El pacto que los científicos cubanos trabajan por cumplir

Juventud Técnica
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3 min readJan 15, 2020
El presidente de la Academia de Ciencias de Cuba conversa con el Dr. Gilberto Silva Taboada, uno de los sobrevivientes de aquel 15 de enero de 1960

Por Claudia Alemañy Castilla /Fotos: Alba León Infante

Dice la canción que 20 años no es nada, pero ¿y si triplicamos esa fecha? Seis décadas constituyen un número robusto de momentos, unos buenos, otros menos afortunados. Ese periodo es suficiente para trazarse metas, pautar las maneras de alcanzarlas y trabajar continuamente con el objetivo de verlas materializadas.

Un 15 de enero de 1960 los científicos cubanos congeniaron un pacto silencioso con las transformaciones que se sucederían en la Isla y con su principal impulsor, Fidel. El convenio no era sencillo ni realizable a corto plazo, pero aquella generación se sintió comprometida y dio el paso al frente.

“Un país de hombres de ciencia, de pensamiento” fue la consigna, devenida promesa, que se formuló aquel día. Tras aquel instante, muchos se involucraron con los procesos educativos y científicos que se sucederían aceleradamente en la Isla.

Con el paso del tiempo, llegaría el momento de pasar el batón de la investigación y en eso también han tenido valiosos resultados los académicos nacionales. A pesar del paso de los años, las nuevas generaciones tratan aún de completar aquella promesa no juramentada.

Por eso no es de extrañar que este 14 de enero, el paraninfo de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) volviera a estar lleno. En ese sitio se convocó al compromiso original y el mismo espacio sirvió de escenario para conmemorar el 60 aniversario de ese convenio que ya hoy recoge tantos logros.

Dr. Luis Velázquez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba

Luis Velázquez Pérez, presidente de la entidad, instó a los colegas a reconocer que la tarea no está cumplida del todo y que es necesario continuar la labor.

A su vez, el encuentro sirvió para conmemorar la figura del profesor Gilberto Silva Taboada, quien estaba en la institución científica aquel día de 1960 y escuchó las palabras de Fidel. El nonagenario científico recibió un caluroso aplauso y el efusivo reconocimiento de otros académicos, antiguos alumnos y compañeros de labor.

Al término del acto, los colegas se dan la mano, conversan. Asisten a la apertura de una exposición fotográfica que alude a la fecha. El paraninfo se va quedando vacío de personas, pero no de espíritu. Dentro, resuena el pacto silencioso que todavía muchos trabajan por cumplir.

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