Fotos gentileza de Camila Urbina.

Punto de partida

“Entre mujeres y hombres, soy la única bicampeona en Chile”

Con 22 años, Camila Urbina ha ganados dos veces el Mundial de Taekwondo, actividad que debe compatibilizar con sus estudios de Educación Física en la Universidad Andrés Bello. Desde los cinco años entrena sin descanso, y no piensa dejarlo: en 2018 viajará para representar a Chile en los Juegos Panamericanos y en la Copa del Mundo. Urbina, la única deportista nacional con dos títulos mundiales en la disciplina, cuenta su experiencia en primera persona.

kmcero
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5 min readMay 23, 2018

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Por Madelaine Urra

“Cuando chica, a mi mamá le daba miedo que me pegaran. Quería puro sacarme, el típico miedo de los papás. Cuando vio que en una competencia peleé con una niña el doble que yo en peso y altura, y cachó que yo la frenaba con las piernas por aquí, por allá y que no me podía hacer ningún punto, se dio cuenta de que tenía que dejarme no más. Desde ese día, me ha apoyado siempre.

En 2014 le dije a mi papá que no quería estudiar Medicina y que quería dedicarme a Educación Física, en la Universidad Andrés Bello. Obviamente se enojó. Decía que iba perder, que iba a desperdiciar mi inteligencia, que no iba a ganar nada. Mi mamá me apoyó, conversó con mi papá y ahí él lo aceptó.

Empecé a practicar taekwondo porque tenía un vecino, mi profesor, que hizo una exhibición en la plaza y nos metimos varios niños. De todos ellos, soy la única que hasta ahora entrena con él. Estuvimos unos meses entrenando en la plaza del condominio, en Peñalolén, pero después nos cambiamos a una sala que arrendó en un strip center.

En 2007 participé en mi primer torneo internacional en Argentina. Por varios años continué en competencias menores hasta que en 2013 fui por primera vez a un campeonato mundial y obtuve el tercer lugar en la categoría juvenil.

Al año siguiente gané mi primera Copa del Mundo. No lo podía creer. Estaba contenta, mi profe me decía que tenía posibilidades de ganar y yo no me creía mucho el cuento. De hecho, aún no me lo creo mucho, y cuando veo los videos digo: ¿Yo hice eso?. No me doy cuenta. Llega un momento en que entrenai tanto que las cosas te salen no más. Eso es lo que pretendo lograr cuando voy a competir, no enfocarme en lo que tengo que hacer sino en entrenar. Eso es lo importante: entrenar y que después las cosas salgan solas.

En 2016, me convertí en bicampeona mundial, y este año viajo a Santos, en Brasil, para participar en los Juegos Panamericanos. Mi meta es renovar mi título en la categoría adulta, ser tricampeona, algo que hasta ahora nadie más en Chile ha conseguido”.

“Aún no me lo creo mucho, y cuando veo los videos digo: ¿Yo hice eso?”, dice Camila.

Tengo algunos auspiciadores, pero de instituciones públicas no he recibido nada. El año pasado viajamos a Irlanda, y el pasaje ya te sale un palo o más. La federación a la que nos cambiamos el año pasado, que está con el Estado, nos pasó 250 lucas. Nos dijeron que como veníamos recién entrando, nos podían pasar un poco de ayuda, pero fuera de eso nadie nos ha dado plata. Le doy las gracias a mis papás, por ellos puedo viajar, tener mis cosas y entrenar donde quiero.

Igual ya les he disminuido hartos gastos: no tienen que pagarme la universidad, donde entreno, kinesiología, ni mis implementos. Eso ya es un gasto menos. Pero la estadía, la inscripción de los torneos, todo ha salido de su bolsillo.

Tampoco he recibido reconocimientos del Ministerio del Deporte o de instituciones públicas. Me entrevistaron en la sección de deportes de La Tercera en 2014 y 2016. Cuando quedé segunda, también. En la universidad también me han hecho reconocimientos, pero el Estado nunca.

No sé si la cobertura o el reconocimiento tiene que ver con ser mujer o no, porque hasta ahora no hay ningún hombre que haya ganado. Lo máximo que han ganado es el tercer lugar como juvenil. En los medios se les menciona un poco quizás. Pero yo soy la única que ha logrado lo que he hecho hasta ahora en Chile, entre hombres y mujeres.

Quizás es por el tipo de deporte. El taekwondo, o cualquier arte marcial, no se menciona mucho y, además, mi taekwondo no es el olímpico.

Aprendizajes

En 2017 me lesioné ambos tobillos y me fracturé la nariz. Eso me llevó a perder la primera pelea de la competencia. Me lesioné en algo nada que ver: en handball, en la universidad. Por eso el año pasado estaba apestada con la carrera. Pensaba: “Esta cuestión me desgasta, me quita tiempo de entrenamiento y de centrarme en mis cosas”. Quería puro salir. Me sirvió harto haber perdido para darme cuenta de lo difícil que fue el año.

También me di cuenta de que tengo cosas que mejorar. No solo físicas, sino mentales: me cuesta harto controlar mis emociones, la frustración. Estoy acostumbrada a que si yo quiero algo, lo hago, y si me sale mal o no como yo quiero, no me gusta.

Creo que, en parte, eso me ha llevado a ganar. Soy decidida, me propongo metas y las logro. Digo que voy a entrenar en un horario y todo lo demás pasa a ser secundario. Para mí lo primero es el taekwondo, antes que la universidad incluso. Aunque nunca he dejado de ir a la U por eso.

De aquí a diez años más, pienso en competir lo más que pueda. Por lo menos hasta los 30, ganar todo lo que pueda. Me veo, ojalá, con un gimnasio, con alumnos, niños. Con hartos logros, invitaciones a seminarios, con hartos alumnos que quieran entrenar conmigo; y habiendo ganado todos los mundiales y copas del mundo hasta esa edad”.

Sobre la autora: Madelaine Urra es alumna de quinto año de Periodismo y escribió este artículo como parte de su práctica interna. El artículo fue editado por Sara Alfaro.

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Periodismo universitario, reporteado y escrito por estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la UC. www.kilometrocero.cl