Las sorpresas del mapa en las elecciones de Estados Unidos

La semana pasada el candidato republicano Donald Trump lideró por primera vez las encuestas de intención de voto. Como respuesta, la demócrata Hillary Clinton reforzó su campaña. La llave del éxito de quien logre ser el próximo presidente de Estados Unidos está en consolidar o convencer a los estados clave para que logren darle los votos electorales que aseguran el triunfo. Estos son los estados que marcarán una de las elecciones presidenciales más importantes para Estados Unidos.

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11 min readNov 8, 2016

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Por Sofía Hidalgo Ulianova

Colegio electoral de Estados Unidos y cantidad de votos por estado. En Florida son 29 votos y no 27 como indica este mapa obtenido en Wikimedia Commons. Fuente: Wikimedia Commons.

Las elecciones presidenciales número 58 en Estados Unidos (EEUU) se realizarán este martes 8 de noviembre. En la papeleta estarán ocho listas de candidatos, pero dado el bipartidismo del sistema electoral del país, la lucha real será entre la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, y el candidato del Partido Republicano, Donald Trump. Juntos acumulan un 80% del voto esperado, siendo el resto distribuido entre los candidatos libertarios, verdes y otros independientes.

En la votación participan los 50 estados, el distrito de Columbia donde se encuentra la capital del país, Washington DC, y la comunidad de estadounidenses residentes en el extranjero. La particularidad del sistema electoral de EEUU supone una elección indirecta, donde los ciudadanos votan por los electores de su estado. Más que conseguir la mayoría del voto popular, las candidaturas luchan por ganar los estados para lograr con eso la mayoría de los electores. Se necesita 271 en total para ser electo. La tendencia de voto de la mayoría de los estados en EEUU es conocida y no cambia de una elección a otra. Pero también existe un número pequeño de estados que cambian de color y es donde finalmente se ha decidido el destino de las últimas contiendas electorales.

También se permite el voto anticipado, presencial o por correo. Los plazos y las condiciones de la votación en esta modalidad van variando de un estado a otro. Varios estados cerraron el proceso el sábado 5 de noviembre. Se espera que a lo menos un 40% de los votantes lo haga por adelantado. Aun así, los votos se cuentan todos el mismo día.

Republicanos: los que dejan de ser rojos

Los cambios demográficos y la educación de los estadounidenses son las causas que podrían teñir de azul (demócrata) estados que hace ocho y cuatro años atrás entregaron sus votos electorales a los republicanos. El aumento de minorías étnicas como hispanos, negros y asiáticos en estados del sur como Arizona, podría darle ventaja a Clinton. También el rechazo hacia Trump entre las mujeres blancas con educación formal -que hasta las últimas elecciones votaban por el Partido Republicano- podría hacerlas votar por la candidata demócrata. Además de la preocupación por el voto latino, este es uno de los focos de Clinton para dar vuelta estados como North Carolina.

La sorpresa es Utah, un estado donde la población mormona alcanza el 70%. Este grupo religioso cercano a los republicanos esta vez no se ve atraído por su candidato. En cambio, los habitantes de Utah se identifican directamente con un candidato local, mormón y ex agente de la CIA: el independiente Evan McMullin. La encuesta de Emerson College del 19 de octubre le daba una ventaja de cuatro puntos.

Arizona: El cambio demográfico

Fuente: Wikimedia Commons.

En este estado, de las últimas 16 elecciones presidenciales, 15 las ha ganado un candidato del Partido Republicano. La excepción fue en 1996, cuando compitieron tres candidatos por la presidencia y el ganador fue el demócrata Bill Clinton. En aquella ocasión, Clinton no alcanzó el 50% de los votos, pero sí quedó en primer lugar entre los tres candidatos y se llevó los votos electorales.

El Estado se hizo conocido por el Sheriff Joe Arpaio, del condado de Maricopa, quien en 2011 impulsó redadas policiales contra la inmigración ilegal que fueron consideradas inconstitucionales por instancias federales, pero que las leyes de Arizona sí permitían. Los estados de EEUU tienen legislación propia en muchos temas y las contradicciones entre la legislación de estado y la federal son comunes. Ese año, la policía realizó controles de identidad a personas con rasgos latinos o de alguna otra etnia, poniendo en duda su estatus migratorio.

El martes 25 de octubre de 2016, Arpaio nuevamente fue acusado de desacato por no obedecer la orden de un juez en un caso de encasillamiento racial, es decir, por acusar a una persona basándose en un prejuicio racial y negarse a liberarla cuando el juez lo ordenó. No sería la primera vez que este Sheriff es enviado a juicio, pero siempre ha salido victorioso gracias al particular ordenamiento jurídico del estado de Arizona.

El voto duro de Trump en Arizona son blancos, mayoritariamente sobre 65 años. Gran parte de ellos son anti-inmigrantes, como Arpaio, y creen que los nuevos habitantes provenientes de otros países representan una amenaza para los valores tradicionales americanos. Sarah Hewett estudió en la Universidad Estatal de Oregón, hoy vive en San Francisco California, pero nació y fue criada en Phoenix, Arizona. Sus padres cumplen el perfil de los blancos mayores de 65 que apoyan a Trump. “Cuando Trump anunció la construcción del muro que nos separaría de México, mis padres decían que con medidas como esas volveríamos a ser grandes de nuevo: America will be great again”, cuenta Hewett.

Históricamente, la mayor parte del electorado de Arizona han sido blancos y conservadores, pero una creciente población latina está cambiando el panorama. La directora del Center for Neighborhood Leadership, Viridiana Hernández, dice que la comunidad latina se organizó en diferentes campañas para votar contra el odio o para promover que más latinos obtuvieran la ciudadanía. “El voto latino en Arizona creció un 20% respecto de la elección presidencial de 2012. Este año registramos 150 mil nuevas personas para votar. Especialmente se registraron personas que fueron afectados, latinos, inmigrantes, que están tocando puertas para sacar el voto”, dice Hernández.

“Se registró más gente para ejercer este voto, y los latinos que no tienen documentos están invitando a participar en las elecciones”, dice La directora de Por un Arizona unido, Julissa Villa.

Hernández participa también en una organización que está en contra de Joe Arpaio y contra el crecimiento de la figura de Donald Trump en ese Estado. “Arpaio hizo su fama haciendo daño a las familias latinas e inmigrantes mexicanos. Esta campaña que estamos tomando es para que se vote contra el odio, contra Arpaio, pero también contra Trump, de quien se dice que son almas gemelas”, dijo Hernández.

La directora de Por un Arizona unido, Julissa Villa, dijo que han visto cómo personas que tenían su residencia por 30 años en condados como Nogales, Yuma o Douglas, por primera vez, tuvieron interés por registrarse como ciudadanos para votar. “Definitivamente sí se registró más gente para ejercer este voto y los latinos que no tienen documentos están invitando a participar en las elecciones”, dice Villa.

Según los censos de 1990 y 2010, los hispanos han crecido en un 175%, mientras que los blancos pasaron de un 78% a un 58%. Los latinos de Arizona han mostrado un rechazo al discurso del candidato republicano, caracterizándolo como un discurso de odio. Ellos junto con el voto de los jóvenes, podrían dar vuelta el color del estado.

Hasta el 27 de octubre, en el voto anticipado, Clinton estaba ganando a Trump en 4.116 votos, cuando hace cuatro años, en 2012, a la misma distancia del día de la elección, los demócratas estaban perdiendo ese estado por 21.179 votos. En las últimas dos elecciones, dos tercios de votantes de Arizona sufragaron anticipadamente, por lo que la actual tendencia es importante.

Para tratar de asegurar el voto latino, el compañero de lista de Clinton, Tim Kaine, hizo sus grandes actos públicos — rallies — en Phoenix y Tucson, las dos ciudades más grandes donde pronunció discursos en español. Aquí, Michelle Obama ha pasado sus últimos días de primera dama buscando cambiar de color los 11 votos electorales de Arizona.

North Carolina: El mayor desafío de Trump

Fuente: Wikimedia Commons.

Desde el primer debate presidencial, Trump no ha podido liderar en las encuestas del estado que en 2012 le dio 15 votos electorales al entonces candidato republicano Mitt Romney. El factor decisivo es el voto de los blancos con estudios universitarios. En 2012, Romney ganó con una ventaja de 20 puntos. El 25 de octubre Clinton se adelantaba a Trump en un 2%, llevándose el 42% de los electores blancos con estudios universitarios según la encuesta de The New York Times/Siena College. Diferente es el escenario entre los blancos sin título universitario, donde Trump se impone con un 66% contra un 22% de Clinton.

Los condados donde la candidata demócrata se impone con una ventaja de 38 puntos son: Raleigh-Durham-Chapel Hill, donde se ubica la Universidad de Chapel Hill y el condado de Mecklenburg, que incluye la ciudad de Charlotte, la más grande del Estado y sede de las oficinas centrales del Bank of America, lo que supone presencia de un importante grupo de población de alto nivel educativo.

El voto temprano estaría confirmando esta tendencia, mostrando una ventaja de Clinton sobre Trump. Aunque según las encuestas de la Universidad de Quinnipiac o NBC/Marist (un instituto de opinión pública) aquellos que ya han enviado sus votos son demócratas registrados y no nuevos adherentes al proyecto de Clinton.

Utah: El estado del rojo profundo

Fuente: Wikimedia Commons.

1964 fue la última vez que Utah no fue pintado de rojo en los mapas electorales. Competían Barry Goldwater (republicano) y Lyndon Johnson (demócrata) quien ganó en Utah. Ese año, solo seis estados del sur no entregaron sus votos electorales al candidato republicano. Hasta hace un año no había dudas de que la tendencia iba a continuar. Hoy es incierto. No solo la diferencia entre Trump y Hillary se acorta, sino que también podría ser el único estado en que gane el candidato presidencial conservador independiente, Evan McMullin.

Según la encuesta de Emerson College del 19 de octubre, McMullin tenía una ventaja de cuatro puntos sobre Trump. Aunque en la última encuesta de la misma universidad del 2 noviembre, el resultado se invirtió dejando al mormón en segundo lugar. De lograr la victoria, esta sería la primera vez desde 1968 que un candidato de un tercer partido o independiente gane un estado y se lleve los seis votos electorales de Utah.

Evan McMullin juega como local. Es mormón y ex alumno de la Brigham Young University, la universidad mormona de la ciudad de Porvo. Entre 2001 y 2011 se desempeñó como agente de la CIA en operaciones antiterroristas en Medio Oriente y África.

Porvo ocupa el primer lugar en el ranking de las áreas metropolitanas más religiosas del país. Pero su conservadurismo tiene un sello especial: rechazan a los demócratas como promotores del aborto, pero se han mostrado favorables a la recepción de refugiados. Desde el fin de la Guerra de Vietnam en 1975 hasta ahora, el estado ha recibido unos 60.000 refugiados, registrando una de las tasas más altas del país. Su postura frente a ambos problemas responde a los principios básicos de su doctrina: el libre ejercicio de la conciencia, el derecho a la propiedad privada, la protección de la vida y un fuerte énfasis en que cada individuo es responsable de su propio futuro.

La política migratoria de Trump y la filtración de grabaciones sobre comentarios obscenos le han quitado popularidad y haría que por primera vez en su historia, los habitantes de Utah le den la victoria a un tercer candidato independiente.

De azul a rojo

El cinturón oxidado: Ohio, Michigan, Pennsylvania

Donald Trump tiene el ojo puesto en los estados del histórico cinturón de acero de los EEUU, hoy convertido en cinturón oxidado. Son antiguos centros industriales, hoy en decadencia por el cierre de las fábricas o su traslado a los países del tercer mundo. Allí el electorado del magnate se concentra en la clase trabajadora blanca, que ha perdido no solo sus lugares de trabajo sino también su sentido de pertinencia. Se trata de hombres en los que hace eco el discurso de Trump: un candidato lejano a lo políticamente correcto y que reflejaría el resentimiento y la agresividad contenida en los trabajadores de esta zona.

Ohio, Michigan y Pennsylvania. Fuente: Wikimedia Commons.

Estos estados del noreste del país, junto con Nueva York, alcanzan el 28% del PIB industrial nacional. El discurso de Trump apunta a que los acuerdos internacionales bajan y/o eliminan los aranceles de importación y por ende los bajos precios de los productos extranjeros se han hecho más competitivos en desmedro de los locales. Por ende, él busca rebajar los impuestos a los empresarios nacionales para fortalecer las industrias dentro del país.

La apuesta de la campaña republicana por el cinturón oxidado se reflejó en el hecho de que Cleveland, Ohio fue elegido como sede de la Convención Nacional Republicana en la que se proclamó la candidatura de Donald Trump. Desde ahí Trump ha tratado de presentar la situación de la región como catastrófica, pretendiendo minimizar los logros del gobierno de Barack Obama. “La situación en la economía americana es desastrosa”, dijo Trump esta semana en Naples, Florida.

Las estadísticas del Departamento de Trabajo muestran otra realidad. En Ohio la cesantía llegaba a un 20% al inicio de la era Obama y hoy está bajo el 5% del promedio nacional, alcanzando un 4,8%. Incluso en Michigan, cuya capital Detroit cuenta con barrios despoblados, fábricas abandonadas y fue el símbolo de la desaparición de la industria norteamericana en los primeros años del milenio, el desempleo no ha aumentado y se mantiene en un 4.7%. El único estado que supera la tasa de cesantía es Pennsylvania con un 5.7%.

Para Christine Sozio (26), trabajadora social en Cleveland, Ohio, las promeses de Trump de reactivar las viejas industrias no son efectivas. “La sociedad ya se reinventó y siguió buscando nuevos trabajos y áreas de desarrollo. Si vuelven a mandar a las personas a las antiguas fábricas, no van a salir de la pobreza”, comenta Sozio.

A lo mismo apunta la última encuesta de Reuters/Ipsos publicada el 3 de noviembre, a cuatro días de las elecciones, y que concluye que la promesa de campaña de Donald Trump de bajar las tasas de desempleo renegociando los tratados de comercio internacional no resulta atractiva en los antiguos estados industriales. “Lo atractivo de Donald Trump guarda relación con el resentimiento cultural y racial frente a los cambios demográficos más que con el descontento económico”, explica el profesor y experto en estudios sobre ideologías y partidos políticos en EEUU de la Universidad de Georgetown, Hans Noel.

La incierta Florida

Fuente: Wikimedia Commons.

Florida tiene 29 votos electorales. No solo es un swing state, un estado que varía de una elección a otra, sino que también es un tipping-point state, es decir, que está dentro de los estados que pueden dar el voto decisivo en el Colegio Electoral. Para estas elecciones es difícil predecir su comportamiento. Las encuestas cambian todos los días y ofrecen desenlaces diferentes.

Sobre la autora: Sofía Hidalgo Ulianova es estudiante de Periodismo y este artículo es resultado de su práctica interna en Km Cero.

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Periodismo universitario, reporteado y escrito por estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la UC. www.kilometrocero.cl