Luis Vázquez, 76 años, aseador:

Tras las cortinas de la galería del Crowne Plaza

Por María Ignacia Olave

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“El 19 de octubre de 2019 trabajaba como todos los días aquí en la galería. En ese tiempo nos quedábamos hasta las siete de la tarde o incluso más. De repente, vino mi jefe y dijo que había que cerrar. Bajamos las cortinas y nos quedamos cuidando para que no entraran. Cuando ya estaba todo cerrado, las primeras personas que empezaron a llegar fueron unas niñas. Tenían su lado más pacífico, porque, en el otro extremo, estaban los muchachos que se enfrentaban con Carabineros.

Los días posteriores al estallido igual tenía que venir a trabajar. Nos pasábamos aquí todos los días. Llegaba a las ocho de la mañana y me iba a las seis. Desde las una de la tarde ya veía a la gente enfrentándose con Carabineros. Creo que eso era a lo único que venían.

En la otra galería entraron a saquear, desde la mitad hacia la Alameda. Se robaron un montón de guitarras y quedaron todos los vidrios rotos. Yo siempre he opinado que todo esto era un 50 y 50, porque también había jóvenes buenos. En las tardes, cuando me tenía que ir, mi jefe salía de la galería y levantaba la mano o silbaba y venían dos cabros de la primera línea y me sacaban abrazado. Me decían: “ya tata, agache la cabeza y no mire pa’atrás, váyase derechito nomás” y me dejaban en la esquina. Desde ahí tenía que caminar hasta la estación de metro Plaza de Armas o Universidad de Chile, dependiendo de cuál estuviera abierta. Así era todos los días.

Actualmente, se encuentran varios locales vacíos y es lamentable, porque antes éramos seis personas y ahora soy el único que hace aseo en las dos galerías. No me he ido porque me gusta estar aquí, nadie me molesta y mi jefe sabe lo que debo hacer. Ahora siento que está más tranquilo: cierran la galería más temprano y los muchachos hacen maldades de la calle Portugal hacia el centro. Y si vienen, pasan por afuera nomás”.