Rompiendo el Tablero

O cómo luchar sin apoyar a nadie.

Apocalipsis
Políticamente Incorrecto
2 min readDec 1, 2016

--

Blancas mueven, negras esperan: La batalla más clásica de todas.

Lo hayamos jugado o no, el ajedrez es una imagen común para casi todos. En 64 casilleros piezas blancas y piezas negras se juegan la vida. Si bien hay miles de estrategias, hay una realidad que ni los más expertos pueden evitar: Hay más combinaciones de movidas que galaxias en el universo (más de 100 billones).

Todos, tambien, alguna vez escuchamos la frase: ya está todo inventado, ¿no? Resulta ser que mientras todos calculaban y recalculaban movidas, a alguien se le ocurrió hacer un ajedrez…para tres jugadores. Un cambio que nos parece hasta obvio, pero que se le ocurrió a una persona antes que nadie. Ya no tenemos un rival sino dos, y quizás hagamos alianzas en el medio, etc.

Ahora dejemos el tablero e imaginemos al mundo. Se nota una polarización tremenda en la mayoría de los países del mundo, no sólo política sino social. Esta disputa comienza a globalizarse, recordando a algunos lo que era (salvando diferencias) la guerra fría. Kirchnerismo-Macrismo, Trump-Clinton, Brexit o Bremain. La lista sigue.

Si, tambien existe el Ajedrez para 4 jugadores.

El 2016 parece ser un año crítico, donde se dieron muchas pulseadas que, en el balance general, no satisficieron a lo que se llama “la izquierda”. Luego del boom de los “socialismos del siglo XXI” y el efecto Obama, parece haber una respuesta desde la derecha: Argentina, Brasil, USA, Reino Unido, etc.

Parece ser que muchas personas sólo quieren ir viendo qué bando tiene las de ganar, más por una necesidad de pertenencia ante el resto que principios o cosas similares. Saber cómo evoluciona esta reapertura de la Batalla Cultural no sólo es interesante sino necesario. Pero una pregunta, tímida, debe ser realizada a esta altura.

¿Es todo lo que nos queda? ¿Elegir sí o sí uno de los dos bandos? Cuando se polariza un enfrentamiento, se recrudece, se buscan aliados donde sea y los neutrales se refugian tomando partido. Empezamos a elegir no lo que queremos, sino lo que menos odiamos. Y si bien hay muchas opciones posibles, no deja de resultar un partido de Blancas contra Negras.

¿Y si rompemos el tablero?

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

--

--