3 novedades del «Diccionario panhispánico de dudas»

Iramis Alonso Porro
Juventud Técnica
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4 min readJul 5, 2023
Foto: tomada de la RAE

Por Cristian Martínez González

En el 2005 las academias publicaron la única edición — hasta hace solo unos días — del Diccionario panhispánico de dudas (DPD), la primera obra realizada, revisada y aprobada entre todas las corporaciones que, en ese momento, conformaban la Asociación de Academias de la Lengua Española. Si bien el compromiso inicial era actualizarla con regularidad, lo cierto es que su reforma demoró casi dos décadas.

Esta nueva entrega del DPD, completamente digital, sienta sus juicios normativos en las obras publicadas con posterioridad, como la Nueva gramática de la lengua española (2009–2011), la Ortografía de la lengua española (OLE, 2010) y el Diccionario de la lengua española (DLE, 2014). Así, además de recoger los criterios expuestos en los textos anteriores, el DPD también se aventura a ofrecer recomendaciones sobre temas no tratados en dichas obras, como algún extranjerismo en específico, un topónimo de dudosa escritura…

Por eso, hoy dedicamos nuestra columna semanal a tres novedades de la nueva edición del DPD:

1. Ásperger y aspérger son grafías válidas

Si bien el DLE aún no documenta las voces ásperger y aspérger — ambas válidas para referirse al ‘trastorno del espectro autista caracterizado por un déficit cualitativo de interacción social’ o a la ‘persona que sufre este trastorno’ — , ya el DPD destina un artículo para ellas debido a las frecuentes dudas que suscitan tanto la grafía como la pronunciación de estas palabras. Conviene recordar que la lectura recomendada de dichos términos es [ásperjer] y [aspérjer], respectivamente, pese a que en expresiones como enfermedad de Asperger, lo aconsejable es que el apellido de este médico austriaco se lea lo más cercano a su lengua de origen, a saber, [ásperger]. Señala el texto académico que carecen de justificación en español la pronunciación [ásperyer] o [aspéryer].

2. Otawa, con una sola t

Pese a que en la OLE el nombre recogido para la capital de Canadá es Ottawa, el DPD propone la grafía Otawa, con una sola t, a sabiendas de que la forma original es aún mayoritaria en español. Esta propuesta, al igual que la de Nueva Deli para la capital de la India — anunciada ya desde la publicación de la OLE en 2010 — , en lugar de Nueva Delhi, se basa en el criterio de que son grafías plenamente adaptadas a la ortografía del español, razón por la cual recomiendan su uso.

Sin embargo, en la propia obra, en el apartado titulado «Tratamiento de los topónimos» — al parecer, aún sin revisar — , se afirma que se respetan grafías como Ottawa y Copenhague, por ejemplo, pues son «topónimos que carecen — ¿o quizás carecían? — de forma adaptada al español y se emplean tradicionalmente con la grafía propia de la lengua local o con la grafía correspondiente a una lengua puente». Por suerte, este mismo texto sigue reafirmando que «se desaconseja la grafía simplificada Copenague», que a “nadie” ha de asombrar si en los próximos años se propone esta forma.

3. Braile es una adaptación válida

Pese a que tanto el Departamento de «Español al día» como la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) durante años recomendaron que braille se dijera en español [bráiye] o [bráille], en dependencia de si el hablante era yeísta o no, lo cierto es que en América lo normal es pronunciar ese término como [bráile]. Si bien la grafía etimológica es la más frecuente para referirse a este ‘sistema táctil de escritura y lectura para ciegos’, es preferible emplear la forma braile, con una sola l, en la que grafía y pronunciación coinciden.

Así lo prescribimos también en Buen Idioma hace unas semanas, pues consideramos, como mismo señala ahora el DPD, que lo recomendado es «acomodar en el uso grafía y pronunciación, ya que carece de justificación en español escribir braille y pronunciar [bráile]».

En próximas entregas de esta sección continuaremos el análisis de algunas de las novedades del DPD, que, de acuerdo con la Real Academia Española, se revisará de forma periódica a fin de mantenerlo actualizado, más ahora que cambió su formato inicial en papel para convertirse en un diccionario electrónico desde el propio inicio de su segunda edición, «con mayores prestaciones de acceso y de consulta a los hispanohablantes», si bien desde 2006 estaba ya en línea, pero con entradas sin modificar, pues así se mantuvieron hasta junio de 2023.

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Iramis Alonso Porro
Juventud Técnica

Periodista cubana especializada en temas de ciencia, tecnología y medio ambiente. Directora de la revista Juventud Técnica y profesora de periodismo científico.