¿Te sientes en control?

El cambio es la única constante. Es una verdad que sabemos y que, sin embargo, no logramos asimilar de una manera profunda… hasta ahora.

Carlo Ferreiro
Krônicas
4 min readApr 27, 2020

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© LEEANN RAMEY ART. Contemporary expressions through color and texture.

Conforme uno va creciendo se da cuenta que son más las cosas a las que uno le tiene miedo. Subirte a un avión y ver el mundo a 12,800 metros de altura ya no es una actividad que evoque a la imaginación y a la diversión; es una tarea que requiere de una valentía igual a la de un superhéroe. Por la cabeza de un adulto pasan todas las cosas que podrían salir mal y nos consolamos con el dulce e impreciso estadístico de que: “Los aviones son más seguros que cualquier otro medio de transporte”. Lo anterior es una mentira que nos contamos con la finalidad de no caer en el pánico que seguramente durará las horas que te encuentres dentro de ese espacio tan limitado y aparentemente frágil que sostiene tu propia vida. Si bien es cierto que estudios como los del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) aseguran que la probabilidad de morir en un accidente aéreo es de 1 en 60 millones de vuelos; la realidad es que al momento de comparar contra otros medios de transporte y agregar el elemento distancia a la ecuación, puede ser que nuestro amuleto de la buena suerte, no haya sido otra cosa más que un placebo mental.

Es de esta forma que navegamos por la incertidumbre de un universo que no comenzamos a comprender, buscando la forma de mantener control sobre las pocas cosas de las que tenemos certidumbre. El método científico, cuyos primeros posibles registros —un manual médico egipcio que data del 1,600 a.C.— ha prometido, desde entonces, ayudarnos a entender el mundo a partir de esperar que se comporte de la misma forma cada vez que ejecutamos una acción. Pero, ¿qué sucede cuando esta ley se rompe? Regresando a la ciencia: todos los días las leyes son revisitadas, revaluadas y reescritas por la comunidad. Leyes escritas por Einstein hace 100 años fueron puestas en duda y/o mezcladas con las teorías de Hawking quien, a su vez, hoy es revisado por científicos aún más actuales. Sin embargo, nosotros, los humanos más corrientes (o por lo menos con IQ más convencional) no estamos acostumbrados al cambio, utilizamos las rutinas y patrones para llevar nuestra vida dentro de un control. Es por eso que te enojas cada vez que alguien mueve algo de “su lugar”.

Pero, ¿qué sucede cuando las cosas se salen de control? Cuando algo que parecía muy improbable, como una pandemia, ocurre y de un día al otro tenemos que afrontarnos a una nueva realidad. Los humanos, como seres adaptables que somos, buscaremos la forma de sobrellevarlo. Sin embargo, el trauma —ese evento o hecho que amenaza nuestro bien estar— ya sucedió. Un día te levantas y sin entender realmente por qué debes mantenerte en casa (al parecer, alguien en China se comió un murciélago) y hacer las cosas de una manera diferente. En un inicio, para algunos, todo podría parecer idílico y hasta algún punto divertido; todos disfrutamos de poder trabajar desde casa o en unos casos algunos días libres, pero la nueva realidad y sus innovadoras reglas acechan, tarde o temprano, la estabilidad de todos los individuos. De inicio, los medios que sueles consumir parecieran replicarse a sí mismos con los mismos artículos y temas. Las notas políticas, económicas, de entretenimiento y deportivas circulan sobre un mismo eje que no terminas de entender y del cual te sientes amenazado. Por un momento, te crees protagonista de la siguiente película de Darren Aronofsky.

En este momento no te sorprendería si un coche con un conjunto de individuos vestidos de negro te secuestran y te ofrecen la decisión de tomarte una pastilla azul o una pastilla roja (de dudosa procedencia) que te hará ver “qué tan profundo es el agujero del conejo”.

Conforme el tiempo va pasando lo que en algún punto parecía inimaginable se vuelve realidad. Los pájaros cantan en la Ciudad de México y tu celular te notifica que la calidad del aire en marzo es aceptable. Sin embargo, las estructuras que jurabas serían inamovibles se derrumban abriendo paso a una incertidumbre que solo anuncia que todo aquello de lo que creías estar seguro ya no lo es. Sólo puedes tener una certeza: todo puede suceder. En este momento no te sorprendería si un coche con un conjunto de individuos vestidos de negro te secuestran y te ofrecen la decisión de tomarte una pastilla azul o una pastilla roja (de dudosa procedencia) que te hará ver “qué tan profundo es el agujero del conejo”. Si les pasa lo anterior, siempre digan que no, ese tipo de sustancias no llevan a un buen final. Tal vez por eso la CIA decidió liberar 10 artículos confidenciales sobre objetos voladores no identificados durante esta temporada; al fin y al cabo: ¿qué más podría sorprendernos en este momento?

El evento más inesperado del año, El COVID-19, nos regaló un conjunto de sentimientos que tal vez no sabíamos que existían. Dentro de ellos, el profundo entender que realmente tenemos control sobre tan pocas cosas en la vida que solo nos queda echarnos para atrás y disfrutarla. Eso no significa que perderemos el nervio al subirnos al siguiente avión; sencillamente, sabremos que no hay nada que uno pueda hacer. Lo impredecible es inminente, por más que trates de detenerlo; el universo es un lugar extraño en el que lo único constante es el cambio. Hace 49 años David Robert Jones, mejor conocido como David Bowie, escribió Changes donde nos invitó a voltear y enfrentar los cambios.

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