El esperado renacer de la galería Crowne Plaza

kmcero
Kmcero
Published in
6 min readOct 25, 2022

Cantantes y bandas nacionales como Leo Rey, Los Jaivas y músicos internacionales como Silvio Rodríguez, han sido algunos de los intérpretes que han pasado alguna vez por la galería de música del Crowne Plaza, uno de los espacios más golpeados por el estallido. ¿En qué está hoy el que era el paraíso musical de la ciudad?

Por José Cisterna

⏰ 6 minutos de lectura

“A esta galería le quebraron todos los vidrios, fuimos saqueados, vandalizados, nos robaron. Tuvimos que ponerle latas por los costados, lo perdimos casi todo, pero aun así la galería siguió funcionando”, dice Luis Muñoz, dueño de “LM instrumentos musicales”, una de las 50 tiendas de la galería Crowne Plaza, que recibe su nombre por ser parte del hotel Crowne Plaza.

Inaugurada en 1981, esta galería se ha especializado por décadas en música y por ofrecer toda clase de instrumentos, repuestos y accesorios. Hasta antes del 18O, este era el punto de encuentro para músicos profesionales y aficionados.

“Yo aquí atendí a Silvio Rodríguez, a Los Jaivas, a Lucho Dimas… Leo Rey es cliente mío también, montones de músicos famosos han venido por aquí”, agrega Muñoz quien lleva aproximadamente 20 años trabajando en la galería.

Muñoz ha sido testigo de los cambios que ha sufrido este centro comercial, aunque nada ha sido parecido a lo que pasó en octubre de 2019.

“Crowne Plaza es la galería de los músicos, una galería emblemática, antes venían muchos músicos, hartos extranjeros por el hotel que está al lado, y los pasillos estaban más llenos. Entonces tenemos la esperanza de recuperar la galería como era antes y que las grandes tiendas vuelvan a instalarse acá, porque al final llaman a más público y es bueno para todos”, agrega.

Tras el saqueo a las tiendas, muchos locatarios abandonaron sus locales, por temor al ataque de encapuchados. Varias propiedades de empresas, que cuentan con distintas sucursales y trabajadores como Audiomusica, StudioMusic.cl y Centralmusic, decidieron mudarse al Omnium en Las Condes.

Sin embargo, en siete locales, sus dueños en vez de huir, decidieron quedarse para defender lo suyo. Gran parte de los que se quedaron integran hoy la Asociación Gremial Galería Comercial Crown Plaza A.G., un grupo que se armó entre locatarios, que se llamó así, Crown y no Crowne, para no tener problemas con la marca del hotel y que se formalizó en febrero de 2020.

Si bien la galería es famosa por su oferta de música, sus vitrinas no solo ofrecen instrumentos: También hay peluquerías, casas de cambio, una farmacia y el minimarket de Marcela Bravo, ingeniera comercial, hoy presidenta de esta agrupación y la principal impulsora de este gremio.

Bravo, junto a su marido, son dueños del “Eleje”, que funciona dentro de la galería y que vende abarrotes, colaciones y útiles de oficina.

Precisamente el hecho de vender comida y no instrumentos musicales fue uno de los obstáculos que Bravo tuvo que sortear para conseguir el liderazgo.

“Surgieron personas un poco hostiles (preguntando) quién era Marcela Bravo, no me representa porque no es músico ni su marido tampoco’. (Pero les dije) en una reunión a todos: ‘Yo no necesito una guitarra ni tampoco tocarla para saber cuáles son las necesidades de los locatarios’. A medida que iban pasando los días hacíamos gestiones y pude lograr que llegaran acá autoridades y hacerles notar que uno de los lugares más vandalizados de todo el estallido social fue esta galería”, dice.

La certeza de estar haciendo lo correcto, mantuvo firme a Bravo, quien dijo a todos que solo juntos, saldrían adelante.

“Nunca había estado en una situación similar”, dice Bravo. “Cada uno trabajaba en forma individual, en su negocio, sin conocerse, tampoco sabiendo cuál era el dolor ajeno, lo que pasaba con su prójimo. Hoy aquí no se ve ningún color político, simplemente la voluntad está para ayudarnos a que la galería no fracase, porque son 40 años de historia”.

La asociación, compuesta hoy por alrededor de 25 integrantes, empeñada en el renacimiento del paraíso de la música, hace asambleas ordinarias y algunas veces extraordinarias. También organiza turnos para proteger el inmueble cuando sienten que están experimentando algún tipo de amenaza desde la calle.

“Hemos (podido) solicitar reuniones a las autoridades. Tenemos una vocería. Les hemos señalado a ellos que se requieren recursos, intervención, realizar gestiones, continuar lo que es el comercio. Porque sin seguridad no hay comercio”, dice Bravo.

“Uno va y casi que se siente como cliente exclusivo”

En la Galería del Crowne Plaza no solo los locatarios han sido afectados por los saqueos. También los clientes, la mayoría músicos, que han visto cómo uno de los lugares más reconocibles y confiables para comprar artículos musicales empezó a ser olvidado con el estallido.

Antes repleta de músicos curiosos de todas las edades, a ciertas horas del día el espacio es un lugar desierto, con muchos locales abiertos, pero sin clientes. El ingreso luce desolado y casi irreconocible. Los que transitan son los propios locatarios y es casi imposible que algún cliente llegue ahí por accidente.

Daniel Oyarzún, estudiante de sociología de la Universidad de Chile, dice que el espacio no es ni la sombra de lo que era antes.

“Las primeras veces que vine fue en el colegio. Fui a comprar cuerdas para la guitarra y se notaba que había mucha más gente. Ahora uno va y se siente como cliente exclusivo”, afirma.

Eso sin contar cómo el estallido y luego la pandemia afectó al mundo de los músicos. “Una banda en pandemia no podía ensayar, porque no se podía juntar. Por llamada no es lo mismo, entonces todas estas cosas nos afectaron al final,” agrega.

En pandemia, Oyarzún realizó la mayoría de sus compras musicales online. No buscó otras alternativas ya que afirma que siempre ha comprado en la misma tienda: Anziani Guitar, un local-esquina de la galería. Por eso cree que no es solo del estallido de lo que hay que recuperarse: también de la pandemia. Un proceso que ya empezó.

Aunque Lino Ruiz, dueño de la tienda Ruiz Custom Guitars, vio cómo desde el estallido la situación cambió drásticamente. Él se mantuvo a flote por sus compradores, que siempre han sido los mismos. “Uno tiene clientes puntuales, y esos siempre vienen”.

Las semanas posteriores al estallido, marchas masivas que pasaban por la Alameda y terminaban en la Plaza Baquedano, convirtieron sus tiendas en blanco fácil. Hasta que ocurrió lo temido por muchos: el viernes 3 de enero del 2020 un grupo de encapuchados ingresó por la entrada trasera al recinto con el fin de saquear y destruir los locales de la galería, muchos de los cuales ya habían sido abandonados por sus dueños.

Ruiz fue uno de los pocos locatarios que se quedó a defender su espacio: “En las grandes tiendas, donde la mayoría son empleados, al verse ante una turba, no van a resguardar el local que no es de ellos. En cambio, nosotros como pyme, defendimos el lugar, de que no lo quemaran, de que no lo saquearan. Tuvimos varios enfrentamientos a veces con encapuchados”.

Las tiendas, protegidas solo con un vidrio, quedaron deshechas, casi sin productos para vender. Dejaron a trabajadores independientes con pérdidas millonarias, y la entrada principal al centro comercial, reconocible por ser de vidrio y vistosa, quedó destruida.

Sentado en su escritorio frente a su computador, con una fila de guitarras colgadas a su derecha e incontables repuestos y accesorios a sus espaldas, Muñoz ve con orgullo cómo su local se reconstruyó luego de los saqueos.

Muñoz entiende que no haya tanta afluencia de público. La industria pasa por momentos difíciles. “Luego del estallido y de la pandemia ellos (los músicos) no podían trabajar, no tenían eventos, y eso también nos perjudicaba a nosotros porque si ellos tienen eventos, les va bien, quieren renovar sus instrumentos, tienen que comprar insumos. Pero con la pandemia y con el estallido eso ya no se dio”.

Aunque algunas tiendas decidieron abandonar el Crowne Plaza, Muñoz cree que van a volver: “A más tardar el otro año, yo creo que van a estar todos acá de nuevo, todos los amigos que tenía al frente, por ejemplo, me han dicho que no les ha resultado (instalarse en otro lugar)”.

Aunque lento, hoy el panorama es alentador. Vuelven las tiendas y aunque es bien de a poco, también los clientes.

Marcela Bravo, la presidenta de la asociación gremial, dice que hoy buscan distintas maneras para mostrarle al mundo que la galería sigue en pie. “Hemos hecho algunas intervenciones con la adquisición de muebles en temática musical, participamos para instalar cámaras de vigilancia que permitan dar una mayor seguridad. Hemos tomado distintas medidas para que esta galería no muera”.

Además de que vuelvan los que se fueron, hoy quieren que lleguen nuevos también.

Bravo dice que hay un buen indicador. Han vuelto a aparecer en la sala de reciclaje de la galería cajas de instrumentos desocupadas. Son las que dejan los clientes, cuando se llevan su instrumento a casa y que las tiendas no guardan porque ocupan espacio.

“Eso te da a entender que (los locales) están logrando resistir ante la adversidad”, dice. “La galería se está activando”.

--

--

kmcero
Kmcero
Editor for

Periodismo universitario, reporteado y escrito por estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la UC. www.kilometrocero.cl