Durmiendo en la silla

Relatando en corto

Juntando letras
Published in
4 min readSep 20, 2018

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Gilberto es un compañero de la oficina muy pálido. Es tan pálido que uno se lo imagina bañándose con pasta de dientes blanqueante. Estoy seguro que si pones una lámpara detrás de él puedes ver a través de su piel. Es uno de los becarios de diseño aquí en la oficina de Improveit de Londres.

Igual que todos los becarios, tiene una vida bastante ajetreada fuera de la oficina. La mayor parte del tiempo se acuesta tarde. Lo sé porque jamás llega a su hora y tiene más ojeras que una lechuza. No es nada anormal considerando que es un tipo joven. Lo único es que él no sale con amigos a intentar ligar con chicas en bares oscuros. A lo que se dedica Gilberto es a jugar al Halo online, a beber cerveza y a comer Doritos. Yo creo que come tantos que ya se le están amarilleando las puntas del dedo pulgar e índice, pero igual eso son imaginaciones mías.

Recuerdo que una vez se quedó dormido en una reunión. Fue tan descarado que se dio cuenta todo el mundo que estaba allí. Lo más notable es que se despertó con su propio ronquido e hizo como si nadie se hubiese percatado, pobre iluso.

Ayer se durmió otra vez en su silla, delante del ordenador. Como estaba tan ido que incluso haciendo ruido delante de él ni se inmutaba, nosotros empezamos a hacernos fotos con él y a subirlas a Twitter, Instagram e incluso se las enviamos a nuestros compañeros de las otras oficinas.

Al mediodía el hashtag #diseñadordormido ya era un trending topic mundial. La gente estaba como loca. Miles de personas de todo el mundo empezaron a inundar la red con memes. Cada cual más gracioso que el anterior. Si es que internet es lo más grande.

Llegado un punto tratamos de despertarle. Tosíamos a su lado, le hacíamos cosquillas en la nariz e incluso alguno se chupó la punta del dedo y se lo metió en la oreja. Pero nada. No había forma. Estaba en coma total. Menuda noche de vicio delante del ordenador a todo lo que da se debió de pegar.

A eso de la una y media, después de comer, lo rodeamos entre todos y nos hicimos una foto grupal. Impresionante, de verdad. Era tan buena que la subimos al Instagram de la empresa. Somos una compañía molona.

Pero a medida que pasaban las horas empecé a preocuparme por Gilberto. Sé qué a él no le importa lo más mínimo y que se ha quedado dormido muchas veces antes, pero incluso para él empezaba a ser demasiado. Así que una vez más traté de ver qué pasaba si pasaba cerca de él y de paso controlar si al menos se había movido. Pero nunca lo hizo. Mientras, la gente siguió sacándose fotos con él. Incluso le ponían cosas para hacerlo más gracioso. Le dibujaron una barba con espuma de afeitar. Sinceramente, aún estando preocupado, aquello me hizo reír.

Tuve una reunión y tuve que dejar de vigilarle durante un buen rato. Para cuando terminó la reunión la gente ya se había ido. Todos menos Gilberto, claro. Ahora sí que estaba entrando en modo pánico. ¿Y si este tío se había muerto aquí mismo? ¿Qué debería hacer yo?

Apagué mi ordenador, cogí mis cosas y me fui de nuevo hasta la mesa de Gilberto. Le miré una vez más. Estaba pálido como siempre. No era nada extraño. Así que puse mis dedos debajo de su nariz durante unos segundos. Este tipo no respiraba. ¡Hostia puta! Pegué mis dedos a su cuello, para estar seguro. No tenía pulso. No soy médico ni nada de eso, no tengo ni idea de estas cosas, pero esto pintaba más negro que un carboncillo. Así que hice las mismas comprobaciones en mi mismo. Efectivamente. Pude sentir el aire cálido saliendo de mi nariz y al tocarme el cuello, la sangre subiendo a toda prisa a mi cabeza. Demasiado rápido. No había duda, este tío estaba muerto. Habíamos estado todo el día haciendo coñas de un muerto. Y lo que es aún peor, todo internet había estado riéndose de este muerto de nuestra oficina.

Me angustié del todo. Agarré la manga de mi camiseta y le froté el cuello para que el CSI o lo que se que ve estas cosas que fuese a venir luego no pudiera tomar mis huellas. Entonces me fui caminando muy rápido hacia la salida. Yo no sé cómo lidiar con estas movidas. Espero que las de la limpieza hayan llamado a la policía al llegar, yo no quiero encontrarme con esto mañana otra vez.

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