Sonreír al amanecer
Microrrelatando la vida
La cosa pintaba mal. Y así, riéndose de su propio chiste se lo llevaron en la camilla que zigzagueaba porque una de las ruedas se movía a golpe de espasmo. Mientras, él saludaba con alegría moviendo la mano solo por la muñeca, con los dedos ligeramente arqueados, como lo hacen los reyes. Abrazó a Jackeline, le dio un beso y le dijo que luego sería el bello durmiente y que ella tendría que besarle para despertarlo.
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