‘Una vida bien vivida’ es el nombre del capítulo.
Entonces, si lo aplicamos a nuestra vida diaria. ¿Estamos realmente viviendo? ¿Sobreviviendo? ¿Qué expectativas creamos en nosotros? ¿Qué actividades estamos dejando para luego? ¿Qué situaciones dejamos de vivir por el miedo? ¿Qué amistades perdemos por no comunicar lo que sentimos?
¿Recuerdan la herramienta de la rueda de la vida en uno de los primeros artículos que escribí? Quizás pueda servir de punto de partida para identificar esos aspectos que estamos dejando desapercibidos en nuestra vida. Quizás nos pueda ayudar a enfocarnos en un aspecto específico y obtener mejores resultados.
Muchas veces converso con personas que sienten que están atrapadas en este ciclo de la vida. Atrapadas en responsabilidades, decisiones que tomaron en el pasado, problemas que aún siguen en el presente o en relaciones que ya no aportan aspectos positivos.
Son aquellos momentos donde nuestros ojos reflejan confusión, donde nuestra sonrisa no está completa, donde nuestras ganas no están al 100%, donde buscamos recibir más que dar, donde las oportunidades que aparecen no necesariamente están siendo aprovechadas.
En ese estado, nos podríamos estar perdiendo de las maravillas del sonido de las aves fuera de nuestra ventana, de los abrazos cálidos de nuestros padres o hermanos, de la mirada enamorada de la persona que acabamos de conocer, de un “estoy ahí para ti” de alguno de nuestros amigos.
Y sobre todo, podríamos dejar de percibir lo maravilloso de nuestro ser cada vez que nos vemos al espejo. Maravilloso porque está en nosotros poder cambiar. El pasado, con nuestras decisiones que ya ocurrieron, o el futuro con las diferentes alternativas que aún no llegan, no están a nuestro alcance. Pero el presente es nuestro, es infinito y fluye.
Es válido y está bien que pasemos por momentos de incertidumbre, ya que incluso podría llevarnos a caminos más específicos. Está en nosotros tomar esa decisión para cambiar nuestra situación actual y si tenemos como referencia un punto de partida, una estructura que nos permita apoyarnos y salir de esa zona turbia cada vez que caigamos, mejor aún. Filosofía de vida + terapia cognitiva conductual son las posibles respuestas que exploraremos en un futuro.
Por ahora, ¿por qué no intentar nuevas actividades?, quizás salir de la rutina. Ir por ese paseo que está siempre en nuestros sueños, pintarnos el pelo de un color llamativo, reir con esa persona que siempre nos escribe y aún no vemos. O vivir solos en una ciudad desconocida ¿Por qué no?
Finalmente, ¿has identificado cuál es la tienda de alfombras en tu vida?, ¿estás volviendo a trabajar ahí? ¿o qué haces para cambiarlo? Como dice la famosa frase de Susy Díaz, que quizás cuando éramos más jóvenes era motivo de burla, a medida que pasan los años uno le va encontrando cada vez más significado: “Vive la vida, y no dejes que la vida te viva”. ¿Lo intentamos?
PD: Mira el video de la serie aquí:
“La mejores cosas de la vida, no son las cosas”.
John Ruskin, escritor y filósofo inglés.
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¡Que tengas un buen día!