Quién es Quién en la Invasión Rusa a los Estados Unidos

Matt Hassan
Políticamente Incorrecto
6 min readJan 13, 2017

Meses antes de la victoria de Donald Trump, salió a la luz uno de los escándalos más serios en una elección de por sí muy alborotada. WikiLeaks publicó casi 20 mil emails filtrados de la Convención Nacional del Partido Demócrata, la institución encargada de proclamar al candidato presidencial por ese partido. En los correos no sólo se hacía alusión a una posible competencia con Donald Trump; los mensajes filtrados confirmaban un secreto a voces: que el Partido Demócrata no tenía intenciones de garantizar una competencia justa en sus primarias, y que el establishment del partido consideraba necesario que la secretaria Clinton derrotase al senador Sanders como fuese necesario.

Poco después, las principales agencias de inteligencia, alertadas por sus pares británicas, dieron a conocer un dato que genera polémica hasta el día de hoy, dos meses después de las elecciones. En resumen, Rusia habría interferido en el proceso electoral para favorecer a Donald Trump en detrimento de Hillary Clinton. A partir de ahí, se empezaron a sumar acusaciones, agencias, rumores y opiniones, al punto que el tema fue perdiendo interés por efecto de la sobreinformación.

Para sintetizar lo que pasó en todos estos meses en torno a este asunto, Políticamente Incorrecto presenta el

#1 El Director de Inteligencia Nacional

Se llama James Clapper y es el coordinador de la Comunidad de Inteligencia, un grupo de 16 organizaciones de inteligencia (sin incluir la más importante y peligrosa de todas).

James Clapper medio constipado

En declaraciones conjuntas con el Departamento de Seguridad Nacional (un Ministerio del Interior mucho más serio) Clapper fue de los primeros en afirmar que Rusia filtró decenas de miles de emails de la Convención Demócrata para ser publicados por WikiLeaks.

A poco de empezar 2017, Clapper agregó que también fueron los rusos quienes diseminaron fake news para que recorrieran las redes sociales. Más aún, la Comunidad de Inteligencia dice estar segura de que el gobierno ruso tuvo siempre una preferencia por Donald Trump, le ayudó a ganar, e incluso el Presidente ruso habría dirigido la operación personalmente.

#2 La CIA y el FBI

La agencia que dirige John Brennan concordó con Clapper en cuanto al alcance y las intenciones de los rusos.

John Brennan oliendo un pedo

Tras procesar la información de las agencias coordinadas por Clapper, la CIA concluyó que hubo lazos concretos entre el Kremlin y WikiLeaks, y que los rusos tenían data tanto de la Convención Demócrata como de la Republicana, pero eligieron no filtrar la de ésta.

Y ahí empiezan los problemas.

James Comey, carne de cañón demócrata

Menos de un mes después, James Comey declaró que su agencia, el FBI, no encontró evidencia de que ni la campaña de Trump ni la Convención Republicana hayan sufrido un ataque. Más aún, las propias autoridades republicanas confirmaron que en ningún momento sus servers se vieron comprometidos, y que sólo se registraron ataques a individuos concretos ajenos a la elección.

#3 El Presidente de los Estados Unidos

Después de algunas conversaciones con su par ruso vía teléfono rojo (sí, todavía existe), Barack Obama ordena un reporte sobre el asunto mientras el Senado inicia una investigación bipartita.

El Pato Rengo

Como no hay mucho que un Presidente saliente pueda hacer, pero como al mismo tiempo ya no le debe nada a nadie, en diciembre Obama expulsa del país a 35 diplomáticos rusos como represalia por lo que considera una interferencia confirmada en asuntos del país.

#4 El Presidente de Rusia

El gobierno ruso no hace más que negarlo todo desde el primer momento.

Like a boss

Vladimir Putin responde a la medida de Obama diciendo que no se iba a rebajar al nivel poco amistoso de un gobierno saliente. Para aumentar el contraste, invita a 35 diplomáticos estadounidenses a una partuza en el Kremlin para celebrar el Año Nuevo.

Con todo, Putin aclara que se reserva el derecho a tomar represalias en el futuro, pero que todo depende de cómo encare el gobierno entrante las relaciones ruso-americanas.

En diciembre, el Secretario de Prensa Dmitry Peskov, llamó al gobierno de Obama a cerrar el tema o presentar evidencias concretas frente a tantas acusaciones.

#5 La Presidente Que No Fue

Un argumento que explicaría el motivo de una jugada rusa es que Putin acusó varias veces a Hillary Clinton de interferir en los asuntos internos de su país. Son varios los funcionarios del gobierno de Obama que coinciden en que Clinton era, por lejos, la funcionaria más agresiva respecto de una confrontación con los rusos para evitar que Putin se consolide a nivel doméstico y expanda su esfera de influencia en el este europeo.

+99% de chances de ganar, no puede fallar

Clinton culpa en parte a los rusos por su derrota y dice que Putin le recrimina las protestas sociales en Rusia tras las elecciones legislativas de 2011, las que la entonces Secretaria insistía a viva voz que estaban fraguadas. See what she did there?

#6 WikiLeaks

Desde el comienzo, el creador de WikiLeaks, Julian Assange, declaró que el gobierno ruso no era la fuente de los emails filtrados.

Los amigos le dicen “El Negro”

WikiLeaks insiste en que no tienen evidencias de que el leak se pueda rastrear a los rusos, y que tampoco están detrás de los emails de John Podesta, el jefe de campaña de Clinton. Assange dice que hasta un chico de 14 años podría haber hackeado el correo de Podesta.

#7 El Presidente Electo de los Estados Unidos

El eslabón más difícil de seguir en la cadena. Siguiendo su estilo, Donald Trump parece haber cambiado de parecer varias veces respecto de este tema.

El acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma

En 2014, Trump dijo estar de acuerdo con Comey (FBI) cuando alertaba una amenaza de espionaje informático por parte de los gobiernos ruso y chino.

En septiembre de 2016, dijo que nadie estaba seguro de quiénes eran los responsables del hackeo, poniendo en duda el rol de Rusia. Más tarde, cuestionó la existencia del hackeo y la capacidad de la CIA, recordando que eran “los mismos tipos que decían que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva.”

En ese entonces sostenía que todo el asunto era una cacería política, y que nadie parecía igualmente preocupado por el gobierno chino, que de manera similar obtuvo información clasificada sobre la actividad militar y el arsenal nuclear estadounidenses. Desde entonces, volvió a reconocer un posible hackeo e incluso la autoría del gobierno ruso.

Lo importante es lo que se saca en limpio: para Trump se le da demasiada importancia a un tema que a nivel electoral ya no le preocupa, pero que sobre todo no considera una prioridad ni un asunto aislado en cuanto a brechas en la seguridad nacional se refiere.

Bonus Track! Mi vieja CIA ya no es lo que era

La interferencia de los Estados Unidos en procesos electorales de distintas partes del mundo es una práctica que data, al menos, desde la creación de la CIA. Fue considerada una pieza fundamental de una estrategia necesaria para contener los avances soviéticos.

La estrategia consistía en patinarse millones de dólares para promover campañas en favor de candidatos amigos de Occidente, o al menos, enemigos acérrimos del comunismo. Se aplicó desde Italia a Afganistán, pasando por países tan distintos como Indonesia o Guatemala. Sirvió para instalar y sostener al último shah de Irán hasta que lo derrocó la Revolución.

Hoy, en cambio, las discrepancias con el FBI y las desmentidas de la Convención Republicana trajeron desprestigio a una CIA criticada hasta por el próximo Presidente; un contexto en el cual ser trolleada por un imageboard ciertamente no ayuda.

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