¿Cómo se implementa en Cuba el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional?

Juventud Técnica
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5 min readOct 10, 2021
Ilustración: Ares (tomada de Cartilla popular del Plan San de Cuba

Por Yanel Blanco Miranda

“Cuba está en fase de implementación del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional”, comentó la Dra. Elizabeth Peña, directora nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, en videoconferencia ofrecida en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí en ocasión del Día Internacional de las Mujeres Rurales y del Día Mundial de la Alimentación, que se celebran el 15 y 16 de octubre, respectivamente.

“La idea del plan SAN surgió en 2019, a raíz de una conversación con el teólogo brasileño Frei Betto, quien asesoró su construcción y nos acompañará en su realización y seguimiento”, explicó la experta.

Aprobado el 22 de julio de 2020, este plan tiene entre sus objetivos establecer las bases conceptuales que faciliten la elaboración de programas y proyectos de soberanía alimentaria y educación nutricional, garantizar producciones de alimentos sostenibles a la nutrición y fortalecer la gestión del conocimiento e innovación a escala local.

Infografía: cortesía de Oxfam

La especialista también manifestó que esa soberanía que se persigue, en las condiciones cubanas está referida a la “capacidad de la nación para producir alimentos de forma sostenible y dar acceso a toda la población a una alimentación suficiente, diversa, balanceada, nutritiva, inocua y saludable, reduciendo la dependencia de medios e insumos externos, con respecto a la diversidad cultural y responsabilidad ambiental.

“Para ello se tuvieron en cuenta aspectos tales, como el modelo sostenible de producción, transformación y comercialización, acceso a recursos; educación nutricional para la soberanía alimentaria.

“También principios y valores como la integración y la articulación intersectorial, la equidad de género y generacional, transparencia y respeto a las tradiciones locales, entre otros”.

Acceso a los alimentos

Las doctoras Betsy Anaya y Anicia García del Centro de Estudios de la Economía Cubana explicaron durante la conferencia que, “aunque las estadísticas globales reflejan que tenemos resultados satisfactorios en cuanto a consumo aparente de nutrientes, realmente no se muestra la complejidad del acceso a los alimentos por parte de la población. Ese motivo nos llevó a analizar por qué ocurre y cuáles son las causas”.

En relación con la seguridad alimentaria, apuntaron que hay que tener en cuenta la disponibilidad material de los alimentos, el acceso (económico y físico), la utilización y la estabilidad.

La Dra. Betsy Anaya planteó que en el caso del acceso físico “no siempre se logra presencia en los mercados, debido a la estacionalidad de la producción nacional (70 por ciento de las cosechas se obtiene en los meses de invierno), la falta de una adecuada infraestructura para el almacenamiento, conservación y procesamiento de estos productos en aras de mantener una oferta sistemática durante el año y otros como los recortes a la importación”.

A su vez, la Dra. Anicia García subrayó que el acceso económico es un tema más complejo. Un estudio realizado en 2018 mostró datos interesantes.

Como no se contaba con los resultados de las encuestas de la situación socioeconómica de los hogares, las especialistas implementaron una metodología destinada a saber si la población con sus ingresos normales (asalariados, pensionados) tenían la posibilidad de alimentarse de una forma adecuada.

“Lo que establecimos fue que en 2017 ni el salario mínimo ni la pensión mínima eran suficientes para satisfacer esta necesidad. En un estudio más reciente, hecho en 2020, nos percatamos que tampoco los salarios y pensiones mínimas en 2019 llegaban a satisfacerla.

“Entonces, para mejorar el acceso debe propiciarse un cambio de enfoque a la hora de abordar la seguridad alimentaria, crear un espacio de coordinación de todos los organismos e instituciones que respaldan y evalúan la seguridad alimentaria en Cuba, de modo que esta cuestión se analice y proyecte de manera integral, incrementar la disponibilidad de alimentos a partir de las reservas existentes.

“De igual forma, hay que estudiar los mecanismos actuales de interrelación entre los diferentes actores para que los programas de sustitución de importaciones que se implementan signifiquen un estímulo efectivo a los productores, lograr un diseño más adecuado de los mercados de alimentos y transformar los sistemas de protección vigentes y la universalidad de algunos subsidios”.

Ser mujer rural en Cuba

“Las mujeres rurales en Cuba representan el 46,3 por ciento de la población que habita en el campo. Aun cuando hay una alta masculinización, ellas son una reserva de fuerza de trabajo en esos espacios y en particular para el sector agropecuario”, expresó la máster Yenisey Bombino, profesora de la Universidad de La Habana.

También indicó que “son solo el 26,1 por ciento de la población rural económicamente activa, lo que demuestra cuán poco participan en la vida productiva de estos lugares.

“La encuesta nacional de igualdad de género plantea que la tasa de participación de las mujeres rurales en trabajos no remunerados es de un 98,39 por ciento y que para ello dedican el 80 por ciento de su tiempo”.

La especialista reconoció además que hay “una subdeclaración y subvaloración del trabajo (de las mujeres). Su participación y aportes en el sector agropecuario, alimentario no se reconocen.

“Muchas veces, porque realizan actividades que son consideradas de apoyo, en el patio, de cuidado de animales menores”. En algunas ocasiones son contratadas en picos de cosecha y otras los contratos son verbales, lo cual las deja en posición de vulnerabilidad. Hay que tomar medidas activas para erradicar esta situación. Que prioricen y se dirijan a las mujeres”.

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