Confieso que he votado

Dan Cortés
Laŭ mi
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3 min readApr 14, 2018

Recuerdo cuatro procesos electorales en mi vida.

En el 2000, yo tenía 14 dulces y tiernos años, cuando vi por la televisión a Vicente Fox celebrando la victoria del PAN tras las elecciones. Ver al PRI, el partido que había gobernado durante 70 años, perder la presidencia, me impactó y la imagen de Fox sonriendo, alzando los brazos, frente a una multitud que, enardecida, lo vitoreaba, me erizaba la piel y me hacía pensar que las cosas, por fin, estaban cambiando en nuestro país.

En el 2006, tenía 20 años cuando me integré en el contingente zapatista que estaba tratando de “sabotear” las elecciones con “La Otra Campaña”. Fui a reuniones de planeación para recibir a las caravanas zapatistas con unas personas sumamente extrañas que aguantábamos el calor con tepache y convocábamos a una movilización social imposible de suceder en Mazatlán. Hasta vine a la CDMX a marchar, nos plantamos en el zócalo, escuchamos al subcomandante Marcos decir que nuestro lucha era por nuestro derecho a gobernar y gobernarnos, y por un mundo donde cupieran muchos mundos. Y otra vez creí en la democracia.

En el 2012 me decidí a participar por fin en el juego electoral… Anulé la boleta federal con un gran RATEROS por toda la hoja, y en la local, me decidí por Mancera y otros candidatos del PRD que también estaban participando. Me arrepentí muchísimo casi de inmediato, después de ver cómo Peña Nieto ganaba en medio de un escándalo de fraude y movilizaciones y caos por todo el país. Después, empecé a dejar de creer tanto en la democracia.

Creo, sin duda alguna, en el poder de las comunidades, en la voluntad y en el trabajo colaborativo de las personas. Creo en el poder de los símbolos, los mitos y los rituales para brindar a una comunidad de una identidad compartida que nos permita vincularnos y establecer lazos de cooperación y respeto mutuo. Creo que confrontarnos directamente con la otredad, la propia y la ajena, es el camino más rápido y más efectivo hacia la construcción de comunidades que nos permitan desarrollarnos plenamente.

En lo que no creo, es en un sistema que utiliza el engaño y la mentira para someter y explotar. No creo en líderes falsos, con intereses falsos, haciendo promesas falsas para ponerte de su lado, rindiéndose al burdo espectáculo del marketing político, esa ficción que ya nos tiene hartos, un mito que todos estamos deseando desterrar, olvidar para siempre, dejar de verlos a ellos y sus payasadas, para voltear a vernos a nosotros mismos, y por fin, encontrarnos.

Este año, soy de ese sector que se llama de “indecisos”. Estoy entre un par de candidatos, volver a anular mi voto, o ni siquiera ir a votar. Aún tengo unos meses para decidirme. Pero de verdad me siento en una cruel encrucijada, igual que muchas otras mexicanas y mexicanos que ya estamos hartos de este chiste mediático llamado “democracia mexicana”. Yo no quiero ese país. No lo quiero más.

Bueno, eso según yo. No sé ustedes qué opinen.

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