Haitianos a la carga

La explosiva inmigración de los haitianos a Chile se nota en el Mercado Lo Valledor, donde son el grupo extranjero más predominante. Apodado por los caribeños como “La Universidad”, porque trabajando ahí aprenden español y conocen la cultura chilena, Lo Valledor es una parada común para quienes provienen de la ex colonia francesa.

Kmcero
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4 min readNov 2, 2016

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Texto y fotos por Sebastián Varela Nahmías

Michel Semerus (28) emigró a República Dominicana, pero no encontró la estabilidad que buscaba. En 2010 escuchó por las noticias sobre las buenas condiciones que podía hallar en Chile. Ese año pagó $2.500 dólares para comprar un pasaje de avión a Santiago. Recién llegado fue deportado por no contar con los papeles necesarios. “Imagínate, me puse a llorar. La plata simplemente la perdí”, cuenta Semerus. En 2013 volvió con visa de turista y aquí se regularizó. Hoy aguanta el frío de cada noche en Lo Valledor con el sueño de comprarse una casa propia.

5.30 hrs de la mañana y las calles de Santiago permanecen vacías. La ciudad está recién despertando y todavía el cielo está oscuro. Sin embargo, en La Central de Abastecimientos Lo Valledor, se vive el momento más intenso de la jornada. Mientras en Puerto Príncipe, capital de Haití se prevé una jornada que alcanzará los 34ºC, en Santiago de Chile el termómetro bordea los 7ºC.

Abrigados con gorros y guantes antes de que salga el sol, los haitianos -el grupo de inmigrantes con mayor presencia en el Mercado Mayorista Lo Valledor-, trabajan a toda máquina descargando hortalizas y verduras desde los camiones provenientes del valle central.

Un trabajador en Lo Valledor gana entre 25 y 35 mil pesos. Los chilenos e inmigrantes ganan lo mismo.

Los inmigrantes apodan al recinto como “La Universidad”, ya que gracias a la dinámica que se genera en la feria mayorista aprenden español y conocen la cultura chilena, además de ganar dinero y obtener sus primeros papeles para postular una visa de trabajo, según cuentan en la administración del lugar.

Sone Ciserón (38, con chaleco con rombos) llegó a Chile hace ocho años y trabajó como carga en lo Valledor. Fue ahorrando hasta adquirir su propio camión. Ahora es él quién recorre cada noche el valle central manejando su vehículo para comprar repollo, coliflor y brócoli. Hoy le da trabajo a su compatriota Alixon (31, con jockey), quien hace el trabajo con el que Sone surgió.

La administración no cuenta con un catastro respecto al número de haitianos que se desempeña en el recinto de Pedro Aguirre Cerda, pero reconocen el aporte de este grupo de inmigrantes. “Si están aquí es porque satisfacen una necesidad propia y del mismo Mercado. No tenemos motivo alguno para impedir que trabajen honestamente en algún local”, dice Marcelo Araya, administrativo de Lo Valledor, refiriéndose a quienes no cuentan con visa de trabajo y permanecen ilegales.

Delouis Edmond (32) discute entre gritos, bromas y risas con un trabajador chileno. “Los chilenos acosan a las haitianas. Se les pasa la mano con los piropos. Yo siempre las defiendo y les digo que las respeten”, dice Edmond, sobre la discusión con su colega chileno. La relación entre locales y haitianos en Lo Valledor es generalmente positiva y valorada.
“Vine a buscar vida y no problemas. Amo a Chile y a su gente, porque me dan trabajo. Vivimos tranquilos”, dice Delouis que encontró en Chile lo que no se le dio en el Caribe.
“Son puntuales, honestos y organizados”, comenta Vicente Muñoz, chileno y dueño de dos camiones con los que se instala en Lo Valledor, además de manejar un puesto de verduras. Trabaja con tres o cuatro haitianos dependiendo de la intensidad de la jornada y asegura que entre un haitiano y un chileno de la misma edad y condición física, opta por trabajar con el inmigrante a ojos cerrados. “Aquí les va bien, porque no tienen vicios. No toman, no fuman y no son adictos al juego. Sólo piensan en el trabajo”, dice Muñoz, en la foto junto a François (26), uno de sus carga.

Para el jefe del Departamento de Extranjería e Inmigración, Rodrigo Sandoval, los haitianos poseen gran potencial laboral y alta disposición para adecuarse fácilmente al idioma y a las costumbres del país, además de una honestidad y ética en el trabajo impresionante, características que los han llevado a ser valorados por sus compañeros y empleadores.

· Si bien la fuerza de trabajo en Lo Valledor corresponde principalmente a hombres jóvenes, las mujeres también se hacen notar. Con carros de supermercados llenos de abarrotes, las haitianas se pasean por los múltiples patios del mercado ofreciendo té, café, galletas y dulces. Ganan entre 7 a 10 mil pesos por jornada.

“El haitiano que llega a Chile es un individuo de clase media. Quienes tienen más recursos optan por migrar a Canadá, EE.UU. y Francia, mientras que aquel con educación básica, cruza la frontera y se establece en Dominicana”, señala Miguel Yaksic, director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes. El sacerdote afirma que el haitiano tipo que viene a probar suerte a Chile es aquel más capacitado y con escolaridad completa, no aquel más pobre y excluido. “Ese no emigra, porque no tiene los medios”, dice.

Hasta 2016, 41.000 haitianos han llegado a Chile y sólo el 11% han optado por volver, según la PDI.

Sobre el autor: Sebastián Varela Nahmías es estudiante de Periodismo e hizo este artículo como colaborador de Km Cero.

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Periodismo universitario, reporteado y escrito por estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la UC. www.kilometrocero.cl