Besos Censurados
Escribo esto a solo unos minutos de que termine el Día Internacional del Beso más triste de la historia. No lo hice antes porque me lo pensé mucho… “No Nadia, es un tema demasiado trivial en medio de tanta calamidad. A nadie le importará. No tienes derecho”, pensé. Pero ya es casi media noche, hora en la que Cenicienta se olvida del ‘qué dirán’ y reconoce que es una besucona introvertida.
Hace sólo un mes y medio se podían tirar besos de cerca o de lejos. No nos dimos cuenta de lo lindo que era eso hasta que vino el riesgo de contagio y, con ello, la temible censura. Pero esta no es la primera vez que los besos son considerados una amenaza.
Hace más de un siglo se filmó el primer beso en la historia del cine y fue todo un escándalo. No, no se imaginen uno de esos besos que te obliga a tapar los ojos de un niño. Es un beso muy prudente de 47 segundos entre John Rice y May Irwin. Vamos, casi ni es un beso, pero aún así causó estrépito.
El Beso, como se llamó al corte, resultó un inusitado éxito al mismo tiempo que el cine comenzó a considerarse impúdico.
La desaprobación era tal que en países como España, en los primeros años del franquismo, la censura cortaba salvajemente cuantos besos se veían en las películas. Lo mismo pasó en Italia y los sabemos por ‘Cinema Paradiso’, película que retrató aquella realidad de manera magistral.
Entonces… ¿por qué nos gustan los besos y por qué también nos incomodan? ¿Por qué nos afectan de todas las formas posibles aún si sólo estamos viendo a quienes se besan? No, no voy a explicarles eso que Google les dirá de mil maneras, desde la científica hasta la esotérica, sólo diré lo que pienso, al fin es media noche.
Los besos se extrañan porque tocan el alma. Les tememos porque nos descubren. Nos desnudan. Revelan al otro, lo transparentan. Nos acercan, nos impactan.
Los besos son un indicio de eso que llamamos ‘amor’.
Son arma. Son paraíso. Son crueldad.
Pues bien. Ya que hoy todos compartieron sus escenas favoritas de besos, yo les dejo la mía:
Cuando Salvatore Di Vita recibe un misterioso regalo de Alfredo, nunca se imagina que se trataría de los besos censurados por el sacerdote del pueblo. Una colección conmovedora.
Para terminar, no sólo les dejo el soundtrack. También la fórmula:
Besos censurados + Ennio Morricone = Cinema Paradiso.