La pericana de Toni
Sigo aquí, no me he ido, lo que pasa es que a veces necesito pisar el freno, cambiar de aires….
Estamos ya en febrero y parece que no hace nada que estaba pensando qué hacer para las fiestas de Navidad, ¡¡el tiempo vuela!! y, como decía mamina, “cuanto más mayor te haces más rápido pasa”.
Este año las Navidades han sido diferentes, por primera vez he disfrutado del encanto que tiene pasar las Navidades en un pueblo pequeño. Aunque la idea inicial era estar en Nochebuena y Navidad en la ciudad y después movernos hacia el pueblo, a última hora hicimos cambios y pasamos todas las fiestas en Relleu.
Mi marido me había hablado muchas veces sobre su infancia en el pueblo y siempre hacía mención especial a las fiestas de Navidad, no me extraña que las recuerde con tanto cariño. Aunque parece que sean unas fiestas que sólo se disfrutan cuando somos niños, os aseguro que no es así. Yo he disfrutado este año como en una segunda infancia, he vivido estas fiestas con la misma ilusión de cuando era pequeña y he descubierto una Navidad diferente.
El día 24, al caer la tarde, la colla “L’Aixama” recorre el pueblo cantando villancicos para acabar en la plaza de la Iglesia donde los más pequeños hacen cola para recoger sus “aixamas”, una especie de antorcha hecha con esparto seco que se prende y se rueda de manera que queden las brasas que iluminan la noche al hacer círculos. Lo típico es que sean los pequeños los que rueden “l’aixama”, pero yo no me quedé con las ganas ;-)
Después la cena familiar y Misa del Gallo, creo que ha sido mi primera Misa del Gallo, hacía frío, sobre todo en la Iglesia, pero el padre Juan se encargó de caldear el ambiente, al término de la eucaristía cogió su guitarra y bajó a cantar villancicos con los pocos que allí estábamos y como colofón una de las vecinas había hecho un buen “perol” de chocolate caliente que entraba de maravilla.
Aprovecho la estancia en Relleu para investigar sobre los platos típicos de estas fiestas, parece que uno de ellos es la pericana que se hace también en otros pueblos de la montaña alicantina. Toni, amigo de la infancia de mi marido, me enseña su versión heredada de su madre que aprendió a hacerla en Muro de Alcoy.
Habrá quien diga que esto no es una pericana, ya me lo han dicho por ahí, que si se hace de capellá, no de bacalao, que si tiene que llevar picante hasta que te haga sudar….. Estoy segura de que habrá otras versiones tan ricas o más que esta, pero a mi me encantó esta pericana.
El día de la fiesta de Sant Antoni del porquet (ya os lo contaré otro día que si no me alargo mucho) la hice y los invitados que teníamos en casa quedaron maravillados, ¡qué más puedo pedir!
Por si os animáis aquí os dejo la receta:
Ingredientes:
- 6 o siete pimientos secos
- 4 o 5 tomates secos (dependerá del tamaño) a más cantidad más acidez.
- 1 Cabeza de ajos
- Bacalao
- Aceite y agua
Elaboración:
- Asamos los pimientos con cuidado de no quemarlos para que no amarguen, en cuanto se hinchen los apartamos del fuego.
2. En una sartén ponemos la cabeza de ajo y el bacalao para que se vayan asando.
3. En una cazuela vamos poniendo los pimientos troceados y sin pepitas, añadimos los tomates secos también troceados. Incorporamos las mollitas de bacalao y los dientes de ajo pelados.
4. Ahora es momento poner aceite y agua en la misma proporción. En esta ocasión fue un vaso y medio de aceite y un vaso y medio de agua. Tiene que quedar todo cubierto, la cantidad dependerá de cuántos pimientos y tomates hayamos utilizado.
5. llevamos ahora la cazuela al fuego medio hasta que el agua se consuma y quede sólo aceite.
A mi me dijeron que se hace de un día para otro, pero yo no me resisti a hacer varios viajes a la cazuela la misma tarde en que la elaboramos.
Gracias a Toni por tan deliciosa receta, ¡Ché que bo! ;-)
