Agilidad: cuando el riesgo del todismo es caer en el nadismo

Ezequiel
Knowment
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2 min readJun 26, 2023
SAFE 6.0 (¿Un ejemplo de todismo)

Aún recuerdo hace unos 15 años atras, cuando hablar de agilidad estaba principalmente relacionado al mundo del software y de los proyectos. Marcos como Scrum aparecían como una alternativa simple y liviana (en términos de “proceso”) frente a la “pesadez” de los marcos tradicionales.
Acá hay algo interesante, pensamos muchos.

El tiempo pasó, y fuimos descubriendo que la agilidad, sólo aplicada a un ámbito no era suficiente para cambiar las organizaciones. Empezamos a hablar de agilidad de negocios y agilidad organizacional.

Esta expansión tuvo su costado positivo: muchas organizaciones y personas empezaron a cuestionarse seriamente sobre cómo generar valor en entornos complejos y cambiantes, sobre la mejor forma de organizarse y, por qué no, sobre propósitos, liderazgo y la propia naturaleza del trabajo. (Yo creo realmente que las organizaciones pueden incrementar su adaptabilidad, y que para eso hay que tener una mirada sistémica y multidimensional).

Pero también, este crecimiento tuvo un costado negativo: la expansión trajo nuevos jugadores con viejas prácticas, buscando monetizar la agilidad, industrializarla, volverla negocio. Lo que al principio era un espacio de aprendizaje y desarrollo, se empezó a plagar de ego, y especulación.

En algún punto la popularidad llevó a extender la agilidad a todo ámbito. El manifiesto ágil y sus principios, empezaron a ser extendidos y reinterpretados. Aparecieron manifiestos de agilidad aplicada al marketing, a RRHH, a áreas de auditoría. Cada uno, con su correspondiente referente, su certificado y su conjunto de prácticas (muchas de ellas muy valiosas, otras una reinterpretación limitada del concepto original).

La definción holística y permivisa de la agilidad, su propia naturaleza sistémica la llevó, en algunos casos, a estirar tanto el concepto de “lo ágil”, que desde mi punto de vista, empezó a amenazar su “ethos”. Si, la agilidad se viene “aguando” tanto, que pronto será oceano de 5 centimetros, más que un pozo profundo de saberes.

Es el riesgo del todismo: si todo es ágil, entonces nada es ágil.

Ejemplo chiquito: la imagen de abajo es la versión 6 del Marco SAFE. Sin entrar demasiado en debate sobre el mismo (tiene sus detractores y sus patrocinadores, como todo), creo que refleja hasta que punto tratar de armar un “framework que incluya todo”, puede llevar a algo que mucho sienten lejos de la agilidad.

Par cerrar: no perdí la fé. Sigo apostando a la agilidad. Y también reconozco la necesidad de marcar un poco más claramente de qué hablamos cuando hablamos de “ser ágiles” y de “mindset” y de “marcos ágiles” o “agilidad organizacional. Me quedo también con conceptos que invitan a la reflexión, como el “corazón de la agilidad” de Alistair Cockburn, que ya tiene unos años, pero que es un buen punto de partida para volver a repensar la agilidad.

#agilidad #agile #scrum #SAFE

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Ezequiel
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Agilidad e innovación. Coaching ágil & organizacional. Personas, equipos y organizaciones más efectivas.