Terremoto en Turquía: qué sucedió y cómo reducir los desastres

Juventud Técnica
Juventud Técnica
Published in
6 min readFeb 10, 2023
(Foto: CNN)

Por Magda Iris Chirolde López

“El terremoto de magnitud 7,8 que azotó este 6 de febrero el centro y sur de Turquía y el norte de Siria liberó una energía similar a la explosión de 1,2 millones de toneladas de trinitrotolueno. Puede considerarse el sismo más grande del último siglo en Oriente Medio. Por el momento no va a ocurrir un nuevo terremoto ni nuevas réplicas”, confirma el Dr. C Rafael Miguel Guardado Lacaba, geólogo y académico titular de la Academia de Ciencias de Cuba.

Por más de 30 segundos de actividad sísmica, este se produjo a casi 18 kilómetros de profundidad y derrumbó más de 6 mil edificios. Sus datos iniciales pusieron en alerta a los sistemas sismológicos a nivel global, al ser registrado en todo el planeta.

“La falla del este de Anatolia fue responsable del terremoto del pasado lunes 6 de febrero en Turquía” (Foto cortesía del Dr. C. Guardado Lacaba.)

Como consecuencia de ello Turquía se desplazó tres metros en dirección noreste-suroeste, según informó el geólogo Carlo Doglioni, presidente el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia. Según el profesor ocurrió lo que llaman placa arábiga y el movimiento se produjo durante 10 segundos.

Este hecho también lo confirmó Dr. C Guardado Lacaba, quien además conversó con Juventud Técnica sobre la causa geológica que provocó los terremotos de 7.8 y 7.5 en la falla este de Anatolia.

“La corteza terrestre está formada por partes separadas, llamadas placas tectónicas. Estas placas a menudo se mueven, y es la fricción y su roce entre ellas lo que impide que se muevan más. Pero, este freno generará un aumento de presión y de energía que en determinado momento originará su liberación y su sacudida de modo repentino, provocando así que la superficie tiemble y provoque el sismo.

“En este caso, la placa de Arabia se movió y desplazó hacia el norte, chocando contra la de Anatolia. Precisamente, la fricción de ambas fue la responsable de terremotos muy dañinos en el pasado. La zona en la que se produjeron los seísmos, geológicamente aparece en el encuentro de tres placas tectónicas: Anatolia, Africana y Arábiga.

“Un artículo publicado, por Dietrich Lange, del Centro Helmholtz de Investigación Oceánica Kiel, Alemania, en 2019 en la revista Nature, sugería que un segmento de la Falla de Anatolia acumulaba tensión, lo cual podría representar en el futuro un riesgo para los habitantes de esa región, especialmente para Estambul.

“Sin embargo, advertían sobre la necesidad urgente de realizar estudios similares en territorios con un alto potencial de peligro de fallas activas en alta mar. Poco caso o ninguno”, explicó el geólogo Rafael Miguel Guardado Lacaba.

Impacto en las edificaciones

Las imágenes publicadas por redes sociales y medios de prensa muestran inmuebles completamente en el suelo y cerca de ellos otros que han quedado en pie. Según explica el profesor académico eso sucede porque, “seguro, los que están en pie, fueron construidos considerando bien la norma y contemplando los escenarios, mientras que los otros no.

“Los desastres reflejan un mal manejo de los riesgos sísmicos. En Turquía hay un verdadero colapso estructural. A pesar de este conocido peligro sísmico, la región contiene muchas infraestructuras vulnerables. Los inventarios de estructuras dañadas por el terremoto, tanto en ese país como en Siria, nos confirman que los grandes daños, siempre se concentran en áreas caracterizadas por la presencia de suelos inestables y estructuras sin la rigidez sísmica necesaria.

“Estas consideraciones nos han llevado al planteamiento de nuevos criterios constructivos y al desarrollo de sistemas que permitan que las estructuras sensibles, erigidas sobre suelos inestables a sismos, sean diseñadas y edificadas considerando el máximo terremoto esperado para la zona de emplazamiento.

“Además, teniendo en cuenta el tipo de suelo y sus peores condiciones, la mínima velocidad de propagación de las ondas sísmicas de corte, la máxima aceleración que se podría producir en el suelo y en los diferentes niveles superiores de la estructura, así como el mejor sistema de aislamiento sísmico entre el suelo y la estructura”.

Muchos de los edificios derrumbados parecen haber sido construidos con hormigón y bloques, sin el refuerzo sísmico adecuado, asegura el académico titular. Ello refleja la necesidad de un mejor sistema de gestión de reducción de riesgos de desastres por terremotos. Considera que la reconstrucción ha de realizarse sobre la base de inmuebles antisísmicos estables. Debe ser lo mejor para solucionar esa problemática en la región.

Los terremotos siempre existirán

(Foto AP)

Gracias a los avances científicos y tecnológicos de la ingeniería sismogeotécnica de hoy, hay más y mejores equipos para hacer mediciones de las velocidades de propagación de las ondas sísmicas de corte (Vs).

De igual modo, softwares para procesar los datos obtenidos en las mediciones de campo y para construir tomografías sísmicas subsuperficiales que identifiquen los cambios laterales y verticales en las rocas y suelos, así como sus niveles de consistencia y rigidez.

“Los movimientos sísmicos se miden a través de la energía liberada registrada en los sismógrafos y en una escala sismológica de magnitud. Por ejemplo, el terremoto de Turquía de 7,8 está catalogado como mayor y suele causar graves daños, como ha ocurrido en este caso. El terremoto más grande de la historia fue de 9,5, en Chile, el domingo 22 de mayo de 1960”, ejemplificó el geólogo Rafael Miguel Guardado Lacaba.

Los colapsos sísmicos de muchas estructuras, tanto en Cuba como en diferentes partes del mundo, han contribuido a fomentar una nueva filosofía de aislamiento sísmico, a los fines de que las estructuras sensibles como hospitales, escuelas, iglesias, estadios y edificaciones patrimoniales no sufran ningún tipo de daños al momento de un fuerte terremoto.

“Debemos pensar en nuestro país, porque aquí sí puede ocurrir un terremoto, como los ocurridos en Santiago de Cuba el siglo pasado o en Moa o en San Cristóbal, Pinar del Río, por ejemplo.

“El archipiélago cubano es el límite de placa americana con la del Caribe y tenemos una de las fosas más profundas del mundo, donde hay un desnivel enorme entre la placa que da al Mar Caribe y la que da a América. Eso genera una serie de sismos, pero también de deslizamientos submarinos, confundidos con sismos que ocurren en la zona sur de Cuba oriental.

“Los terremotos tiene un tiempo geológico para que sucedan y están en función de una energía acumulada ante un movimiento de bloques, de fallas generando un sistema de fricción, que libera la energía que provoca un terremoto”, destaca el Dr. C. Guardado Lacaba.

El especialista hace un llamado a que las autoridades comprendan la importancia de hacer estudios más detallados sobre la reducción de riesgo en los territorios, no solamente en la zona oriental, sino también en toda Cuba. “Aunque existan los mapas de peligro de vulnerabilidad y riesgo, estos tienen problemas de exactitud”, considera.

Búnkeres a prueba de terremotos

La sociedad actual exige a la ingeniería de hoy diseñar y construir estructuras sismorresistentes. Cada día es necesario conocer más sobre las respuestas sísmicas de los suelos y las construcciones sobre él, para orientar a las gobernanzas, a las comunidades y lograr un desarrollo local sostenible.

En las principales estructuras hospitalarias, de la administración pública, bancarias, para almacenamiento de combustibles líquidos y gaseosos, por citar algunas, deben considerarse el uso del aislamiento sísmico basal como forma de protección antes de la llegada de un terremoto. De esta manera comenzarían a reducirse las vulnerabilidades sísmicas.

“Predecir el momento del terremoto es difícil. El mayor desafío que ha tenido la Ingeniería Sismológica, y la comunidad científica encargada de estudiar la sismicidad, ha sido el de buscar y encontrar un mecanismo predictivo que le permita a la sociedad conocer, con horas de anticipación, el lugar epicentral donde se ha de producir un próximo gran terremoto, su magnitud y profundidad hipocentral, con el objetivo de salvar las vidas de los ciudadanos que habiten en determinada región”, comenta el Dr. C. Guardado Lacaba.

Sin embargo, la mayor garantía está en un buen ordenamiento territorial, que indique los terrenos favorables para las construcciones. También en el conocimiento de los peligros, vulnerabilidades y riesgos de esos sitios que, según el especialista, unido a un buen estudio de reducción de riesgo sísmico permita una vida libre de esos fenómenos naturales.

--

--