Televisión Digital Terrestre, dónde estamos y hacia dónde vamos

Juventud Técnica
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15 min readDec 13, 2021

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Foto: tomada de la ACN

Por Julio Valdera

Para Arcadio existen pocos lujos en esta vida. Jubilado, sin familia y residente en una zona rural del capitalino municipio de El Cotorro, distribuye sus horas entre la atención a su jardín/huerto; sus visitas regulares a la bodega y al médico; y la esmerada atención a un equipo de gallinas que lo ayudan a sustentarse. Adereza sus ocupaciones con las pláticas que, en surtido abundante, ofrece a todo aquel que le dedique unos minutos. Pero el momento estelar de su día es ver la televisión en el aparato que, desde hace años, cuida como el verdadero tesoro de su casa. La pelota y la novela son los platos fuertes, aunque Arcadio es un televidente experto, capaz de disfrutar casi de cualquier producto.

Hace algunas semanas, Arcadio, como toda Cuba, conoció que a partir del venidero 30 de noviembre comenzará en el occidente del país una etapa de renovación en cuanto a la señal televisiva. Supo que este proceso traerá consigo que dos canales (Educativo y Educativo 2) dejarán de salir al aire por la vía analógica y solo podrán ser sintonizados a través de la cajita decodificadora. Fue informado también de que este apagón parcial se extenderá a la zona central en 2022 y que culminará en 2023 cuando llegue al Oriente.

Intuyendo que el apagón total de la señal analógica no tardará mucho más, Arcadio trazó su estrategia para adquirir la dichosa cajita, contando con su pensión de entrenador deportivo jubilado. Espera que su situación económico-familiar le valga para allegarse a la asistencia del Estado, sobre lo que también se habló en las noticias.

Situaciones como las de Arcadio pueden estarse multiplicando en Cuba ante el inminente inicio del proceso de transición parcial hacia la televisión digital terrestre (TDT). No en balde han surgido dudas en los lectores de Juventud Técnica, nuevas algunas, otras no tanto. ¿Cuál es la necesidad de dar este “salto”? ¿Por qué ahora, en medio de la difícil situación que vive el país? ¿Cómo va a funcionar el proceso? ¿Qué beneficios traerá la nueva tecnología? Con estas y otras cuestiones en hombros, un equipo de esta revista se trasladó hacia el Ministerio de Comunicaciones (Mincom), donde especialistas y funcionarios se encargaron de vaciarnos la mochila de preguntas y llenárnosla de respuestas.

El cambio es impostergable

Para entender la necesidad de saltar de la televisión analógica a la TDT, es importante comprender que no implica una modificación meramente de imagen televisiva, sino que se trata de un cambio de paradigma tecnológico en materia de telecomunicaciones. En tal sentido, la tecnología digital gana cada vez más presencia, mientras que la analógica se vuelve más y más obsoleta.

Fuente: Unión Internacional de Telecomunicaciones

Vale destacar que este proceso no es exclusivo de Cuba: es una realidad para la mayoría de los países del mundo. Ya unas 70 naciones, las más desarrolladas, han completado la transición hacia la TDT. El resto se encuentra en una fase intermedia, siendo este el caso de Cuba. De acuerdo con los informes oficiales disponibles, únicamente 19 países no han iniciado el salto tecnológico en cuestión.

Con esa realidad en mente, se adoptó hace unos diez años la decisión de que Cuba transitara de la televisión analógica a la TDT, comenzando el proceso con una etapa denominada “de simultaneidad”. Esta etapa se fue manejando con la infraestructura que Radiocuba (empresa que gestiona las instalaciones y el equipamiento dedicado a las transmisiones radiofónicas y televisivas en el país) tenía disponible; dígase canales libres, espacio en torres para poner las antenas y espacio en los centros de transmisiones, entre otras. Asimismo, fue necesario aumentar la cobertura de climatización y las capacidades eléctricas en algunos lugares.

Carlos Arencibia García, Director Técnico de Radiocuba. (Foto: Alexander Isla Sáénz de Calahorra)

El proceso avanzó hasta que dejó de existir la infraestructura disponible. “Ahora es preciso liberar capacidades que permitan continuar el avance de la TDT”, dijo a Juventud Técnica Carlos Arencibia García, director técnico de Radiocuba.

Un elemento relevante para avanzar en la transición parcial es el incremento de la calidad de la señal televisiva que se transmite y recibe, así como las prestaciones adicionales que trae incorporadas. Programas de una mejor factura, como Sonando en Cuba y Bailando en Cuba, son ejemplos de lo que se puede lograr con la tecnología que se está implementando, la cual será mucho más efectiva una vez que ese tipo de productos deje de ser transmitido por la señal analógica, para la que no están diseñados.

No debe obviarse que adquirir tecnología analógica se dificulta cada día más. Ya no se producen equipos basados en ella y las piezas que aún existen en los almacenes de los productores y comercializadores incrementan sostenidamente su costo a medida que aumenta su escasez. Por tales motivos, hace años que el equipamiento para la producción televisiva en Cuba migró casi completamente hacia la tecnología digital, cuyas producciones pierden calidad al emitirse por vía analógica.

Además, la TDT incorpora otros beneficios: permite adicionar la radiodifusión sonora a la misma señal, la difusión de noticias, la guía de programas, e incluye la posibilidad de una televisión interactiva, aunque este es un servicio aún no implementado. También su robustez ante las interferencias es una ventaja, ya que permite un servicio menos expuesto a interrupciones por este concepto. En este sentido, su principal problema es que, de existir una interferencia de tal magnitud que la afecte, la señal se pierde totalmente. No sucede como con la analógica que, ante interferencias, se degrada en calidad, pero no deja de recibirse.

También se une, como un motivo de peso, la necesidad de liberar la banda de frecuencia de los 700 megahercios (MHz). Esta es la frecuencia que actualmente ocupa la señal de televisión analógica, lo cual, ya a estas alturas, está lastrando el avance de uno de los elementos esenciales para el proceso de informatización de la sociedad que impulsa el país: la señal 4G de telefonía móvil.

La banda de 700 MHz tiene mucha más penetración y más cobertura que la que actualmente se utiliza en Cuba para la 4G, que es la de 1800 MHz. Más penetración y cobertura, porque para dar servicio a un área en la que se emplean ocho estaciones de la banda de 1800 MHz, solo se necesitan tres o cuatro de la banda de 700 MHz. “Eso representa mayor velocidad en el acceso, ya que requiere de menos estaciones; y un ahorro sustancial de recursos, pues, lógicamente, instalar tres estaciones de 700 MHz cuesta mucho menos que hacer lo mismo con ocho de 1800 MHz”, opinó Hugo Fernández Mac-Beath, especialista principal del Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones (GEIC).

Hugo Fernández Mac-Beath, especialista principal del Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones (GEIC). (Foto: Alexander Isla Sáenz de Calahorra)

Consolidar el servicio 4G en zonas rurales depende en gran medida de la posibilidad de emplear en ello la banda de 700 MHz. “En zonas urbanas van a seguir usándose las dos bandas, 700 MHz y 1800 MHz, pero las zonas rurales se van a poder cubrir rápidamente, una vez que se libere la banda de 700 MHz”, agrega el director técnico de Radiocuba.

“Para ilustrar con un ejemplo, abunda Glauco Guillén Nieto, director del Laboratorio Central de Telecomunicaciones (Lacetel), si Etecsa hubiera podido desplegar la 4G en la banda de 700 MHz desde un inicio, hubiera necesitado invertir un tercio de lo que ha invertido para hacerlo en la de 1800 MHz. O dicho de otra manera, con lo que ha invertido hasta ahora, hubiera podido crear tres veces más capacidades que las que ha creado usando la banda de 1800 MHz”.

Zona Wifi en los alrededores de la Sierra Maestra. Foto: tomada de TelesurTV

Otro objetivo perseguido es la reducción del costo de sostenimiento de la infraestructura. Si bien este resultado no será apreciable hasta que finalice la etapa de simultaneidad, una vez superada esta, alcanzará niveles de ahorro a no despreciar. Por un lado, al liberarse la banda de 700 MHz, se posibilitará la instalación de menos estaciones de telefonía para cubrir más áreas, fundamentalmente en zonas rurales, lo cual, ya de por sí, representa un ahorro de recursos. Pero también en la transmisión de la señal televisiva se debe apreciar un incremento de la eficiencia con el empleo de la nueva tecnología.

La señal digital se transfiere por un equipo transmisor que consume mucha menos energía eléctrica que uno analógico, a lo que se une que el transmisor digital permite emitir ocho canales que antes requerían, cada uno, un transmisor analógico. Es así que la reducción de equipos en funcionamiento va a ser ostensible.

El ahorro fundamental de todo el proceso será el energético, aunque hasta ahora no se registran beneficios por este concepto. Mientras dure la etapa de simultaneidad se estarán agregando transmisores para llevar al aire las dos señales. Pero una vez que se apague la televisión analógica, se va reducir la cantidad de equipos en operaciones, por lo que la eficiencia energética va a ser muy superior. También va a tributar al ahorro, pues, a medida que se apague, van a ser necesarios menos equipos de climatización. Datos aportados por Arencibia García dan cuenta de que una vez superado el proceso de tránsito, se ahorrará un tercio de lo que hoy se consume en electricidad, por concepto de transmisión de la señal televisiva.

Teniendo todo esto en cuenta, llama la atención que este periodo de transición parcial no se haya hecho con anterioridad, pero lo cierto es que ya se había iniciado. En el año 2019 se hizo, a modo de prueba, un apagón parcial de un canal analógico (Educativo) en cinco municipios de la provincia de Sancti Spíritus y en el territorio de la Isla de la Juventud. Sin embargo, la falta de financiamiento afectó la generalización del proceso; téngase en cuenta que para realizar el apagón parcial es necesario garantizar una cobertura suficiente en cuanto a receptores de TDT (léase cajas decodificadoras y televisores híbridos) y, para tal fin, es menester contar con recursos financieros que permitan costear su producción y/o importación. A falta de financiamiento, se detuvo el proceso.

Dos años después, surgió el financiamiento necesario para garantizar la producción anual de unas 300 mil unidades de receptores de TDT en el país, tanto en lo que resta de 2021 como en el futuro inmediato, lo que permitió retomar el proceso de apagón parcial que ahora se inicia y que abarcará todo el país para el año 2023. Posteriormente, se continuará trabajando en apagar el resto de los canales analógicos que todavía se encontrará en funcionamiento.

Para el final del proceso, es decir, para el cese total de las transmisiones en Cuba de la señal analógica, no se prevé una fecha, sino varios requisitos. Entre estos, hay uno a destacar: que la capacidad de recepción de la señal digital sea suficiente, o lo que es lo mismo, que el número de receptores de TDT producido y comercializado permita estimar que un por ciento elevado de la población tiene acceso sin problemas a la señal digital. Por esta razón, es probable que se continúe haciendo por zonas, tal como se materializará la presente etapa.

Cambio sin traumas

Aunque existieron esfuerzos a nivel internacional para establecer una norma única en materia de TDT, esto no se logró, lo que ha traído como resultado el desarrollo de varias de ellas que operan en diferentes regiones del mundo. Por tanto, la definición de la norma a implementar en el país es un paso muy importante dentro del proceso de tránsito hacia la TDT.

En Cuba, ese proceso incluyó una licitación a la que concurrieron la norma europea (DVB-T), la norma japonesa-brasileña (SBTVD) y la norma china (DTMB). Durante la evaluación de las ofertas se probó el funcionamiento de las tres normas, análisis en el que participó una comisión interdisciplinaria encargada de colegiar la decisión final. Resultado de este proceso, comentó Guillén Nieto: “Fue marcada la superioridad de la norma china; esta llegaba más lejos y con mejor calidad, y estaba menos expuesta a ruidos impulsivos que degradan la señal. Se escogió la mejor de las normas disponibles”.

Glauco Guillén Nieto, Director de Lacetel. (Foto: Alexander Isla Sáenz de Calahorra)

A ello se unieron otros factores, como la posibilidad de recibir transferencia tecnológica, capacitaciones y donaciones de equipamiento, todo lo cual acompañaba a la norma china. Datos aportados por Arencibia García nos dicen que de los 198 transmisores que en estos momentos trasladan señal digital en Cuba, 108 fueron donados, en tres momentos, por el Gigante asiático.

En la actualidad, la norma (también denominado estándar) de televisión DTMB está siendo utilizada en China, Hong Kong, Macao, Cuba, Comoras, Pakistán, Camboya, Laos y Timor Oriental.

Tampoco puede obviarse la situación especial que vive Cuba debido al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene Estados Unidos. Sobran los ejemplos de acciones realizadas en virtud de las leyes del bloqueo para torpedear cualquier movimiento comercial que realice la Mayor de las Antillas, sea de la naturaleza que sea. En ese sentido, China es una contraparte que ofrece mucha más confianza, ya que está menos expuesta a los efectos de la agresividad estadounidense hacia nuestro país.

Vale destacar que la selección de la norma china en nada entorpece la transmisión de televisión producida en cualquier parte del mundo. Sí tendrá relevancia para los receptores de TDT, pues equipos de este tipo que hayan sido concebidos para la norma europea, estadounidense o alguna otra, no podrán reproducir la norma china. En el caso de los televisores sin esa norma, tienen la posibilidad de funcionar sin problemas con el empleo adicional de una caja decodificadora DTMB.

Esta situación no es privativa de Cuba. En Latinoamérica, sobre todo, donde hay profusión de normas diferentes instaladas, los receptores de TDT producidos en un país no funcionan en otro con el que muchas veces se comparten fronteras. La atención a la norma de TDT vigente es un imperativo internacional a la hora de importar equipos de televisión.

Otro tema sensible es el relacionado con las zonas de silencio que, en materia de señal de televisión, aún existen en nuestro país. El objetivo en este sentido es, en primer lugar, alcanzar con la señal digital la misma cobertura del territorio nacional que hoy existe con la televisión analógica (+90%). A más largo plazo, el objetivo es superar ese porcentaje, acercándolo tanto como sea posible a la cobertura total.

La tecnología digital también ayuda desde el punto de vista técnico. Los equipos conocidos como “alfiles” repiten la señal digital más eficientemente que la analógica y pueden vincularse a sistemas de alimentación con paneles solares. Estas características permiten que sean colocados quirúrgicamente en postes exteriores para cubrir las zonas de silencio más apartadas.

Como ya se dijo, la etapa de transición parcial será progresiva, tanto desde el punto de vista territorial, como en cuanto a los canales que se van a apagar. Esto último persigue el objetivo de no dejar sin servicio a un sector de la población que todavía no contará con el acceso a la TDT, así como poder mantener la emisión de programación educativa escolar (las conocidas teleclases) por los canales de señal analógica que se mantendrán operando. Esta previsión se basa en que, de acuerdo con estimaciones, todavía durante un tiempo existirán estudiantes que deberán mantenerse en sus hogares debido a los efectos de la pandemia.

Los alumnos que se incorporarán a la escuela sí dispondrán de la señal digital. Un objetivo fundamental (y ya cumplido) del proceso de transición parcial, es dotar a todas las aulas de todos los niveles y tipos de enseñanza de la zona occidental, con un receptor de TDT para garantizar la llegada óptima de las teleclases a los educandos. Lo mismo se hará en las zonas central y oriental, a medida que el proceso avance hacia las mismas en los años 2022 y 2023.

El financiamiento disponible en este momento no permite suministrar un receptor de TDT a cada hogar de la zona donde se realizará la transición parcial. Según datos aportados por Ana Julia Marine López, viceministra del Mincom, desde que comenzó el proceso de tránsito hacia la TDT en Cuba, hace casi una década, se han comercializado 2,8 millones de receptores de señal digital, entre cajas decodificadoras y televisores híbridos. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) reportó la existencia, en 2015, de 3,8 millones de hogares en la Isla, cifra que, estima la propia entidad, crecerá hasta 4,2 millones para 2030.

No obstante, como parte del esfuerzo para atender las necesidades de los ciudadanos más vulnerables, las familias en tal condición sí recibirán un receptor a cargo del presupuesto del Estado. Ello incluye la caja decodificadora, los conectores, la cantidad de cable coaxial que se necesite y la antena, además del servicio de instalación. Este beneficio está destinado a las familias beneficiarias de la Asistencia Social, de las que se contabilizan unas 42 mil en la zona occidental del país. También se trabaja en el otorgamiento de créditos para quienes lo necesiten en el proceso de adquisición de los receptores en la red minorista.

De igual forma, está previsto que la producción y comercialización de receptores de TDT se mantenga sostenidamente en el tiempo más allá del periodo de transición parcial, e incluso, una vez superado el apagón analógico total. Se prevé que no solo se garanticen estas etapas, sino que los ciudadanos dispongan en el futuro de la posibilidad de sustituir sus receptores, sea por rotura o por la necesidad de ampliar o mejorar su capacidad de recepción de la señal digital.

Puede que el proceso en que se encuentra el país en este momento, haga sonar alguna alarma en nuestros lectores: ¿Tengo que prepararme para un nuevo cambio? ¿Vamos hacia una TV totalmente en alta definición (HD)? La respuesta es no. El objetivo a mediano plazo es el fortalecimiento de lo que se construye.

Actualmente, en Cuba se transmiten ocho canales en señal estándar (SD) y cuatro en HD. Esto representa el tope de lo que las capacidades instaladas pueden transmitir en ambas señales. Aumentar los canales en HD significaría reducir los que salen en SD, lo que a su vez acarrearía que se utilizaran más transmisores para menos canales. Algo así afectaría el cumplimiento de los objetivos del proceso de transición.

Al decir de Alejandro Ruiz Douglas, director de Telecomunicaciones del Mincom, “el propio desarrollo futuro de la televisión implicará que nuestra tecnología se modernice, pero ahora mismo la idea es consolidar lo que tenemos”.

Alejandro Ruiz Douglas, Director de Telecomunicaciones del Ministerio de Comunicaciones. (Foto: Alexander Isla Sáenz de Calahorra)

Salto tecnológico con salto cultural

No vale de nada que nuestra sociedad se inserte en el cambio de paradigma tecnológico en materia de telecomunicaciones, si no se les da un uso adecuado a las capacidades tecnológicas que se van a crear. En la cuestión televisiva, esto tiene que ver con los contenidos que se transmitan, pero esta no es la única variable.

Dar utilidad a las prestaciones adicionales con que cuenta la televisión digital, incluyendo las opciones de interactividad, es un objetivo que hoy se cumple de manera muy limitada y que pudiera reportar grandes beneficios para los usuarios de la TDT, ya que estos podrían recibir en su casa mucho más que programas televisivos y radiales.

Es necesario, pues, que un salto cultural acompañe el salto tecnológico. Una evolución del pensamiento que permita utilizar la tecnología disponible con toda la calidad y efectividad que la misma es capaz de ofrecer. Dos ejemplos nos permiten ilustrar este particular:

Hoy una emisora de radio que solamente emite voces y otra que lo hace con música se transmiten con la misma capacidad, cuando sus requerimientos son diferentes. Transmitir cada emisora con la capacidad que realmente necesita permitiría incrementar las cadenas de radio a través de la señal de TDT. Lo mismo pasa con la televisión, hay programas que, por sus propias características, podrían salir en SD y, sin embargo, se transmiten en HD; y otros que deberían aparecer en HD y se emiten en la señal SD, lo cual distorsiona la imagen.

Al respecto, opina Guillén Nieto: “La tecnología digital permite transmitir por el mismo canal televisivo un programa en HD y el siguiente en SD, si se utiliza adecuadamente. En ello intervienen otros factores, incluyendo los tipos de televisores en poder de la población, pero son cuestiones que podrían armonizarse para dar un mejor uso a las capacidades instaladas”.

El otro ejemplo tiene que ver con la producción de receptores de TDT en nuestro país. En los momentos actuales, Cuba ensambla equipos que son adquiridos en el exterior en partes y piezas separadas, lo cual es el paso correcto al iniciar este proceso. Pero el objetivo es, y debe ser, el avance hacia la independencia tecnológica. A juicio de los especialistas, es virtualmente imposible competir, desde el punto de vista comercial, con los proveedores extranjeros en cuanto al hardware, pero sí en materia de software.

Producir nacionalmente el software de los receptores de TDT abarataría los costos de importación, lo cual traería consigo una mejoría en el precio de venta. Para ello se requiere consolidar un proceso de integración nacional, en el cual se trabaja, pero que necesita ser relanzado.

“La mejor oportunidad que tenemos de lograr la integración nacional, nos cuenta Guillén Nieto, es a través de la producción del software (…); en estos momentos está creado un proyecto en el que participan varias instituciones del Mincom, así como la Universidad de La Habana, destinado al desarrollo de una caja decodificadora propia, con tecnología totalmente cubana, tanto en lo relativo al software como al hardware. No obstante, es una labor que en las circunstancias actuales debe recibir un impulso adicional que acorte los plazos de concreción de sus resultados”.

Un importante paso en el camino de la transición hacia la TDT en nuestro país es el que se estará dando a partir del venidero 30 de noviembre. Un peldaño más escalado hacia la informatización de la sociedad que, ingentes esfuerzos aparte, cada día parece llegar menos por ser cada día más necesaria.

Es por ello que se alza, como deber de todos, que los esfuerzos llevados adelante por el país se traduzcan en resultados; que las capacidades creadas no se pierdan en el adelanto técnico. Que el fruto de lo que se siembra sea una televisión cada día mejor para cada vez más cubanos. Que cada vez sean menos los Arcadios de esta tierra.

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