Perspectivas Mentales: Nuestra capacidad de co-crear un mundo mejor

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4 min readSep 2, 2021

Escrito por hijoselva, Productor, permacultor, soñador, creador, agricultor sintrópico

A mediados de los años noventa el científico japonés Masaru Emoto, sostuvo un vaso de agua, le dijo ¡te amo!, congeló el agua para extraer una pequeña lámina de hielo y la puso bajo el microscopio para tomarle fotos y se topó con un momento alucinante: se percató que las moléculas del agua congelada tenían colores claros y formas asimétricas lindas y llenas de luz, perfectas y armoniosas. Su curiosidad lo llevó a hacer lo mismo en condiciones opuestas. Agarró un vaso de agua nuevamente y esta vez le dijo ¡te odio! Repitió el experimento y al extraer una lámina de hielo y tomarle fotos pudo ver que las moléculas de agua estaban oscuras, totalmente opacas, y sus formas geométricas que tenían total asimetría estaban retorcidas y deformes. Era la primera vez en la que a través de un experimento científico se pudo ver el poder de nuestra mente, nuestros pensamientos y emociones; comprobaron la capacidad que tenemos de poder modificar la materia a distancia. ¡Cuánto sentido! dije, recordando las veces en las que mi madre me decía que las palabras pueden doler más que los golpes y que agradecer por nuestros alimentos y bendecirlos los hace más ricos y nutritivos. Una vez más quedé maravillado ante mi comprensión de una de tantas enseñanzas de antaño que seguían más vigentes que nunca el día de hoy.

Análisis de la estructura del agua expuesta a diferentes exteriores. Extraído del trabajo del Doctor Masaru Emoto.

En estos momentos de decadencia en nuestra sociedad, dónde la salud, la alimentación, la educación y la energía son puro negocio y están orientados a una cultura de incentivos financieros sin importar su costo, es importante recordar el poder de nuestras mentes y el aprecio de nuestras intenciones para con los demás y para con nosotros mismos. Si unimos nuestras conciencias con un sólo propósito, podremos entrar en una nueva edad dorada donde todos libran sus propias batallas, cada persona es un universo entero, y llena de tristeza ver tanta injusticia y desigualdad en la sociedad supuestamente “civilizada” donde la medicina moderna ha avanzado tanto que, parafraseando a Huxley, casi no queda ningún humano sano. Y así, como en aquellas historias de futuros distópicos, la libertad de la humanidad está también bajo amenaza. Esto me hace entender que si seguimos por ese mismo camino, convertiremos nuestro paraíso en un infierno para todos y no sólo para unos pocos. Estamos siendo condicionados a creer que gozar de nuestra libertad y de la vida y nuestros seres queridos es ser egoísta, y que llenar nuestros organismos de fármacos con efectos secundarios aún desconocidos en su totalidad es la única salida, olvidando al gran Hipócrates donde enseñó que la verdadera medicina es nuestra comida.

Hoy más que nunca debemos volver a practicar las cosas lindas y simples de la vida: meditar para cultivar la mente y sembrar nuestros propios alimentos. Buscar la soberanía alimentaria es como imprimir nuestro propio dinero y gracias al internet, la información está al alcance de nuestras manos. Vivir la vida asustados pensando que algo en el aire nos puede matar no es vida, es supervivencia, y ese estado causa estrés totalmente innecesario. El miedo mata, eso es muy cierto, y lo hace lentamente. “Prefiero la libertad en peligro que la seguridad en la esclavitud,” decía Rousseau. Cada día es un regalo y debemos aprovecharlo al máximo. Ahora más que nunca debemos apoyarnos unos entre otros y compartir los conocimientos que hemos ido adquiriendo a lo largo de los últimos siglos. La verdadera revolución es la auto educación y debemos estar dispuestos a desaprender todo lo aprendido; ya que la misma ciencia está en constante cambio y evolución, así como nosotros y la vida misma. El crecimiento personal y colectivo no debería ser frenado por la avaricia de unos pocos. Además, debemos ponerle mas énfasis a lo que nos dicen nuestros instintos; los medios de comunicación nos regalan miedo para luego vendernos seguridad — no debemos pisar el palito. Afortunadamente son justamente estos momentos de desigualdad y opresión que generan el cambio y debemos reconocer que de esas situaciones nacen las revoluciones.

Al recordar los experimentos de Masaru no puedo más que relacionarlo con una gran enseñanza de uno de mis libros favoritos llamado El kybalion. En estos textos uno aprende de las leyes herméticas y la primera ley de todas, es la ley mental: la mente es el universo y el universo es la mente, lo que uno piensa, uno crea y lo que uno crea lo atrae y manifiesta. Esto sin olvidar que para vivir nuestros sueños debemos ser consecuentes, practicando lo que predicamos. Escribiendo este texto me lo recuerdo también a mí mismo, somos seres poderosos pero hemos olvidado nuestras raíces divinas y hoy más que nunca debemos recordarlo y realizarlo. Es increíble que recién en las últimas décadas, gracias a la física cuántica, hemos podido aprender que todas estas 7 leyes que tienen miles de años de antigüedad han sido comprobadas como veraces. Hay mucho que tenemos que re-aprender de nuestros antepasados, compartir estas enseñanzas y ponerlas en práctica con la máxima intención de crear un mundo mejor, un mundo que todos merecemos y que muy pronto estoy seguro, ¡disfrutaremos!

Cierro este pequeño texto recordándoles que lo más importante hoy en día es ser empáticos y solidarios, y que tratar a nuestro prójimo como queremos que nos traten a nosotros mismos es clave. No todos estamos en el mismo barco, estamos en la misma tormenta y algunos están en yates, otros en buques, otros en pequeñas balsas y muchos están ahogándose. Siempre que puedas da la mano que el mundo da vueltas y lo que uno da, ¡recibe siempre!

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