Viajando solo

Jonathan Martell
Jonathan Martell
Published in
4 min readJan 26, 2022

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Plaza de Cajamarca. Agosto 2021.

“Viajar es emprender un viaje hacia uno mismo”.

Danny Kaye, actor estadounidense.

En julio del 2021, decidí tomar una decisión: viajar y trabajar remotamente. Por la pandemia, se me había complicado hacerlo antes. Pero sentí que el momento había llegado. Objetivo que siempre tuve en mente y con el cual quería alinear otro más: vivir en el campo totalmente solo.

¿A dónde ir? Ingresé a Airbnb y comencé a buscar alguna propiedad que se adecuara a mis necesidades. Buscaba departamentos por menos de $400 el mes, que estuviera en provincia, de preferencia la sierra del Perú, que sea un departamento para mí solo donde pudiera cocinar o hacer ejercicios sin problemas.

¿Cerca a la ciudad o a las afuera? Uno me permitiría conocer cómo era la cultura del lugar, las personas, sus historias, problemas y sus hábitos. Quería sentir cómo era vivir como una persona de la ciudad. No me emocionaba para nada la idea de hacer turismo. No buscaba ser un turista, buscaba ser un local. Aquel que va al mercado, a la bodega de la esquina, aquel al que saludan por verlo siempre. Aquel que puede recomendar un lugar o saber a dónde ir o a dónde no ir.

Pero también quería estar solo. Vivir la experiencia de apartarme de todo por unos días y de ver lo que sucede a mi alrededor. “Desconectarte para volver a conectarte, interesante”, me dijo una amiga cuando le conté mi idea.

¿Por qué? Siempre he pensado en prepararme para vivir solo, alejado de la ciudad y en una cabaña. Siento que es mi manera de prepararme para cualquier evento inesperado y además, aquel objetivo, depende exclusivamente de mí. Entonces puedo controlar el resultado.

Decidí que viviría una semana en el campo, alejado de todo y por unas dos o tres semanas en la ciudad. Sería un balance interesante y podría también comparar cuál se adaptaría mejor a mis necesidades. Saber si podría volver a intentarlo o no. Además sumaría a mi experiencia de vida.

¿Cuzco? ¿Arequipa? Me parecían ciudades donde suele ir la mayoría. Además no encontré un departamento a las afueras que se ajustara a mi presupuesto y necesidades de trabajar remotamente. Además, quería conocer otros escenarios.

¿La mejor opción? Sin duda Cajamarca. Ofrecía el balance perfecto para salir de la ciudad a precios razonables, con acceso a diferentes comodidades y luego podría volver a la ciudad para comenzar a conocerla. La última vez que estuve en Cajamarca fue en el 2004, con el colegio, ya no la recordaba pero sentía que sería una ciudad agradable.

¿Habían departamentos? No fue tan fácil, las que tenía en mente desde hace unos meses ya estaban rentadas. Incluso, pensé en quedarme en el tercer piso de una casa que iba a ser compartida con una señora de 60 años. Se veía genial, incluso tenía terraza. Perfecta para hacer ejercicios. Compartir con alguien no me parecía tan mal. Aunque claro, siempre he valorado mi privacidad pero sentía que podía hacer el esfuerzo por unas semanas. Además, en la descripción, la señora mencionó que trabajaba durante el día.

Al escribirle me comentó que, por Covid, había dejado de alquilar la casa, que lo lamentaba mucho. Otra opción era quedarme un estudio con terraza en un segundo piso. Los demás cuartos también eran rentados pero en los comentarios leí que había algunas quejas por algunas reuniones que se habían organizado. Me terminó por desanimarme a compartir casa con alguien.

Decidí volver a buscar departamentos solo para mí. Así encontré uno a una cuadra del centro, en el pasaje Atahualpa. Era perfecto: amplia sala, cocina con todas las comodidades, dos baños y un cuarto (había otro que podía ser abierto pagando un extra). El presupuesto era un 30% más de lo que tenía planificado pero sentí que valdría la pena. Me quedaría por dos semanas. Si bien mi plan inicial era quedarme por un mes o más — incluso no había comprado pasaje de retorno — en el camino Claudia me planteó una nueva opción: ir al norte, a la playa, por dos semanas a explorar un nuevo proyecto. El cual terminó por cambiar mis planes pero para bien.

¿Qué sucedió con la estancia en el campo? Tenía dos opciones de la misma dueña. Luego de varios análisis y comparar las fotos y cómo me sentiría en cada lugar, decidí rentar la que parecía tener mayor privacidad. Si bien la casa no era para mí solo, me comentaron que la otra habitación no había sido alquilada y que en el primer piso vivían ellos (los dueños) pero solo regresaban por las noches. La reservé por una semana sin dudarlo.

Con todo listo era tiempo de ir a probar y ver qué sucedía. Mi primer reto era quedarme una semana, por decisión propia, sin internet. Le dije a mi familia y amigos cercanos que estaría desconectado y que cualquier urgencia me llamen al número. Que todo lo demás lo tendría desactivado. Busca probar que podía estar solo, quería conocer qué pensamientos recorrerían mi mente, escribir, leer, hacer ejercicios, conocer a las personas que vivían por ahí y ver qué sorpresas podría encontrar.

Aeropuerto Jorge Chávez. Lima, julio 2021.

¿El resultado? Una sorprendente experiencia, llena de reflexiones y momentos muy espirituales. Pronto contaré la historia sobre mi experiencia en Cajamarca.

“Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente”. Mae West, actriz de cine y teatro estadounidense.

¡Que tengas un buen día!

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